Casi un año después, Málaga está en disposición de poner en marcha el contador para la construcción de su particular Puerto Banús. Tras la tormenta judicial generada en torno a la marina de San Andrés, uno de los grandes proyectos de transformación del espacio portuario de la capital de la Costa del Sol, la calma.
Y con la misma, el hito esencial que va a permitir al mismo inversor de Catar que proyecta la Torre de 116 metros de altura en el dique de Levante poner en marcha la maquinaria con la que ejecutar una infraestructura náutica que va a situar a poco más de dos horas y media de Madrid medio centenar de atraques.
Este viernes, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL de Málaga, el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria va a aprobar la concesión por un periodo de 50 años de los terrenos en tierra y de la lámina de aguas necesaria para la ejecución de la marina deportiva de San Andrés.
Una operación que va a requerir una inversión de 44 millones de euros y en la que la empresa Al Alfia irá acompañada de Igy Marinas y Ocean Capital Partners, los mismos socios que explotan desde hace algunos meses la marina de megayates situada en los muelles 1 y 2 del puerto.
Este movimiento definitivo, que llega después de que los tribunales rechazasen las medidas cautelares solicitadas por otro de los licitadores al concurso, abre de par en par la puerta para avanzar en el largo camino que aún queda por delante. Porque tras el otorgamiento de la concesión, el consorcio empresarial dispondrá de un plazo aproximado de cuatro meses para redactar los proyectos constructivos. A partir de ahí, del orden de 24 meses más de obras.
Desde el punto de vista social, el impacto del puerto planteado es máxima. No sólo por aumentar la oferta de la capital de la Costa del Sol, que desde hace décadas aspira a disponer de este equipamiento, sino porque la iniciativa pretende transformar por completo el escenario portuario sobre el que se asentarán los atraques, creando una nueva centralidad urbana.
Detalles de la propuesta
A los 506 puntos de amarre ofertados, para embarcaciones de entre 8 y 50 metros de eslora, hay que añadir un desarrollo comercial que, de cumplirse las previsiones de los promotores, será un punto de referencia de "primeras firmas nacionales e internacionales". De hecho, en su memoria, Málaga San hablaba de la posibilidad de contar con marcas de lujo como Prada, Louis Vuitton o Gucci. Una oferta que se quiere ampliar con "firmas de prestigio gastronómico".
Dentro del futuro complejo se dibuja el llamado Complejo Náutico, con 1.820 metros cuadrados, que aspira a ser "hito referencial de la actividad social" de la ciudad. La idea es que sea punto de atracción para reuniones, comidas, celebraciones, estancias...
La planta baja contará con tienda náutica, gimnasio‐spa, guardería‐espacio infantil, salón de belleza‐peluquería, oficinas, cocinas y cafetería‐restaurante. Y en la planta superior, un restaurante "más selecto con comedores VIP y amplias terrazas descubiertas".
A ello hay que agregar una zona de ocio con el Embarcadero Turístico, desde donde se podrían realizar "paseos en barco con otras zonas portuarias o incluso con la terminal de cruceros". Una de las innovaciones principales pasa por recuperar la noria-mirador que fue desmontada hace varios años en la zona de Muelle Heredia.
La propuesta recoge una instalación desmontable a modo de mirador turístico o noria de 45 metros de altura que se levantaría en la plaza urbana contemplada en la unión de los muelles oeste y sur.
Para dar respuesta a las necesidades de los futuros clientes del puerto deportivo de San Andrés, el proyecto elaborado por José Seguí, incorpora 439 plazas de aparcamiento, 305 de ellas en superficie y 134 en un sótano previsto bajo los edificios comerciales.
Pero el desarrollo de esta actuación se dejará sentir en las cuentas de la Autoridad Portuaria. La oferta seleccionada en el concurso y a la que ahora se otorga la concesión fija el pago de un canon de actividad de casi 1,5 millones de euros anuales, lo que, para el conjunto de la concesión, se traducirá en unos 75 millones. A cambio, tendrá derecho a la explotación de 51.475 metros cuadrados de zona de tierra, donde habrá espacio para una escuela de vela, y 63.000 de lámina de agua.