En el extremo sureste del Parque de El Retiro, cerca de la Puerta del Niño Jesús, hay un castillo que, hasta hace poco, ha pasado desapercibido a los ojos de los numerosos visitantes de este famoso enclave. Este edificio historicista de mediados del siglo XIX no ha albergado ningún tipo de rey o princesa en su interior en tiempos pasados. De hecho, no ha sido habitado por nadie.
El conocido popularmente como Castillete del Retiro fue una torre telegráfica perteneciente a la actual Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) -ya que desde su creación ha recibido diferentes nombres-. Posteriormente, y tras algunas modificaciones, se convirtió en su primera sede.
Tal y como señala Antonio Cabañas, observador meteorológico de la Aemet, en su conferencia El Castillo en el tiempo sobre el recorrido histórico de este enclave, "a finales de la década de 1990, ante el peligro inminente de derrumbe, se evacuó al personal y se cerró hasta el día de hoy". Ahora se encuentra en reformas desde hace tres años con la intención de convertirlo en un museo meteorológico.
Unas obras para las que el Ministerio de Transición Ecológica, del que depende la Aemet, ha invertido más de 2,6 millones de euros y que han causado la polémica en las redes sociales.
"¿Quién va a vivir dentro, un Playmobil?", "Creí que era una broma" o "Lo han convertido en una pieza de Lego" son parte de los comentarios que se pueden leer en X (antes Twitter). Algunos lo comparan con una decoración de un parque de atracciones "cutre" y otros muchos con el mítico juguete de construcción de los 80, Exin Castillos.
"Es necrofilia arquitectónica"
Pero las opiniones no solo vienen de parte de usuarios anónimos que evalúan su parte estética. Muchos profesionales del sector también han juzgado esta reconstrucción. Y en su mayor parte, no positivamente.
"No podían haber hecho nada más grotesco y monstruoso", asegura a Madrid Total Jesús de Vicente, representante del Grupo Nexo perteneciente al Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) y profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.
Los dos problemas principales que asegura que ostenta este edificio con su actual reforma son la falta de las dos normas básicas de una rehabilitación de un edificio histórico: la legibilidad y la reversibilidad.
La primera parte hace alusión al poder distinguir lo verdadero de lo falso. "Y en este bodrio todo parece falso. Por eso recuerda a un juguete". Esa sensación de falsedad viene dada por "una excesiva cobertura de revoco". "No se puede actuar en rehabilitación así. Es como si le pones cinco capas de maquillaje a una momia para hacer ver que todavía está viva. Es necrofilia arquitectónica", manifiesta.
Alega que, en todo caso, se deberían de haber quitado para dejar el aspecto que da su verdadera construcción: hecha de ladrillos. "Es lo que hicieron en el Matadero. Si le hubieran dado un revoco a todas las paredes interiores, habrían quitado las manchas de fuego, el ladrillo visto... Todo lo que ayuda a entender el edificio".
Para explicar la parte de la reversibilidad, de Vicente lo compara con los ascensores añadidos posteriormente al edificio que alberga el Museo Reina Sofía. En este caso, han añadido una estructura acristalada en la parte superior, donde va ubicado el sistema del ascensor.
"Los ascensores del Reina Sofía fueron una rehabilitación modélica, reversible y legible, donde se ve perfectamente la diferencia entre el antiguo hospital y el nuevo museo". Mientras que la construcción de la pérgola en este castillo la compara con una "especie de monstruo de Frankenstein"
Sigfrido Herráez, decano del COAM, explica que aunque la construcción inicial fuera "mediocre", podía tener algunos aspectos positivos a reforzar. "En el proyecto original, las paredes estaban cubiertas por hiedra y las torres no sobresalían mucho. Era lo que se podía destacar más: su discreción. Y esta vez han optado por justo lo contrario".
Aprobada por la Comisión del Patrimonio
De Vicente lo define como "una criatura sin padre", ya que desde el COAM aseguran desconocer el autor detrás de la obra. "Todavía no ha salido nadie a defender el resultado", comenta Herráez.
En este sentido, solo la Aemet se ha pronunciado con un tuit y unas declaraciones dadas a Somos Madrid en las que dicen estar "muy sorprendidos por unas críticas sin contexto". "El proceso ha sido respetuoso y cuidadoso, utilizando incluso los materiales de su construcción. Si no gusta su estética, así fue y así se ha reconstruido".
Desde el COAM explican que el acta para la rehabilitación del edificio se aprobó por la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico en 2017. Las cláusulas escritas en dicha documentación se corresponden con lo que se ha hecho finalmente. Lo que no deja de extrañar a arquitectos como de Vicente, ya que explica que "la Comisión de Patrimonio es bastante cuidadosa con estas cosas". "A veces, incluso peca de excesivo conservadurismo", dice.
"Con los privados son muy exhaustivos. Hay que mantener el ritmo de ventanas, la simetría... En este caso, estamos hablando de un edificio que está dentro de un Bien de Interés Cultural como es este parque. Todo lo que se haga, incluido esto, tiene que tener un control", añade el decano de la COAM.
Ante esto, la Aemet en dichas declaraciones confirma que "todos los trabajos contaron con licencia del Ayuntamiento de Madrid y el visto bueno de la Comisión de Patrimonio". Defienden que "rehabilitar no es solo un concepto que trata de recuperar la imagen original de un edificio, sino de adaptar su uso primigenio y transformarlo para darle una nueva vida según nuevas necesidades y significados".