A los coches (y usuarios) de vehículos eléctricos se les acaba de abrir un nuevo frente. Y no hablamos de que el precio de adquisición de este tipo de coches es más elevado, que las ayudas no son directas y se cobran muy tarde o que la infraestructura de recarga tiene mucho margen de mejora.
El reto que ahora se ha puesto sobre la mesa es que a este tipo de vehículos se le mira con mucho recelo por parte de los gruistas, los empleados que prestan auxilio en carretera. Tanto es así que los gruistas incluso han llegado a señalar que, de seguir en las condiciones actuales, podrían dejar de prestar el servicio a los coches eléctricos que se averíen o tengan un accidente.
Quien ha realizado estas declaraciones a EL ESPAÑOL es Xavier Martí, portavoz de la Alianza Nacional de Auxilio en Carretera, organización que engloba la mayoría de asociaciones territoriales de empresas de asistencia en carretera.
Según Martí el principal problema radica en la batería de un coche eléctrico y en la manipulación de un vehículo cuando queda averiado o tiene un accidente: "El voltaje de un coche eléctrico no son 12 voltios de un coche de combustión. Los coches eléctricos tienen una batería de alto voltaje recargable que transporta varios cientos de voltios. Y aquí es donde surge el problema, porque en el caso de tener que manipular un coche de estas características requiere una formación específica".
Una formación específica que precisamente no se está impartiendo, según señala este portavoz. "No todas las empresas de auxilio en carretera pueden dedicar tiempo y dinero para la formación de sus trabajadores para tratar con este tipo de vehículos. Sobre todo teniendo en cuenta lo que pagan las aseguradoras, ya que no salen las cuentas", nos dice.
Y ahora viene lo más grave y es que, como la asistencia de un vehículo eléctrico podría no ser rentable, desde esta asociación están advirtiendo que ya "hay empresas de auxilio en carretera que están rechazando asistir a un coche eléctrico".
Pero vayamos al inicio del problema. ¿Por qué supone un riesgo asistir a un vehículo eléctrico si sólo es cuestión de subirlo a la grúa y llevarlo al taller?, preguntamos a este portavoz.
Y este nos responde: "Un coche eléctrico que ha tenido un accidente puede tener un cortocircuito y en algunos casos concretos hemos visto explosión de las baterías. Y todo esto puede traer consecuencias graves para el operario o para el usuario si está cerca del coche", señala.
Pero, si no hay accidente, dónde está la complejidad, volvemos a preguntarle. "Cuando un vehículo eléctrico tiene un problema es muy probable que te quedes sin alimentación. Y esto hace que te quedes totalmente bloqueado", comenta.
"Por lo tanto, es muy complicado cargarlo en una grúa salvo que se utilicen unos carritos, de los que no disponen todas las empresas. Además, todo este trabajo es costoso y requiere mucho más tiempo que remolcar un coche normal o un vehículo de combustión", continúa. "Y aquí es donde surge otro problema: las empresas de auxilio no quieren cubrir este tiempo de más de trabajo que supone cargar o remolcar un vehículo eléctrico en una plataforma de una grúa", afirma.
"Por todo ello, demandamos una formación específica que se puede dar desde las empresas de auxilio siempre y cuando cuenten con recursos para poder formar a sus operarios", señala.
"Por ello pedimos a las aseguradoras que la prestación de servicios a los vehículos eléctricos tenga unas tarifas diferentes que la que tienen los vehículos de combustión. De esta manera, con esta retribución adicional las empresas de auxilio podrían formar a sus operarios para evitar cualquier incidencia en el remolque o en la asistencia", concluye.
De ahí que los gruistas no sólo estén preocupados por la manipulación de un vehículo eléctrico y por la falta de formación, sino también por el mayor tiempo que tardan en una asistencia de estas características.
"Por lo tanto, si la aseguradora no quiere retribuir el mayor coste que tiene la asistencia, entonces se puede rechazar el servicio", comenta.
Como contrapartida, al menos Xavier Martí señala que los coches eléctricos no están necesitando de un mayor número de asistencias de las empresas de auxilio respecto a los vehículos de combustión, si bien "todavía el parque es pequeño", afirma. No obstante, sí señala que, al ser más tecnológicos, "en cuanto se enciende un testigo en el cuadro el usuario rápidamente llama a la asistencia", señala.
¿Y cuál es la respuesta de las aseguradoras ante la demanda de los gruistas?, volvemos a preguntarle. ¿Están de acuerdo en ofrecer más dinero por asistir a un vehículo eléctrico? Pues bien, en este sentido, según este portavoz, las aseguradoras "señalan que lo van a estudiar, pero llevamos cinco meses insistiendo en que tenemos que sentarnos y tomar una solución. Y por el momento no ha habido avances", concluye.
Saturación de los gruistas
Por último, este portavoz de las empresas de auxilio en carretera también señala que en momentos concretos la asistencia ante cualquier problema puede tener demoras. Y esto es algo que no sólo ocurre a los vehículos eléctricos, sino también a los de combustión.
Algo que viene determinado porque, según este especialista, algunas empresas de auxilio están priorizando a las aseguradoras que retribuyen los servicios un poco mejor.
"En este sentido, cuando la empresa de asistencia en carretera está saturada de trabajo, lo que hace es que rechaza los servicios que le entran obligando a la aseguradora a buscar a otra empresa de auxilio en carretera más lejana, lo que se traduce en más tiempo de espera al usuario sobre todo en fechas con más desplazamientos", concluye.
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