Málaga va a tener que esperar algo más de lo inicialmente previsto para ver el arranque de las obras de construcción del puerto deportivo de San Andrés. Una pieza con la que dar cumplimiento a la vieja aspiración de la capital de la Costa del Sol de tener su propio Puerto Banús.
Porque la futura marina, emplazada en la zona oeste del recinto portuario, no sólo tiene la vocación de ser un potente punto de atracción para las embarcaciones deportivas, sino también la primera pieza de la transformación urbanística que ya empieza a dibujarse para este entorno geográfico de la ciudad.
Así lo constata el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio, quien ya se atreve a marcar sobre el calendario cuándo podrían iniciarse los trabajos físicos de una infraestructura que, de acuerdo con la oferta seleccionada, podría rondar los 60 millones de euros. El plazo de ejecución se estima en unos 24 meses.
Rubio, en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga, precisa que si se cumplen las previsiones actualmente fijadas, los trabajos deben activarse el próximo verano. Una fecha que excede los planteamientos realizados cuando en febrero de este mismo año se otorgó oficialmente la concesión demanial sobre el espacio a la empresa Al Alfia, que tiene tras de sí al mismo fondo de inversión que promueve la Torre del dique de Levante. Le acompañan en esta iniciativa Igy Marinas y Ocean Capital Partners, responsables de la explotación de la marina de megayates.
El motivo de esta dilación hay que encontrarlo en la necesidad de redactar, tramitar y aprobar un "pequeño" estudio de detalle exigido por la Gerencia de Urbanismo para ajustar la marina a la parcela reservada en San Andrés para la construcción del Auditorio de la Música.
"Esto va a obligar a un estudio de detalle muy pequeño", admite Rubio, quien cree que eso puede requerir de unos tres meses de plazo. Una vez requerido por el organismo municipal, el instrumento urbanístico se da casi por finalizado, momento en que será remitido a Urbanismo para la correspondiente tramitación administrativa.
Detalles de la marina
Más allá de los casi 600 amarres previstos en la marina, para embarcaciones de recreo y yates de lujo de hasta 60 metros, el proyecto recoge un importante desarrollo comercial, que dará cabida, según los promotores, "primeras firmas nacionales e internacionales". De hecho, en su memoria, Málaga San hablaba de la posibilidad de contar con marcas de lujo como Prada, Louis Vuitton o Gucci. Una oferta que se quiere ampliar con "firmas de prestigio gastronómico".
Dentro del futuro complejo se dibuja el llamado Complejo Náutico, con 1.820 metros cuadrados, que aspira a ser "hito referencial de la actividad social" de la ciudad. La idea es que sea punto de atracción para reuniones, comidas, celebraciones, estancias...
La planta baja contará con tienda náutica, gimnasio‐spa, guardería‐espacio infantil, salón de belleza‐peluquería, oficinas, cocinas y cafetería‐restaurante. Y en la planta superior, un restaurante "más selecto con comedores VIP y amplias terrazas descubiertas".
A ello hay que agregar una zona de ocio con el Embarcadero Turístico, desde donde se podrían realizar "paseos en barco con otras zonas portuarias o incluso con la terminal de cruceros". Una de las innovaciones principales pasa por recuperar la noria-mirador que fue desmontada hace varios años en la zona del Muelle Heredia. La propuesta recoge una instalación desmontable a modo de mirador turístico o noria de 45 metros de altura que se levantaría en la plaza urbana contemplada en la unión de los muelles oeste y sur.
La materialización del puerto deportivo, a juicio de Rubio, va a hacer que un entorno como San Andrés y El Bulto, "relativamente degradado", se convierta en una nueva centralidad. "Esa zona oeste se va a convertir en un punto enormemente atractivo para los propios vecinos de Málaga y los que nos visitan", destaca.