El poderío de Chanel Terrero, representante de España en Eurovisión este año, que se celebra el próximo sábado, está posicionando a nuestro país entre las grandes favoritas a conseguir el micrófono de cristal en Turín. Pero ¿dónde se celebraría el certamen en 2023 si España gana?
Las primeras en ofrecerse a acoger el festival han sido Valencia y Torremolinos. Joan Ribó, alcalde de Valencia, ha declarado públicamente en un par de ocasiones que está dispuesto a celebrarlo. "Que venga a Valencia es una posibilidad que nosotros planteamos y que podría ser interesante", declaraba hace unos días.
La otra candidata, Torremolinos, cuna de la diversidad, también ha hecho público esta semana que creen que sería "una oportunidad para el conjunto de la Costa del Sol y muy especialmente para esta ciudad, que tiene todos los mimbres para ser sede del Festival de Eurovisión", en palabras de su alcaldesa, Margarita del Cid.
Sin embargo, no es la primera vez que Torremolinos se interesa por el festival de la canción europea. Ya lo hizo en el año 1980. En la edición del 1979, España estuvo a punto de ganar el concurso. Betty Missiego se quedó a tan solo nueve puntos de la victoria en Jerusalén (Israel) con su mítico tema Su canción. El ganador, el país anfitrión, Israel, con el tema Hallelujah, de Gali Atary & Milk Honey, que obtuvo un total de 125 puntos.
Cuando lo de ser anfitriona en 1980 parecía estar prácticamente imposible para España, tras quedarse, recordemos, a tan solo nueve puntos, cinco meses después, en agosto, los medios de comunicación israelíes publicaron que renunciaban a acoger el festival debido a los gastos que supondría. Celebrar Eurovisión suponía una inversión de 66 millones de euros.
Como España quedó segunda, trató de convertirse en anfitriona con Torremolinos, que estaba dispuesta a acoger el festival y su diversidad como municipio LGTBI. Se pusieron manos a la obra en cuanto se enteraron de la negativa de Israel.
Los diarios del 1979 narraban que el Patronato de Turismo de la Costa del Sol había iniciado ciertas conversaciones con la Subsecretaría de Estado de Turismo para promover la organización del festival en el mencionado Palacio de Congresos. Tenían que convencer a la UER.
A Torremolinos le costaría 80 millones de pesetas Eurovisión, pero el Patronato de Turismo aseguraba entonces que se trataba de "una inversión productiva". La propuesta del Palacio de Congresos como sede no terminaba de convencer y eso que había sido inaugurado en 1970 como algo casi único en nuestro país, comenzando a apostar por los congresos de turismo en España desde la Costa del Sol.
Sin embargo, las ilusiones para los torremolinenses se esfumaron de ipso facto en noviembre, cuando salió a la luz que Países Bajos sería la anfitriona en la edición de 1980 tras "no cuajar" la de España, tal y como comunicaron en un teletipo.
¿Tiene Torremolinos ahora oportunidades?
Siendo objetivos, Torremolinos lo tiene difícil, pero no imposible. Desde el consistorio insisten a este periódico que Torremolinos puede cumplir con todos los requisitos que Eurovisión solicita al host para 2023. Estos son: contar con un recinto que pueda albergar a unos 10.000 aficionados y un centro de prensa para 1.500 periodistas, 2.000 habitaciones de hotel para la prensa, público y organización, y un fácil acceso a un aeropuerto internacional.
El acceso sencillo al aeropuerto de Málaga-Costa del Sol lo tienen. Según la información que aporta Google Maps, el trayecto en coche del aeropuerto al Palacio de Congresos de Torremolinos dura unos 11 minutos (3km). En transporte público, entre cuarenta minutos y una hora pudiendo elegir entre el Cercanías o el autobús. Además, suma puntos que el aeropuerto malagueño sea el cuarto más importante de España. Este verano tiene previsto enlazar conexiones con 146 países del mundo.
En cuanto a las habitaciones hoteleras, Torremolinos cuenta con 54 hoteles abiertos en la actualidad a los que hay que sumar decenas de albergues, hostales y apartamentos. Es decir, que el cupo de las 2.000 habitaciones se cubre de sobra. De igual forma, siempre está la opción de que parte de los espectadores elijan la opción de alojarse en Málaga capital, donde hay también cientos de hospedajes hoteleros (y serán más para mayo de 2023).
Quizás donde el municipio vaya un poco más justo es en las características del recinto que plantean para albergar la final, el Palacio de Congresos de Torremolinos. Un edificio inaugurado en 1970, poco remodelado, y con capacidad para 4.103 personas en congresos. En los últimos años han sido varios los festivales de música que se han celebrado allí, con unos 10.000 asistentes, pero este periódico no ha podido confirmar el aforo máximo exacto que podría acoger el recinto en este tipo de eventos.
El edificio se organiza en dos plantas circulares en la que se distribuyen los diferentes auditorios de congresos, salas de comisiones, secretarías y dependencias anejas, algo que sería ideal para el festival a la hora de adaptar salones de prensa, reuniones...
Y, pese a que pueda parecer algo retro, el vestíbulo central lo preside una de las piezas más icónicas y elegantes del turismo de congresos y negocios en España: su gran cúpula translúcida y su lámpara de cristales en el centro de un techo de despiece radial, imitando las gotas de una cascada.
Puede que salgan los números, pero la realidad es que tanto la UER como los eurofans se han 'acostumbrado' ya a ciudades algo más grandes. En la última década las sedes de Eurovisión han sido las siguientes: Bakú, Malmö, Copenhague, Viena, Estocolmo, Kiev, Lisboa, Tel Aviv, Róterdam y Turín.
Pero ojo, que Torremolinos también tienen puntos positivos que le harían resaltar frente al resto de candidaturas. La principal, que es uno de los destinos LGTBI por excelencia. Celebra cada año el Orgullo por todo lo alto y cuenta con el Pasaje Begoña, un oasis de libertad para el colectivo LGTBI en tiempos en blanco y negro. Todo ello resulta brillante para acoger el certamen, puesto que gran parte del público eurofan está dentro del colectivo.
Peter Rehberg, un periodista alemán alegó en su ensayo Nacionalidad queer en el Festival de Eurovisión, que el certamen otorga a la comunidad LGTBI "ese derecho patriótico que se le niega en otros campos". El festival abraza la diversidad seas quien seas porque, como su lema indica, es el festival que tú quieres.
Por último, como punto positivo para Torremolinos, algo que aporta la Costa del Sol: el buen clima. Los eurofans disfrutarían, en caso de que Torremolinos sea la sede, de uno de los climas más espectaculares de Europa. De hecho, esta misma semana las playas ya están comenzando a llenarse por las altas temperaturas.
Analizado el panorama y las opciones que tiene Torremolinos para albergar Eurovisión, ya solo queda esperar a que Chanel Terrero levante el micrófono de cristal en Turín este sábado, con su tema Slomo. Si lo consigue, España ganaría Eurovisión tras 53 años de vacío por tercera vez. La primera fue en 1968 con Massiel y la segunda, un año más tarde, en 1969, con Salomé. ¡Vamos, Chanel!