La implicación que tuvo el monarca británico Jorge VI durante los seis años que duró la Segunda Guerra Mundial es mundialmente conocida. El rey, lejos de encerrarse en su palacio, pasó largas horas conversando con el entonces primer ministro de Reino Unido Winston Churchill. Visitó personalmente a las tropas inglesas y pronunció aquel famoso discurso en el que apelaba a su pueblo a mantenerse firme "ante los oscuros días venideros". Incluso rehusó refugiarse en Canadá en los momentos de mayor riesgo, cuando Londres era bombardeada cada noche y la metralla también golpeaba al Palacio de Buckingham.
La cadena británica Channel 4 ha lanzado un documental histórico en el que ahonda y publica información exclusiva acerca de la participación de la Familia Real del Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial. En él se se asegura que tanto la reina Isabel Bowes-Lyon y su hija Elizabeth, la actual Isabel II, fueron partícipes del engaño que sufrieron los alemanes sobre en qué lugar de la costa europea iban a desembarcar las tropas aliadas.
La Unión Soviética avanzaba desde el este y los Aliados necesitaban llegar antes que ellos a Berlín. Para ello, pretendían iniciar una gran ofensiva en el ala oeste del viejo continente. Los alemanes lo sabían y tenían toda una red de espías para estar al tanto de cualquier movimiento enemigo. Lo que no contemplaban era que los ingleses consiguieron captar a los espías alemanes para que actuasen como agentes dobles.
Así lo refleja el documental D-Day: The King Who Fooled Hitler, donde se menciona un informe con todos los detalles de la misión secreta. La Familia Real acudía a diferentes puntos estratégicos con la excusa de motivar a las tropas, lo cual daba indicios a los nazis de suponer en qué zona podría iniciarse la ofensiva. Sin embargo, la información que recibían estaba adulterada por los espías alemanes que trabajaban para Reino Unido. "Dos miembros del Servicio Secreto, el MI5, me explicaron cómo las visitas del rey en los próximos meses podrían ayudar al plan secreto de engañar a la Inteligencia alemana con respecto a la hora y el lugar de la Operación Overlord —lo que en un futuro se llamaría la batalla de Normandía—", escribió el secretario privado del monarca Sir Alan Lascelles el día 3 de marzo de 1944 en su diario.
Sin embargo, no fue sencilla la aprobación de la inclusión de Jorge VI en la estratagema de los servicios secretos. Su hermano mayor, Eduardo VIII, quien se había visto obligado a abdicar en 1936, simpatizaba con la causa nazi e incluso tuvo un encuentro con Adolf Hitler en su visita a Alemania en 1937. Cualquier filtración a los alemanes sobre la intervención de la monarquía británica en asuntos militares podía entorpecer meses de trabajo.
El libro que desapareció
Una vez finalizada la guerra, John Masterman, el académico encargado de supervisar el comité de inteligencia en relación a los agentes dobles, escribió un libro en el que detallaba todas las acciones tomadas durante los años de la contienda bélica.
En 1950, Masterman envió el libro al Palacio de Buckingham para que estuviera en manos del rey —al menos por un tiempo—. Casi un año después, el silencio del monarca, que además padecía cáncer de pulmón, inquietó al académico inglés. Falleció poco después, en febrero de 1952 y no había rastro de ningún libro. No se supo nada hasta que la Reina Madre ayudó a encontrarlo.
El documental de Channel 4 no hubiese sido posible sin las aportaciones de los investigadores Richard Aldrich y Rory Cormac, quienes han revelado, "por primera vez", la "artimaña del rey Jorge VI para desviar la atención alemana del desembarco de Normandía en 1944".