Antes incluso de iniciar la entrevista, Susana García Bujalance se arranca defendiendo la importancia de la crítica como herramienta esencial para el avance de una ciudad como Málaga. La conversación, que se alarga más de una hora, nos lleva a hablar de los grandes proyectos urbanos, de la ordenación del territorio, de Vicente Granados, de movilidad…
-Comentaba antes la sensación de que Málaga parece estar como en una especie de burbuja, casi al margen de los muchos problemas que ocurren a nivel nacional e internacional.
-Yo me dedico sobre todo al planeamiento y desarrollo de suelo y eso hace que mi visión sea algo más amplia que a quien se dedica a hacer un edificio. Y eso hace que vea que la actividad económica, cuando se habla de desarrollo de suelo, no se puede parar. Málaga viene trabajando muy bien desde hace tiempo y el desarrollo inmobiliario no es algo que se pueda parar. Puedes parar una licencia, un proyecto, pero si paralizas el desarrollo de suelo, desde que pones sobre la mesa la necesidad hasta que ese suelo es finalista, es mucho tiempo.
Los promotores que vienen a invertir en Málaga han entendido que es necesario desarrollar suelo finalista, que necesita de años… Lo tienen tan claro que puede haber una guerra en Ucrania o problemas de inflación, pero la apuesta de la ciudad es clara y no puedes entrar e irte. La burbuja está justificada, tiene lógica. La crisis de 2008 vino a modificar el ecosistema de agentes que intervienen en el desarrollo urbano. Antes había promotores con los que te podías relacionar y que tenían un proyecto vital.
La imagen que se ha dibujado es más profesionalizada, con un ecosistema de gente mucho más variado, donde hay un promotor que no tiene personalidad, que suelen ser fondos de inversión. Este ecosistema tiene claro que es necesario desarrollar suelo, que no puedes buscar suelo finalista, porque no lo hay y que entiende que esto no lo puedes parar.
-¿Le gusta la dinámica en la que está situada ahora mismo Málaga?
-Que las cosas evolucionen y vayan a mejor me gusta; no podemos tener una mente reaccionaria. Me gusta que haya desarrollo económico, actividad creativa en todos los sentidos. Pero eso no quita que no haya cosas que se pueden estar iniciando que pueden generar problemas y de las que hay que avisar.
-¿Cómo cuáles?
-Lo que me preocupa más es el tema de la movilidad. Que la ciudad se llene de actividad, y eso implica edificación y desarrollo de proyectos, que venga más gente, me parece bien, pero eso implica un modelo de movilidad que lo sostenga. Málaga tiene la particularidad de que su viario no cuenta con grandes colectores, como Madrid, Barcelona o Sevilla, sino una red que por capilaridad funciona. Si a esa red le metes más densidad o prevés lo que va a pasar con los movimientos o cuando se ponga en carga todo a la vez, va a petar.
"Veo que falta un pensamiento respecto de la movilidad que vaya por delante de todo lo que se está planteando en cuanto a desarrollos y que cuando se materialice va a 'petar'"
Y si Málaga se va a convertir en la capital de un sistema de municipios que funciona como una conurbación hay que pensar en la comunicación con esos municipios. Me ha alegrado ver la presentación del plan de bicicleta, pero es que tiene que ser mucho más. ¿Qué pasa con los coches, con el transporte público, con la movilidad interurbana? Ese plan de la bici tendría que haber estado hace 10 años.
La sensación es que estamos inmersos en un proceso de expansión inmobiliaria y nos falta determinar el modo de responder a toda esa gente que está llegando y que está por llegar.
-¿Ha faltado previsión?
-En mi opinión, sí. Yo me muevo siempre en transporte público. Me da una pereza terrible coger el coche. Veo que falta un pensamiento respecto de la movilidad que vaya por delante de todo lo que se está planteando en cuanto a desarrollos y que cuando se materialice va a petar.
-Son muchos los que cuestionan este proceso de desarrollo excesivo…
-Pero las ciudades si crecen mejor. La cultura se desarrolló en las ciudades estado italianas porque había mucha gente y gente que acudió allí porque tenía talento e ideas que aportar. Crecimiento cuando se trata de aumento de población no me parece que sea un problema. Cuanta más gente junta pongas con ganas de hacer cosas es bueno.
-Y esa nueva vertiente tecnológica en la que está asentada Málaga en estos años, ¿le gusta? Porque en Málaga siempre se ha hablado del turismo y la construcción…
-Pero es que en el caso de Málaga capital ni siquiera el turismo. El turismo estaba en la Costa del Sol, Málaga era la ciudad administrativa. Ahora hay una actividad turística que genera problemas y que hay que revisar, pero que el turismo es una de las bases de la economía mundial no solo en Málaga. En Málaga se ha equilibrado bien la actividad turística, cultural y tecnológica. Eso no quiere decir que no haya problemas.
El problema del Centro, donde prácticamente no se puede vivir. Si conviertes un barrio residencial, que lo era, en un parque temático de monocultivo, es un problema. Que eso implique una crítica a que Málaga sea una ciudad turística, no. Lo que pasa es que dice que lo que hace el turismo es que haya muchos camareros y que la gente estudie pero acabe como camareros. No es el punto de reflexión. Si un camarero lo vemos como una persona que trabaja de forma precaria muchas horas por poco dinero lo que hay que revisar es qué cobran los camareros y la formación que tienen que tener.
"Si conviertes un barrio residencial (el Centro), que lo era, en un parque temático de monocultivo, es un problema"
-No parece que al Ayuntamiento le moleste mucho que la situación sea esta.
-El Ayuntamiento tiene que ordenar y escuchar a los agentes económicos y ciudadanos. Hay un indicador que me gusta mucho, el de complejidad urbana de Salvador Rueda. Indica la complejidad en función de personas jurídicas. Si en un lugar hay muchas personas jurídicas, se genera complejidad. Hablo de empresas, oficinas, bares, asociaciones de vecinos o culturales. Son esos agentes los que son capaces de plantear ideas, propuestas, críticas, no solo el 'qué hay de lo mío'.
Es interesante que haya un proceso de escucha con asociaciones como los Comerciantes del Centro histórico, La Casa Invisible, los promotores de la Costa del Sol, Bosque Urbano… Hay muchas formas jurídicas que piensan en la ciudad y que es necesario escuchar y atender. Y esa es la atribución que tiene el Ayuntamiento. Estos colectivos están ahí para decirnos qué cosas pueden funcionar mejor o aquellas cosas que no vemos.
-¿Y se escucha suficientemente?
-Siempre se puede escuchar más.
-Hablaba de Bosque Urbano; podemos sumar a la Plataforma Salvemos Nuestro Horizonte. La sensación es que han sido ignorados por el Ayuntamiento.
-No sé si han sido ignoradas o no han sido tratadas con la atención que merecen. Se pueden crear mesas de encuentro entre los intereses contrapuestos. Es muy importante llegar a acuerdos y negociar. Con un proceso de escucha no ya del Ayuntamiento hacia los agentes, sino de los propios agentes entre sí, aplicando creatividad, se pueden llegar a estados de equilibrio bastante interesantes. Es una buena ocasión para hacer lo que ya hacen en el ámbito tecnológico, donde hay mucha relación, hablan, se dan ideas. Es una de las cosas que ha hecho que Málaga se convierta en una ciudad muy atractiva para las empresas tecnológicas. Sería un buen momento para plantear un sistema de relación entre distintos agentes que hablen de la ciudad, sobre lo que la ciudad quiere ser y qué problemas pueden haber. Detectar los problemas no es una crítica maliciosa sino constructiva, que puede hacer que Málaga sea aún mejor.
"Sería un buen momento para plantear un sistema de relación entre distintos agentes que hablen de la ciudad, sobre lo que la ciudad quiere ser y qué problemas puede haber"
-Dos de los grandes debates ciudadanos y urbanísticos de los últimos años tienen los antiguos suelos de Repsol y la torre del puerto como protagonistas. ¿Cuál es su opinión?
-En cuanto al parque de Repsol, lo que veo es que la densificación que se da en el entorno y la que está prevista, con la Manzana Verde y la regeneración de San Rafael, hará que haya un montón de viviendas más. Ese suelo era un sistema verde en el plan de 1983, con la vocación de generar un vacío suficiente que ordenase toda esa masa edificatoria.
La capacidad de ordenación que tienen los espacios libres en la ciudad consolidada es muy importante. No se trata de decir es que esta parcela se va a conseguir mucha zona verde porque se va a construir en altura. El vacío implica que no haya nada que no sea más que el propio vacío, que no lo es, porque está lleno de otras actividades que también tienen un beneficio económico.
El parque de Repsol habría sido un gran área de centralidad que atraería, no sólo a la población de alrededor, sino a población de toda la ciudad o incluso de otros municipios del área metropolitana. Esta es la cualidad de un espacio como ese, que no tiene una escala de barrio sino de gran ciudad.
-No dejando ese vacío…
-Sí. Me preocupa qué va a pasar con la movilidad cuando todo eso esté en carga. Dando incluso por hecho que no fuese necesario ese vacío, me genera dudas porque puede ser un problema incluso para la gente que se vaya a vivir allí, que piensa en Malaga como una ciudad muy cómoda y que no pueda moverse porque no pueda coger un coche o un taxi porque está todo colapsado.
-¿Y sobre la torre del puerto?
-No estamos hablando de una parte de la ciudad consolidada, sino del crecimiento de un espacio que tiene su propia autoridad, con un plan especial que ordena los usos lucrativos. Y en su momento propuso un hotel. Que sea oportuno o no poner un hotel ahí… No veo que haya diferencia a ponerlo o no en otra parte de la ciudad. La justificación que se da para que no se haga el hotel no me convence.
Se habla de impacto pero ¿paisajístico o visual? ¿Qué es el paisaje? Si hablamos de paisaje hay que introducir la percepción de quien lo percibe, que es múltiple, porque no es lo mismo el que lo percibe porque vive enfrente, el que que va a pasear o porque trabaja allí. La percepción subjetiva va a variar desde el agente que lo determina, pasando por el momento en que lo preguntas.
Si hablamos de paisaje hay que hacerlo con más rigurosidad. No se puede simplificar. Si hablamos de la torre por el impacto, evidentemente, hay. ¿Pero el impacto debe determinar que no se haga un edificio? ¿Hablamos de que haya un edificio o de que haya un hotel? Yo puedo argumentar el tema de las torres de Repsol, porque creo que es una zona muy consolidada, con una alta densidad de viviendas y donde un vacío, o mejor dicho, un lleno de actividades recreativas puede aportar un gran beneficio. Pero tengo que ver cuál es la crítica a la torre del puerto para ver que verdaderamente es un problema, porque no lo veo. Al final se mezclan muchas cosas. Como la altura. Y podría preguntarme si estoy a favor o en contra de la altura. Depende. La altura en la edificación me parece un debate con poco recorrido, porque hay que ver en qué parcela.
"Es diferente ubicar una torre en un lugar histórico o que se ve desde un lugar histórico o en lugar que ni siquiera existía como es la torre del puerto"
-¿En Málaga se está utilizando bien?
-Eso requiere de una reflexión concreta en cada caso. El vínculo emocional que tenemos en nuestra memoria es muy importante. No va a ser lo mismo la visión que tengamos de un lugar que representa algo para nosotros que otro que no representa nada. Es diferente ubicar una torre en un lugar histórico o que se ve desde un lugar histórico o en lugar que ni siquiera existía como es la torre del puerto.
En cuanto a lo del puerto si se analiza la crítica desde cada posición sería más fácil llegar a ver el problema, porque lo hay. Cuando la gente se queja es porque algo le duele. Habría que acotar el problema. ¿Es la altura, el uso, el proyecto, el paisaje, el impacto? Se mezclan las churras con las merinas cuando se hace crítica porque se suele hacer desde el estómago. Si pones en un lugar a todos los agentes a discutir probablemente se acotaría y se le podría encontrar una solución a eso.
-Es demasiado optimista. Dudo que haya interés en maniobrar para encontrar puntos de unión entre las dos partes.
-Cuando se habla de participación, me gusta traer a colación lo que refiere José Antonio Marina en su último libro. El conflicto se puede plantear como enfrentamiento o como negociación. La vida urbana es un constante conflicto. Pero podemos afrontarlo aniquilando al otro (enfrentamiento) o creando espacios de negociación.
Estamos en la corriente de la colaboración público-privada. Y esa colaboración, que muchas veces se entiende en el sentido de que el promotor privado haga cosas que la Administración no hace, en su beneficio, tiene que ser más amplia. Tiene que haber una colaboración entendiendo que el privado también puede ser esas asociaciones culturales, ciudadanas, que vayan a dialogar y plantear soluciones de consenso. A lo mejor no para generar un beneficio económico pero sí social.
¿Por qué no puede haber una colaboración público-privada que busque un beneficio social? Está Ciedes. A lo mejor tiene que incorporar otro tipo de agentes que de manera estable… Lo que no puede ser es 'ahora a mí se me ha ocurrido'. No. Esto tiene un proceso muy largo. Y es verdad que el hecho de que se apruebe un PGOU no implica que sea una foto fija para siempre. Pero eso no quiere decir que quieras cambiarlo cuando ya se está construyendo.
-¿Y eso no es lo que ha ocurrido con el suelo de Repsol?
-En el caso de Bosque Urbano las torres ni están hechas y esto viene de hace mucho tiempo.
-Pero el planteamiento está desde hace mucho.
-Sí, pero a lo mejor quien tuvo que analizar el planeamiento no lo vio. En el momento en que se empezó a decir que se iban a poner unas torres la gente empezó a moverse. A lo mejor se podría haber tenido un encuentro para saber lo que se estaba proponiendo y explicar los motivos por los que se cambió en el plan general.
Si se crea una estructura en la que una serie de asociaciones estén siempre representadas probablemente se reduzca mucho eso de 'ahora que lo veo no me gusta'. Es difícil crear una asociación y seguro que Bosque Urbano o la Casa Invisible han pasado por su proceso. Ahora son entes con los que te puedes relacionar. Si se da la oportunidad de que esas asociaciones formen parte de un espacio de debate continuo, no cada vez que se hace un proyecto, el primero que saldrá ganando es el Ayuntamiento porque no le van a llegar de pronto, cuando estén planteados los proyectos, las quejas.
"Si se da la oportunidad de que las asociaciones formen parte de un espacio de debate continuo, el primero que saldrá ganado es el Ayuntamiento porque no le van a llegar de pronto las quejas"
-Dudo que haya interés en el Ayuntamiento en eso.
-Pues a lo mejor hay que hacer que le interese demostrando su utilidad, como que no les va a paralizar proyectos cuando ya están iniciados. El tiempo es dinero y si vas a dedicar un montón de recursos a desarrollar un proyecto y que cuando se va a materializar se encuentra con la queja de la gente.
-He leído que le llevó la tesis Vicente Granados y Carlos Hernández Pezzi…
-Vicente era una persona generosa, muy holística, con una visión amplia de todas las cosas, caótico en sus pensamientos. Pero es que la creatividad requiere de caos. Aprendí cómo debatir sin necesidad de generar conflictos. Y sobre todo aprendí y por lo que más lo echo de menos es su capacidad para generar un debate constructivo, no agresivo y crear en torno a él un conjunto de personas capaces de aportar ideas.
-Y curiosamente a un tipo tan caótico como él lo pusieron al frente de la ordenación del territorio… Aquello no acabó de cuajar.
-Todo tiene un proceso de maduración. Cuando se empezó a hablar de ordenación del territorio no había antecedentes. La ordenación del territorio es el cajón desastre donde entra todo y manejar eso es difícil. Depende de quién lo hiciese le daba un enfoque u otro. Y tiene un problema, porque la ordenación no va acompañada de una asignación económica.
-¿Hemos aprendido en cuanto a la ordenación del territorio?
-Creo que hay mucho aprendido y el que tengamos una Escuela de Arquitectura hace que haya muchas investigaciones. No creo que la densificación de la Costa del Sol sea un problema, sino la falta de previsión de dotaciones y la movilidad. Que la Costa del Sol sea un lugar donde mucha gente quiere vivir, con una gran actividad económica y cultural, no es un problema; el problema es que no hay un sistema de movilidad acorde a todo eso. La movilidad es el elemento que arroja mayor discriminación.
Es importante demostrar a las administraciones que los foros de debate lo que manifiestan son las consecuencias de los proyectos que planteamos a nivel individual y quienes votan a los políticos somos los que vivimos aquí. Debemos aprovechar la profesionalización del sector inmobiliario para demostrar que los beneficios tienen que ser comunes a todos. No niego que haya un beneficio económico para los agentes, pero también tiene que haber un beneficio social para la gente que vive aquí. Como arquitecta, lo que más me preocupa ahora y donde no se pone la suficiente atención es el problema de movilidad. Y eso puede generar un problema de tal calado que Málaga y su territorio no terminen siendo todo lo exitoso que imaginamos ahora.
-Usted hizo en 2010 un informe sobre la reurbanización de Carretera de Cádiz con el tema del Metro. Con la perspectiva del tiempo se perdió una oportunidad de haber apostado por una operación más ambiciosa?
-Oportunidad perdida, totalmente. De no haber hecho algo, no necesariamente la peatonalización. Fue una oportunidad perdida no repensar ese eje y acabar haciendo casi lo que había. El informe que hice era aplicando la perspectiva de género, que también permite enriquecer la propuesta.
"No convertir la Carretera de Cádiz en un lugar de encuentro, de socialización, tras la obra del Metro fue una oportunidad perdida"
Cuando se planteaba que las aceras se ensanchasen para poner un carril bici o que pudieran pasear personas que van a acompañando a otras personas, niños o mayores, había que quitar aparcamientos, que parece que es lo menos útil. Si quitabas esas plazas en Héroe Sostoa se lograba un beneficio enorme. Ahí es donde la Administración, asesorada por su cuerpo técnico, tiene que valorar qué es lo realmente importante. Fue una oportunidad perdida no para peatonalizar por completo la Carretera de Cádiz, sino para convertirla en un lugar de encuentro, de socialización.
-Málaga está ahora inmersa en la apuesta por transformar el eje litoral. Un túnel de 2,3 kilómetros, varios intercambiadores… ¿Cree que es un proyecto necesario?
-Si un problema complejo lo queremos resolver con ideas felices u opiniones, mal. No voy a decir si me parece bien o mal. ¿Cuál es el objetivo para hacer el Plan Málaga Litoral? ¿Conectar la ciudad con el puerto? Si ese es el objetivo hay muchas maneras de hacerlo sin peatonalizar el Paseo de los Curas. ¿El objetivo es quitar los coches? Si es así tampoco es necesario hacer un túnel, se puede hacer planteando un plan que reparta el tráfico de otro modo. ¿El objetivo es aprovechar que vamos a hacer intercambiadores? Tampoco es necesaria la peatonalización para hacer los intercambiadores.
Por otra parte, por ser un lugar tan delicado y sometido a tantos vectores, lo que veo es que en la explicación que se ha dado no se da respuesta a todo ello. Hay elementos que no me quedan claros, lo que no quiere decir que no estén resueltos. Si los objetivos están claros a lo mejor la solución no tiene que ser tan cara. Ante la propuesta hay que preguntarse ¿Es bueno para Málaga densificar aún más la actividad del Centro? ¿Es bueno para Málaga, ante el reto de convertirnos en una ciudad global, invertir todo ese dinero en ese proyecto y no en otros? Y se me ocurren otras cosas a las que destinar ese presupuesto.
-¿Si tuviera 400 millones en el bolsillo qué haría?
-Si tuviera 400 millones en el bolsillo haría el cinturón verde, sin duda. Porque eso va a generar un confort climático mayor, muchos menos costes de limpieza de playas y restauración de zonas del litoral. Podría ser un lugar de experimentación de acciones de custodia del territorio, porque parte del suelo es privado y tendrás que plantear acuerdos para los dueños de unos suelos que no pueden construir pero pueden hacer otras cosas. Estaría dispuesta a pagar para que esa persona tenga ese beneficio, sería como crear un sistema de jardineros para la ciudad.
Y en plantear un sistema de movilidad brutal, integral, con coches compartidos, que estudiase las necesidades de todas las personas y no solo de los movimientos principales. También en la renaturalización de la ciudad consolidada, mediante la vegetación de espacios libres existentes o incluso la obtención, mediante expropiación, de áreas para pequeños parques en las zonas ambientalmente más desfavorecidas.
"Si tuviera en el bolsillo los 400 millones de euros del plan litoral haría el cinturón verde, sin duda"
-En 2002 hizo usted el plan director de la Catedral. Ahora que es de nuevo noticia con el tejado…
Como plan director planteaba unas actuaciones a seguir, caso de un estudio constante del estado de la cubierta. Era un sistema de medidas para la toma de medidas posteriores. No se planteaba una cubierta. También es verdad que los tiempos cambian. Si me preguntas qué me parece la cubierta ahora diría que el proyecto que se ha hecho es muy riguroso. Como ciudadana sí me gusta que en Málaga se plantee la posibilidad de terminar un edificio. Que ese edificio se termine con una torre de piedra o un holograma es otra cosa.
-¿Le gustaría la segunda torre?
-Como ciudadana, sin una opinión argumentada, no me gustaría que se hiciese. Que le falte una torre explica muchas cosas de la ciudad, que se explica con los acontecimientos y su forma urbana. Explica que la ciudad a lo mejor ha pensado que interesaba hacer otras cosas antes que la segunda torre.
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