Una buena fotografía puede ser uno de los mejores recuerdos para llevarse de Madrid. Además de sus enclaves icónicos, como el Retiro o la Plaza Mayor, existen puntos de la ciudad con vistas más panorámicas: las terrazas de Gran Vía, el Templo de Debod junto a la Plaza de España, el Cerro del Tío Pío de Puente de Vallecas... Otra opción es marcharse al municipio conocido como el 'balcón de Madrid' por sus vistas al 'skyline' de la capital española.
En esta ocasión, te contamos todo sobre otro de los rincones con "una de las vistas más privilegiadas" de la ciudad. Así lo promociona el Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida. Se trata del mirador de la Huerta de la Partida, ubicado entre el Puente del Rey y la avenida de Portugal, en la orilla derecha del río Manzanares.
Este "tesoro histórico y natural" ofrece una imagen de la cornisa oeste de la villa de Madrid, coronada por el Palacio Real, la Catedral de la Almudena y la Plaza de España, entre otros edificios emblemáticos de la capital. El pintor flamenco Anton van den Wyngaerde retrató esta vista de Madrid por primera vez a finales del siglo XVI. La obra de arte se conserva en la Biblioteca Albertina de Viena.
Además, este espacio nos conduce a la historia de la finca de la Familia de los Vargas, antaño propietarios de este lugar con huertas y una casa de campo, el conocido como Palacete de los Vargas.
De hecho, en 1562 fue adquirida por Felipe II, que la convirtió en el núcleo principal de la Casa de Campo. En su huerta cultivaban las hortalizas para abastecer tanto al palacete de la finca como al Palacio de los Vargas, en la plaza de la Paja.
Además de su carácter meramente agrícola hay que destacar su importancia como lugar de cultivo de plantas medicinales y terapéuticas. Ya en el siglo XVI, la Huerta de la Partida estuvo dedicada al cultivo de plantas medicinales por decisión de Felipe II, quien encargó a Gregorio de los Ríos, jardinero real, las primeras plantaciones de especies medicinales para abastecer la farmacia de la corte.
En 1929, dos hectáreas y media de la huerta fueron cedidas por Alfonso XIII al Comité de Plantas Medicinales, dependiente del Ministerio de Agricultura de la época y creado el año anterior, siendo utilizado como un campo de experimentación, según explica el Consistorio madrileño en un comunicado.
Un 'oasis verde'
Los 38.000 metros cuadrados de la Huerta de la Partida fueron transformados durante la intervención urbanística que acompañó el soterramiento de la M-30 y la creación del parque Madrid Río, "convirtiéndose en un refugio verde con más de 800 árboles que despliegan su esplendor, especialmente en primavera, cuando el entorno se tiñe con los colores de estos ejemplares frutales".
La huerta alberga árboles frutales como almendros, avellanos, ciruelos, granados, higueras, manzanos, moreras, nogales, olivos y perales. También es hogar de una gran variedad de aves, de pequeños mamíferos y de insectos polinizadores que son fundamentales para mantener su vitalidad y belleza.
La historia de la Huerta de la Partida también está entrelazada con el pasado natural de la ciudad madrileña. Serpenteando entre los frutales, los paseantes se encuentran con un cauce seco artificial, evocador de tiempos pasados cuando el arroyo Meaques fluía por este lugar en busca del río Manzanares en su camino hacia el Jarama.