El Antonov An-225 'Mriya' era el avión más grande del mundo y un icono de la aviación ucraniana. Fue prácticamente destruido por las tropas rusas cuando tomaron el aeropuerto de Hostomel, situado a 25 kilómetros al noroeste de Kiev (Ucrania). Su imagen dio la vuelta al mundo y conmocionó a toda la industria aeronáutica. Ahora, las esperanzas están puestas en su reconstrucción. Todo un sueño que incluso lleva grabado en su nombre ('Mriya' en ucraniano significa sueño).
Recientemente, la portavoz de Antonov Company, Larysa Drozdova, anunció que Ucrania reconstruirá el Antonov An-225. La portavoz de la compañía propietaria de la aeronave confía en poder recuperar esta joya de la aviación y más cuando el viento consiguió mover uno de los motores de los restos de la aeronave, según contó al medio local Espreso.tv.
No es la única voz que promete recuperar el avión. El consorcio estatal de Ucrania encargado de fabricar equipos industriales y militares, Ukroboronprom, señala que el Antonov An-225 Mriya se recuperará. No obstante, no será barato. Establece un coste de al menos 3.000 millones de dólares (más de 2.700 millones de euros al cambio actual). De hecho, Ucrania espera que sea Rusia quien pague la reconstrucción.
Sea como sea llevará varios años su recuperación y dependerá del desenlace final de la guerra. También está por ver si el proceso considera una reparación de los daños de la aeronave o de la fabricación de una nueva. E incluso se habla de un segundo fuselaje inacabado del An-225 que podría también reutilizarse siempre y cuando esté en buenas condiciones.
El pasado 14 de abril, miembros de la compañía aérea y Ukroboronprom pudieron inspeccionar el estado del aeropuerto -otra vez bajo dominio ucraniano- para analizar la situación del mismo así como de los aviones que no pudieron salir antes del estallido de la guerra, como el An-225 Mriya.
Otros sí lo hicieron y continúan volando. La flota de aviones AN-124-100 se ha reubicado en el aeropuerto de Leipzig/Halle (Alemania) y continúa operando vuelos chárter en todo el mundo, prefiriendo misiones humanitarias para Ucrania, según confirma la compañía aérea en un tweet.
Un avión de récord
El An-225 Mriya no es un avión cualquiera. Para empezar es el más grande del mundo y solo hay uno como este. Aunque se diseñó un segundo avión de esta clase que nunca se llegó a terminar.
La aeronave tiene seis motores, 32 ruedas, 84 metros de largo y 88.4 de envergadura. Su tamaño le ha llevado a conseguir 240 Récords Guinness, incluyendo el de transporte de carga más pesada en un solo vuelo, con 189.980 Kg. Y otro dato importante: el tiempo que debe esperar otro avión para despegar tras él es de 15 minutos, debido a la estela turbulenta que genera (es mucho mayor que cualquier aparato).
También es un símbolo del país al construirse tras el desastre nuclear de Chernóbil (1986), aunque curiosamente también es uno de los últimos vestigios de la URSS. Fruto de un proyecto militar soviético de los años 80, este avión realizó su primer vuelo en 1988 y fue concebido para transportar sobre el fuselaje los transbordadores espaciales soviéticos 'Buran'.
Pero con el fin del programa y la caída de la URSS, el mastodóntico avión permaneció parado hasta que la compañía aérea Antonov lo recuperó para vuelos comerciales y de carga. En este último apartado se convirtió en toda una bestia aérea transportando objetos como locomotoras, camiones de bomberos, generadores eléctricos…
Y la gran pregunta es: ¿cómo es posible que siendo un símbolo para la aviación y orgullo para el país no fuera salvado ante el inminente ataque ruso? Desde la compañía argumentan que se sacaron cinco aviones Ruslan AN-124. Este último despegó justo antes del inicio de las hostilidades.
Sin embargo, el An-225 también tenía que despegar, pero la situación ya era muy difícil. El espacio aéreo ya estaba cerrado y existía la amenaza de perder a la tripulación. Por lo que se tomó la decisión de dejarlo en tierra. De hecho, en un inicio se creía que tras el ataque ruso el avión no había sido dañado. Esperanzas que pronto se desvanecieron.
Momento en el que la compañía lanzó una campaña internacional para recaudar fondos para la reconstrucción de la aeronave. Un fondo que será necesario para recuperar un avión que es más que un mito de la aviación: ahora también es un símbolo de la resistencia ucraniana en la guerra.