Desde hace tiempo estoy preocupado por la "indisciplina fiscal" de la UE respecto a los Estados miembros. Antes del verano, acusaba desde esta tribuna a los organismos europeos, Comisión y BCE, de poco operativos y desorientados.
Al BCE europeo le reprochaba que era inadecuada su política de retrasar la subida de tipos de interés respecto a la Reserva Federal americana y el Banco de Inglaterra. Además de no atajar la inflación que se nos venía encima, depreciaba el euro. Depreciación en un momento en el que importamos energía y alimentos en dólares. Por tanto, depreciación que aumenta el precio de nuestros suministros en ambos conceptos e importa más inflación.
Sin embargo, parece que ahora la Sra. Lagarde, presidenta del BCE, y sus consejeros, han decidido tomarse en serio la subida de tipos de interés para atajar la inflación de la zona euro. Más vale tarde que nunca.
A la vez que me quejaba de la política monetaria del BCE, lo hacía también de la política fiscal de la Comisión Europea. El Gobierno comunitario presidido por Ursula von der Leyen, estaba permitiendo unas vacaciones fiscales demasiado largas a los Estados miembros de la UE. Los objetivos del 3% de déficit y el 60% de deuda pública sobre el PIB parecían un sueño lejano e inalcanzable
"La indisciplina fiscal también ceba la inflación"
Eso es hipotecar el futuro de los Estados y, sobre todo, de los ciudadanos del mañana. Además, la indisciplina fiscal también ceba la inflación aumentando la demanda global vía gasto de Administraciones Públicas, subvenciones, etc. Porque las inversiones productivas se relegan y reducen en los Presupuestos de los Estados.
Despertó el BCE, tarde y lento. ¿Está despertando la Comisión Europea? Tengo mis dudas.
De momento, las noticias son que la Comisión, el Eurogrupo y el Ecofin -la reunión de los ministros de Economía y finanzas de los 27- proponen retomar “la senda de la disciplina fiscal”.
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"¿Se atreverán los 'hombres de negro' europeos a exigir esa disciplina en un año en el que se espera recesión?"
Pero ¿se atreverán los 'hombres de negro' europeos a exigir esa disciplina en un año en el que se espera recesión? Probablemente no. Las últimas noticias son que las medidas contra la indisciplina fiscal empezarán a planificarse en 2023 y si se implementan será para 2024 o siguientes.
Por tanto, en 2023 seguirá habiendo "barra libre" fiscal europea. El Gobierno de España podrá desbocar el déficit público y endeudarse sin casi control por parte de los organismos europeos.
En un año electoral la indisciplina fiscal es un tanto a favor del Gobierno. Es como jugar en casa, con el árbitro del partido con los ojos cerrados.
Además, los PGE 23 (Presupuestos Generales del Estado de 2023) de España son papel mojado, irreales e imaginarios. El gobierno Sánchez podrá disponer de esas partidas sin control y con una inflación que llenará sus arcas durante la primera mitad del año hasta que los precios empiecen a estabilizarse, si lo hacen.
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De manera que en 2023 veremos como el dinero público alimentará, subvencionará y mimará, los núcleos ciudadanos que el Gobierno español dice proteger y de los que espera cosecha electoral.
Así que el PSOE encara las elecciones generales con un plus de votos, dopado fiscalmente.
No es extraño que el actual Gobierno español ha dicho que: "el acuerdo de la UE es un buen punto de partida", porque es "flexible" y por tanto favorable a sus intereses electorales.
Es decir, frente a los que pronostican que la economía puede dificultar un triunfo electoral al PSOE y sus aliados, se puede argumentar que la política de reparto fiscal les puede favorecer.
Pero no todo es 'dinero'. Electoralmente la política de 'pactos' del Gobierno Sánchez (ERC, Bildu, …) juega en su contra en buen parte del electorado moderado y las propuestas radicales de su socio gubernamental Unidas Podemos son rechazadas en otra parte del electorado. Sánchez tiene "suerte fiscal" para 2023, pero no es lo único a lo que se juega en las elecciones. Ya veremos en qué queda la partida.
A partir de 2024, si la recesión pasa y la inflación se domina, el panorama fiscal habrá cambiado. Se exigirá disciplina. Pero eso será un problema del siguiente Gobierno. Se trata de tirar la pelota hacia adelante. Luego ya veremos.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.