"Vivía aquí sí, pero en ese piso viven como 4 o 5 pakistaníes juntos y se relacionan solo entre ellos, por eso yo hablé poco con él". Es la contestación de casi todos los vecinos del inmueble en el que vivía Dilawar Hussain F.C., de 42 años, vecino de Arganda del Rey y desde este lunes 22 de enero, el asesino confeso de Amelia, Ángeles y Pepe Gutiérrez Ayuso, los tres hermanos que fueron hallados muertos en su casa de Morata de Tajuña el pasado jueves. Ha sido este lunes cuando el presunto asesino se ha entregado de forma voluntaria y ha confesado su crimen: "Yo los he matado".
Los que conocían a Dilawar Hussain, apodado 'El negro de Morata', le definen como alguien "callado y reservado" pero al acabar estas frases, todos los vecinos terminan diciendo que "nunca imaginaría que haría algo así". Una vecina, que reside justo debajo del piso en el que vivió el presunto asesino, cuenta a Madrid Total que el hombre "trabajaba en el locutorio que está justo debajo de casa, pero cuando sé cerro, como en octubre de 2022, se quedó en paro y desde entonces iba pidiendo trabajo en los bares y en las cafeterías de Arganda".
Esta misma mujer asegura que los compañeros de piso de Dilawar Hussain le comentaron que, tras quedarse sin empleo, comenzó "a tener serios problemas, puesto que tenía diagnosticado un trastorno paranoide y en muchas ocasiones llegó a dormir en la calle". Además, añade que "el piso en el que viven todos juntos es un caos, hacen mucho ruido y varias veces he tenido que subir a pedirles que pararan".
En Arganda del Rey, la comunidad pakistaní es numerosa y, tal y como afirma otro vecino del bloque, "se relacionan entre ellos y se ayudan mucho". Dilawar Hussain llegó a pedirle trabajo muy seriamente al pakistaní que tiene un locutorio cerca la plaza".
Este lunes, cuando este diario visitó el locutorio, se encontraban dos hombres de aspecto pakistaní hablando en urdu. Al preguntarles si conocen a Dilawar Hussain les cambió la cara y contestaron con semblante muy serio: "Sí, le conocemos. A mí me pidió ayuda porque vino de la cárcel hace unos meses y no tenía ni para comer, encima iba diciendo que le debían dinero".
El dueño de este locutorio, vecino de Arganda desde hace 17 años, llegó a preguntarle al ahora asesino por qué había ingresado en prisión. "Yo sabía que había algo raro, pero él se inventó una historia. Me dijo que entraron unos clientes al locutorio en el que trabajaba y trataron de agredirle. Entonces, para defenderse, empujó a uno de ellos, que se dio un fuerte golpe y terminó lleno de sangre. Por eso le detuvo la Policía, según él".
El dueño del locutorio recuerda como Dilawar Hussain "dijo haber estado en la cárcel por eso y ahora sale que ha matado a tres personas". Al parecer, el criminal llevaba viviendo "4 años en Arganda y en ese tiempo no se ha relacionado con mucha gente. Aquí la comunidad pakistaní se ayuda mucho, todos nos saludamos por la calle y nos paramos a tomar algo; pero él no, él era diferente, siempre con sus gafas de sol negras".
Sin embargo, el mismo vecino de Arganda matiza: "A pesar de eso, él era amable con los demás, pero era un mentiroso. He hablado con otros miembros de la comunidad pakistaní de Morata de Tajuña, donde ha sucedido todo y me han dicho que ellos tampoco sabían nada".
Al parecer, "Dilawar Hussain decía que le debían mucho dinero y que lo necesitaba". "Yo le dije que fuera a la Policía a denunciarlo, pero él no quería, lo que sonaba muy raro". El empresario cree que el ahora arrestado "no tenía muchas opciones" entonces de volver a Pakistán: "Es muy difícil, por eso él ni se lo planteó, se suponía que ya tenía la vida hecha aquí".
- Entonces usted tuvo mucho contacto con él.
- Yo me creía todo lo que él me contaba. La comunidad pakistaní de aquí es trabajadora y honrada, por eso le creí. Pero en el Corán hay una cosa escrita de forma muy clara, el que roba la vida de un inocente, es como si hubiera matado a toda la humanidad.
Registro de la vivienda
Hacia las 20:00 horas de este lunes, agentes pertenecientes al Grupo de Homicidios de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Madrid registraron la casa en la que se encontraba viviendo Dilawar Hussain. Se trata de una casa baja de dos plantas situada en la avenida del Ejército número 41 de Arganda, en la que vivía con otros ciudadanos de origen pakistaní.
No es la única vivienda en la que había vivido el presunto asesino, pues también residió en un piso ubicado cerca del locutorio en el que trabajaba. También con otros hombres de origen pakistaní.
En el marco de la 'Operación Calvario', la Guardia Civil buscará pruebas en la casa de la avenida del Ejército y el arma supuestamente utilizada por el arrestado. Se trataría de un martillo o un elemento contundente utilizado para golpear hasta la muerte a los tres hermanos septuagenarios.
Debido al estado de los cadáveres, las autopsias, que comenzaron el viernes, aún no han concluido, y todavía continúan en el Instituto de Medicina Legal de Valdebebas. El estado de las víctimas indica que fueron víctimas de un calvario -de ahí el nombre de la operación y el hecho de que vivían en la Travesía del Calvario-, ya que presentaban golpes, apuñalamientos y quemaduras.
Por "60.000 euros"
Al parecer, 60.000 euros fue la deuda que habían contraído los hermanos Gutiérrez Ayuso con Dilawar Hussain. Un dinero que le habrían enviado a su supuesto novio estadounidense en Afganistán, como venían haciendo desde hacía años.
De hecho, algunas versiones que circulan por Morata de Tajuña aseguran que las dos hermanas incluso llegaron a robarle dinero en efectivo a Dilawar Hussain, que acabó marchándose de su casa, pero no de sus vidas, pues les reclamaba cada vez con más agresividad su deuda.
Un amigo de la familia asegura que el pakistaní, ahora detenido en las dependencias de la Guardia Civil de Rivas-Vaciamadrid, regresó en el mes de febrero y se enfrentó a Amelia, amenazándola y hasta dándole con un martillazo en la cabeza.
Las hermanas Gutiérrez Ayuso denunciaron la agresión e, incluso, se celebró un juicio en Alcalá de Henares, pero el hombre aceptó una pena de dos años y no entró en prisión.
La víctima no se opuso a que el pakistaní no entrara en prisión, aunque sí se estableció una orden de alejamiento para que el agresor no se acercará a ella.
Una estafa rocambolesca
La razón por la que estas hermanas estaban arruinadas es porque llevaban años siendo víctimas de una estafa del amor. Las mujeres estuvieron entre siete y ocho años enviando dinero a un supuesto militar estadounidense destinado en Afganistán con quien habían iniciado una falsa relación a distancia.
El tipo en cuestión se hacía llamar Edward y aseguró que un compañero se había enamorado de Ángeles, la mayor de las dos hermanas. Así pues, ambas hermanas creyeron estar viviendo el idilio de un amor a distancia con dos militares estadounidenses.
Los estafadores las convencieron de que para hacerles llegar ese dinero debían pagar una serie de servicios, traslados y viajes. Así, llegaron a estafarles "entre 300.000 y 400.000 euros", según explicó Enrique, un amigo de la familia.