Sopla el viento a favor para el Unicaja en las últimas fechas. Pero no siempre ha sido así. El club de Los Guindos viene de una época oscura, donde el desapego y el descontento de la afición era el fiel reflejo sobre la cancha. Ahora, con la llegada de la nueva directiva, con los guiños y con los detalles de cara al exterior, el verde vuelve a ser un color de esperanza para el baloncesto malagueño.
No ha sido sencillo, ya que el caldo de cultivo que había alrededor del Unicaja era realmente complejo de lidiar. Sin embargo, el aterrizaje de Antonio Jesús López Nieto como nuevo presidente y el regreso de Juanma Rodríguez a la dirección deportiva han dado un impulso al club, que parecía a la deriva no hace mucho tiempo. Todo en poco más de un mes.
Ambos han venido a mostrar que las cosas en clave cajista se podían hacer de otra manera y que el camino no era tan arduo como cabía esperar. Con tacto, con cariño o con un poco de esmero, el Unicaja ha tornado las críticas en parabienes. Y ha pasado de tener cierto recelo de la marea verde a soñar con el regreso al Carpena. La mayoría de estas decisiones han sido en clave extradeportiva, ya que los cambios en la plantilla han sido mínimos pero inteligentes.
El viraje en la política de comunicación y deportiva ha sido radical. Pese a que el aterrizaje del exárbitro internacional creó mucho recelo en la afición, su llegada ha demostrado ser un acierto por el momento. Una de las decisiones más controvertidas fue la salida del universo Euroliga para recalar en la FIBA Champions League. Ese cambio ya ha sido explicado, con mayor o menor convicción para el aficionado, por el presidente y por Juanma Rodríguez, como hizo en una extensa entrevista en este medio.
Los detalles
Sin embargo, el club tocó la fibra sensible de la afición con un emotivo vídeo en el que anunciaba la vuelta del público al Carpena. Ha sacado una campaña de abonos que parece haber recogido buenas críticas. Ha apostado por unas equipaciones para esta temporada muy malagueñas, con guiños a la ciudad y a la afición y con preponderancia del verde y morado. Y ha despedido a Carlos Cabezas como se merece, como uno de los grandes de su historia permitiéndole jugar el último partido de su carrera de verde.
Son gestos, pequeños granos de arena que van haciendo una montaña de ilusión. A todo ello hay que sumar que los resultados sobre el parqué también están siendo positivos. Muy positivos. Aunque es pretemporada, el equipo ha demostrado otras sensaciones bien diferentes a las que cerraron el curso pasado, donde no llegó a clasificarse ni siquiera para playoffs. Y todo ello pese a seguir con el mismo entrenador, Fotis Katsikaris, y casi la totalidad de la plantilla.
Han llegado tres caras nuevas que han caído de pie. Sobre todo Michael Eric, que apunta a ser uno de los aciertos del curso por su aportación bajo los aros. Algo de lo que adolecía el Unicaja en las últimas temporadas por una razón o por otra. Barreiro es sangre nacional y comprometida para la causa y Norris Cole, aún está haciéndose al equipo, aunque hay depositadas esperanzas fundadas en él.
Acierto deportivo
En tres partidos disputados en lo que va de verano, tres victorias y dos trofeos. Y uno de esos triunfos es de pedigrí: ganarle al Real Madrid. Pero lo más reseñable es el paso al frente de algunos jugadores que ya estaban. Hubo charla y arenga a la plantilla el primer día de trabajo. También toque de atención público. “En el Unicaja nadie va a tener vacaciones pagadas”, dijo el director deportivo. Era un mensaje a navegantes que parece haber calado.
Además, poco a poco se recuperan los lesionados. Lo hizo Nzosa, que ya va dejando detalles de lo que puede aportar de nuevo este curso. También Alberto Díaz, al que se le espera este fin de semana. Y aún hay que esperar por Carlos Suárez, que intentará llegar para el inicio del curso el próximo 19 de septiembre, en el Martín Carpena ante el Mombus Obradoiro con la afición en la grada. Ése será el día. Ahí habrá plebiscito. Y se comprobará si efectivamente el viento ha cambiado de destino en Unicaja.