“What I need is some action, not words” Joe Elliott.
Han pasado las elecciones y es probable que en poco tiempo tengamos nuevo gobierno.
Es el momento de tomar medidas serias y permitir a España alcanzar su máximo potencial.
España se enfrenta a importantes retos. Bajísima productividad, alta deuda, déficit estructural, exceso de gasto y pequeño tamaño empresarial, además de la imposibilidad de crecer si no tiene enormes apoyos externos. Para solucionarlo, hay que tomar diez medidas urgentes:
1. Recuperar la seriedad en las cuentas públicas. Es esencial hacer una auditoría de las cuentas para saber cuál es el déficit estructural real, cuáles son los compromisos de gasto consolidado y anualizado para 2024 a 2028 a los que se ha llegado sin que lo sepan los ciudadanos, y también los compromisos de nuevos impuestos. Ya conocemos el engaño con los peajes a las autovías, pero es muy probable que se haya acordado más aumentos de impuestos sin que lo sepan los ciudadanos, incluidas tasas a los billetes de avión.
2. Embridar el déficit sin pasarle el coste al contribuyente. El gobierno de Sánchez ha aumentado la presión fiscal a todos los contribuyentes más de un 20% y disparado el gasto político -el que no tiene nada que ver con el gasto social- en un 34%. El gasto ineficiente e innecesario supera los 60.000 millones de euros anuales y hay que cortar el presupuesto de Presidencia, asesores y Asuntos Económicos (más de 5.000 millones), agenda 2030 (que no necesita un presupuesto de 4.000 millones anual para llevarse a cabo), transición ecológica (10.000 millones innecesarios cuando las renovables no necesitan ayudas) y tantos otros centros de gasto innecesario.
3. Reducir masivamente la carga burocrática y administrativas, introducir una ley de silencio administrativo y de autopista que elimine trabas, además de derogar todas las leyes que atacan la propiedad privada (las partes más lesivas de la ley de Vivienda), la libertad económica y de capitales (la terrible ley anti-OPAs) y todas aquellas normativas e impuestos que han llevado a que España pierda masivamente puestos en lo que a libertad económica se refiere y ocupe la posición 35 de 38 en la OCDE y 22 de 27 países de la UE, 4,3 puntos por debajo del promedio de la UE.
4. Hacer un análisis serio de los datos reales de paro incluyendo la cifra de fijos discontinuos desempleados y las cifras reales de afiliación efectiva. Junto a ello, llevar a cabo una verdadera reforma laboral que facilite el empleo y fortalezca la creación de puestos de trabajo, no los maquille. Es importante también hacer un ejercicio de transparencia real en cuanto al PIB y el IPC para que los ciudadanos tengan datos claros de cuál es el impacto de los fondos europeos en la contabilidad nacional y qué parte es coyuntural y externa, además de la realidad de los precios considerando las tarifas que pagamos sin disfrazarlas con subterfugios como el tope del gas que pagamos igual pero no aparece computado adecuadamente.
Conviene llevar a cabo un ejercicio de reducción de impuestos que devuelva parte del esfuerzo realizado por empresas y ciudadanos.
5. Conviene llevar a cabo un ejercicio de reducción de impuestos que devuelva parte del esfuerzo realizado por empresas y ciudadanos y que ha llevado a que España sea uno de los países donde más ha caído la renta disponible y la renta per cápita de toda la OCDE. Eliminar impuestos injustos (cargados sobre ventas y no beneficios) y confiscatorios (al capital y patrimonio) además de reducir la carga por la inflación en impuestos indirectos y directos, deflactándolos. Además, hay que bajar los impuestos al trabajo, que se han disparado un 50% escondido bajo el truco del SMI.
6. Reducir la deuda pública en términos absolutos, no usando el subterfugio de compararla con el PIB nominal. Una deuda de 1,53 billones que es más de 1,9 billones de euros considerando todos los pasivos de las administraciones públicas.
7. Favorecer el aumento del tamaño empresarial. España tiene muy pocas grandes empresas y la inmensa mayoría son microempresas. No se les permite crecer con una fiscalidad y una carga burocrática asfixiante. El sector público y Hacienda en particular deben estar al servicio del contribuyente, no usar al tejido productivo como cajero automático.
8. Reordenar las relaciones internacionales. Recomponer las relaciones diplomáticas con Argelia, establecer mecanismos para atraer mayor inversión de Asia y de otros países con más acuerdos bilaterales y donde España centre su atracción mejorando en seguridad jurídica, un área donde hemos sufrido un fuerte retroceso.
9. Una política energética seria que combine el respeto al medioambiente con la seguridad de suministro y la competitividad. Debemos eliminar el desastroso “tope del gas” que solo ha servido para disfrazar el IPC y a la vez transferir miles de millones de euros a Francia y Portugal, dejando la tarifa eléctrica un 22% más cara que la media de la UE. España ha disparado el consumo de gas ruso mientras pone en peligro la seguridad de suministro y las inversiones con una regulación cambiante, aumentando la inseguridad jurídica y penalizando a los que invierten y crean empleo con impuestos ideológicos en un país donde la tarifa eléctrica es casi un 60% impuestos y costes regulados.
Debemos eliminar el desastroso “tope del gas” que solo ha servido para disfrazar el IPC.
10. España debe ser el centro mundial de apoyo a Latinoamérica, a la que hemos dejado sin el apoyo y cooperación necesarias. El nuevo gobierno debe ser un ejemplo de cooperación y apoyo para devolver la libertad a Nicaragua, Venezuela o Cuba y además fortalecer lazos con los países que difunden la libertad.
Hay que derogar el sanchismo y eso incluye desmantelar su red de gasto clientelar y de expolio fiscal, que son los dos pilares de la gestión de los últimos cinco años, pero también derogar la parte de las leyes que amparan el asalto a la propiedad privada, la inseguridad jurídica y que aumentan el fallido intervencionismo. Se puede y se debe hacer.