Cuando se apagaron las luces del Martín Carpena, Carlos Cabezas seguía ahí, flotando sobre la pista, lanzando sus mandarinas a canasta o defendiendo a un base rival. Y lo seguirá estando con el paso de los años, porque su camiseta con el 10 a la espalda estará colgada de lo más alto del pabellón y porque hay jugadores que son eternos, que son mitos y que pasan a ser leyendas por mucho que el tiempo quiera consumirlos.
Ese es precisamente el único dribling que el bueno de Carlos Cabezas no ha podido superar en su carrera, el paso del tiempo. Y en su último baile demostró que su baloncesto ha sido de época, del de los grandes. El base malagueño ha tenido una carrera llena de éxito y también de cariño. Por eso, el broche de oro a su currículum no podía acabar de otra manera que no fuera cerrando el círculo en su casa, con uno de sus triples y recibiendo todo lo que siempre dio sobre el parqué: felicidad.
Este viernes en el Carpena no fue un partido más. Fue un viaje al pasado vestido de presente. Ver de nuevo al diez manejar la bola por la cancha era retrotraerse a los años dorados del Unicaja. Quien más y quien menos estaba tan emocionado como el propio Carlos. Su pose característica, su forma de flotar sobre la cancha y su lanzamiento a canasta, con una técnica depurada desde que su padre lo exprimía en casa desde pequeño, ha sido siempre genuino en clave cajista.
Carlos fue la noticia en el Carpena, en la celebración del X Torneo Costa del Sol que medía a Unicaja con el Real Madrid y que acabó ganando el equipo verde con merecimiento (88-75). Ya habrá tiempo para analizar ese partido en clave cajista. Porque lo importante fueron los cinco minutos y medio primeros de partido. Cabezas salió de inicio y compitió como si fuera uno más. Dio dos asistencias, metió un triple y se despidió como un señor. Estaba pactado que Fotis Katsikaris lo sentara pronto para recibir el cariño del respetable. Pero lo cierto es que supo a poco.
Al descanso se marchó con guiños a Llull y con un abrazo de Rudy Fernández. Su regreso no tardó porque antes de arrancar el segundo tiempo, recibió el merecido homenaje a toda una carrera impecable. Un emotivo vídeo, presentes de las autoridades -espectacular el de López Nieto con una foto enmarcada de su último triple, realizada minutos antes- y una ovación que será recordada por siempre. Lástima que el Carpena, por las restricciones COVID, no pudiera ofrecer su mejor cara, porque Cabezas sí la dio. “Estoy viviendo un sueño único. Gracias a toda la gente para que esto se haya hecho realidad”, dijo antes de marcharse emocionado.
Victoria cajista
En lo que se refiere al partido, el Unicaja dio muestras de ser un equipo sólido y competitivo, que no es poco viendo cómo se venían desarrollando los últimos años. Con buena dirección de juego, con intensidad defensiva y con Michael Eric brillando bajo la pintura (21 puntos para él), la segunda victoria en el segundo partido del verano cajista no se hizo de rogar. Pleno por el momento.
Arrancó el partido como un ciclón el equipo de Fotis con Cabezas gustándose y con Eric dominando el aro. Un parcial de 10-0 dio paso a un 26-10. Facilidad anotadora y buena intensidad. Mejoró el Madrid para cerrar el primer cuarto por 26-16.
En el segundo asalto, de nuevo acierto anotador verde con más presencia de Eric. Y regreso de Nzosa a las canchas tras su lesión. Todo eran buenas noticias. Los blancos pegaron un arreón con Rudy como principal estilete para irse al descanso con menos distancia (47-43).
En la reanudación, el partido siguió los mismos derroteros. Pero apareció Abromaitis para sumarse a la fiesta con siete puntos. Tiene arsenal anotador el Unicaja, y si se le suma trabajo y rebote, puede competir con cualquiera (65-59).
Al último cuarto llegó Unicaja con el lenguaje corporal como vencedor. Y metió la quinta el equipo cajista. Cole tomó protagonismo. Rápido, habilidoso y con facilidad anotadora. Dará tardes de gloria a poco que se asiente, seguro. Y Francis hizo lo que mejor sabe: meter triples. De ahí al final fue una fiesta, porque volver a ver al Carpena con público después de tanto tiempo, despedir a Carlos Cabezas y ganarle al Real Madrid (88-75), aunque sea en pretemporada, es cerrar el día de manera redonda. El domingo, nueva cita ante el UCAM de Murcia.