La historia del empresario Antonio Arrebola, fundador y propietario de la cadena malagueña de cafeterías y churrerías Tejeringo´s Coffee, es de la que son bonitas de contar. Un éxito tras muchas horas de trabajo y desgaste personal y económico. Pero la recompensa está ahí: es el rey de las churrerías en Málaga con 18 establecimientos en la provincia, 200 empleados y va a más, aunque con los pies en el suelo.
No entró en el segmento de las churrerías por casualidad, sino que viene de familia. La familia de su abuela materna era del pueblo sevillano de Herrera y uno de los hermanos decidió montar en Málaga un quiosco de churros tipo tejeringos, el de toda la vida. "Había mucha hambre en esa época y esos churros eran baratos de hacer y tenían un precio asequible", indica Arrebola a EL ESPAÑOL de Málaga.
El resto de hermanos siguieron el mismo camino y apostaron por el mismo sector. Uno de ellos era la abuela de Antonio Arrebola, que tuvo dos puestos de tejeringos en Las Lagunillas y en Los Palomares. Posteriormente, el negocio fue regentado por la madre de Antonio Arrebola y por su tía.
Con 13 años el empresario malagueño ya iba a echarle una mano a su madre. Con 14 años dejó el colegio y con 15 empezó a trabajar en el mítico Café Madrid, en pleno centro de Málaga. Estuvo cuatro años allí hasta que con 19 fue a hacer el servicio militar. Tras acabar la mili trabajó en otro par de sitios, pero ya tenía claro que quería tener su propio negocio.
El primer fracaso y el resurgir
Y lo hizo. Era 1997 y abrió una cafetería-churrería llamada Tejeringos junto a un socio. "Apenas tenía cuatro mesas y me fue fatal", recuerda. Tanto que acabó cortando la relación con este socio y dos años después, en 1999, abrió otro local en Churriana al que puso de nombre El Artesano.
Arrebola es hijo y nieto de churrera, mientras que su padre era fontanero. En ese momento su padre no estaba trabajando y decidió centrarse en ayudar a su hijo en su nuevo reto emprendedor. Cuando vaya usted a una cafetería de Tejeringo´s Coffe verá el dibujo de un señor en las servilletas y en el logotipo. Es su padre.
El arranque no fue tampoco sencillo. "En esa época nadie quería el churro tejeringo porque habían llegado las máquinas para cortarlos y eso hacía que se hicieran más rápidos y que se obtuviera una mayor productividad", recuerda Arrebola. Pero tanto él como su familia llevaban toda la vida haciendo churros tejeringos y querían seguir con la tradición.
Ni porras ni madrileños: estos son los churros que más gustan en Málaga
El Artesano, en Churriana, triunfó. Pero, ¿cual fue la clave? Antonio Arrebola afirma que tiene TDA (Trastorno por déficit de atención), pero "cuando pongo el foco en algo no lo suelto y me centré en qué tenía que hacer para mejorar los desayunos y en la estética del local, algo que nadie tenía en cuenta y mucho menos en una churrería".
En el primer aspecto, la calidad, hubo un momento fundamental. "Un día estaba preparando un café y un señor en la barra me dijo que no estaba bien, que estaba frío. Hoy en día es un amigo íntimo". Ese señor trabajaba en Carambuco y pasó a ser su proveedor. También apostó por un pan y embutidos de mayor calidad.
En el apartado de la estética, se puso en contacto con un reconocido diseñador de interiores e invirtió 100.000 euros en la reforma. "Me tuve que financiar en parte con los proveedores, pero lo tenía claro", afirma Arrebola.
"Cuando terminó la obra recibí muchas críticas, me decían que era demasiado bonito, que tenía unas cristaleras muy grandes y se veía a todo el que estaba dentro, que parecía Nueva York... Pero las ventas subieron un 35%", rememora.
Cogió el local de al lado, y luego otro, y otro. Pasó de 60 metros cuadrados a 180 metros. De un aforo de 25 personas a 150. Y de estar solo él como empleado a contar con 15. "El primer año estaba solo y no descansaba ningún día, y el segundo año descansaba solo una tarde a la semana". Sin esfuerzo, no hay recompensa salvo que se sea hijo de millonario. Y no era el caso.
El salto al centro de Málaga, la primera "hostia" y el éxtasis
Se corrió la voz y El Artesano estaba siempre de bote en bote, acogiendo a clientes de distintas partes de la provincia. "Pensé que era el momento de replicarlo", indica. Pero no quería mantener el nombre de El Artesano "porque estaba muy utilizado" y pensó en Tejeringo´s Coffee. "Era mezclar lo tradicional con lo nuevo, aunque también recibí críticas", narra.
Era 2013, abrió un segundo local en el centro de Málaga, en la calle Méndez Núñez. "Me equivoqué en muchas cosas y me llevé una hostia grande", subraya. ¿Por qué? Pensaba que con el éxito de El Artesano estaba todo hecho, pero nada más lejos de la realidad.
Abrió el establecimiento en mayo -un mes ya cálido para comer churros-, la calle no era la más adecuada en ese momento y no logró un buen nivel de ventas. "Mi socio, que entendía más de números que yo, me dijo que o hacíamos algo o en un año estábamos cerrados".
No solo lo levantaron, sino que lo convirtieron en un éxito total. "Lo primero que hice fue quitarme la americana y ponerme a hacer churros y currar como siempre. Luego hicimos cosas curiosas que nadie había hecho como poner una caja central para que la gente pagara ahí o poner fuentes de agua para los clientes", subraya Arrebola.
En Navidad, la cola para entrar era gigantesca hasta el punto de que la Policía Local les llamó la atención en varias ocasiones porque los clientes estaban cortando la calle. Hoy en día, diez años después, aún guarda varios vídeos de esos días y no puede evitar una gran sonrisa al mostrarlos.
La creación de Méndez Núñez fue también muy positiva en lo personal, porque curiosamente su actual esposa vivía en el piso de arriba del local y se enamoraron. Se llama Tamara Serralvo y es, además, una de las principales protagonistas del impulso de la cadena ya que es la subdirectora, la decoradora de todos los locales, animó a la creación de franquicias y, como dice Arrebola, "es mi disco duro externo y no decido algo sin preguntárselo a ella".
En lo profesional, fue tal el boom que se pusieron de moda y otros bares y cafeterías les copiaron el diseño. "Muchas decían que tenían churros tejeringos cuando ni siquiera los hacían", dice aún resignado.
El gran despegue
El nombre de Tejeringo`s Coffee empezó a sonar con fuerza y en 2014 -en plena crisis económica- empezaron a franquiciar de la mano de la consultora especializada Geomedia.
En estos 10 años han pasado de tener dos locales a 18 repartidos por toda la provincia, de los cuales 4 son propios (Churriana, Méndez Núñez, El Palo y Torre del Mar) y 14 franquiciados. En cada uno de esos locales hay unos 12 empleados, por lo que cuentan con más de 200 trabajadores.
Los hermanos de Antonio Arrebola, Eva y Daniel, también son emprendedores. Eva es naturópata y es propietaria de un comercio especializado en nutrición en Málaga capital, mientras que Daniel es actualmente propietario de la franquicia de Tejeringo´s Coffe en Parque Litoral.
Por ahora no han traspasado la frontera de Málaga. Abrieron un local en Sevilla, pero lo cerraron porque fue en plena pandemia. ¿Se plantean salir de Málaga? "A corto plazo no. Estamos muy enfocados en mejorar nuestros procesos internos y no queremos morir de éxito como le pasa a muchas franquicias", explica Arrebola, aunque no se cierra la posibilidad de abrir, por ejemplo, en Madrid u otra gran capital siempre que haya un franquiciado potente detrás. También se están planteando ampliar el horario de sus establecimientos e incluso incluir tapas, que se sumen a su oferta tradicional de churros y cafetería.
El rey de las churrerías en Málaga se llama Antonio Arrebola y Tejeringo`s Coffee es la historia de un éxito empresarial no exento, como es habitual en el camino emprendedor, de fuertes caídas. Su madre sigue en su local de Los Palomares. Su padre ya está jubilado y disfruta al ver el éxito empresarial de su hijo. Y al ver su cara en las servilletas y el logotipo.