El anuncio de la entrada del Estado español en el capital como primer accionista de Telefónica ha provocado que los títulos de la compañía se disparen este miércoles en bolsa. Sin embargo, la revaloración de la acción no será la única consecuencia del desembarco de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) en el accionariado de la operadora.
Una vez que la sociedad pública se haga con el 10% de Telefónica previsto, una operación que previsiblemente tardará meses en completarse, el grupo de telecomunicaciones pasará a contar con un accionariado más estable y con mayor peso de accionistas españoles frente a inversores extranjeros.
De hecho, en el comunicado remitido ayer a la CNMV, la Sepi señala que entra en Telefónica con "vocación de permanencia" y defiende que su participación permitirá proporcionar a la compañía "una mayor estabilidad accionarial" para que alcance sus objetivos.
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La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales se sumará así a dos accionistas históricos de Telefónica: CaixaBank, que posee un 3,5% (al que habría que sumar el 2,53% que tiene su brazo inversor Criteria) y BBVA, que ostenta un 4,87%.
En consecuencia, de no producirse cambios relevantes en las participaciones de CaixaBank y BBVA en los próximos meses, más del 20% del capital de Telefónica estará en manos de inversores españoles con una apuesta a largo plazo por la compañía.
'Españolidad'
De esta manera, se garantiza la 'españolidad' de Telefónica en un momento clave en la historia de la compañía, que está a punto de celebrar su centenario y acaba de lanzar un nuevo plan estratégico, con medidas como el ajuste de plantilla que está negociando actualmente con los representantes de los trabajadores.
Además, como destacan los analistas de Bankinter, la decisión del Gobierno de volver al accionariado de Telefónica 26 años después de su privatización puede interpretarse como "un contrapeso" a la reciente compra de un 9,9% de la operadora por parte de Stc.
Desde el Ejecutivo inciden en que Telefónica es una empresa "estratégica" para España en ámbitos como las telecomunicaciones, seguridad y defensa.
En concreto, subraya el "amplio despliegue" de infraestructuras que ha realizado para garantizar la conectividad y los servicios digitales a ciudadanos y empresas, así como su presencia en todas las áreas tecnológicas del Ministerio de Defensa.
De hecho, la vuelta del Estado a Telefónica llega en un momento en el que la reciente guerra en Ucrania tras la invasión rusa o el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza han puesto de relieve la importancia de contar con una industria nacional de defensa sólida y consolidada.
A este respecto, los analistas de Renta 4 consideran que la entrada del Ejecutivo en el accionariado de Telefónica "es coherente con la estrategia del Gobierno de tener una mayor participación y poder de decisión en compañías estratégicas, tal y como sucedió en Indra".
La entrada de Sepi en Telefónica también hará que la estructura accionarial de la operadora española se parezca más a la del resto de los grandes incumbentes europeos. Por ejemplo, Alemania ostenta un 13,8% del capital de Deutsche Telekom, mientras que Francia es titular de un 13,4% de las acciones de Orange.
De esta manera, la principal operadora española tendrá como primer accionista al Estado al igual que sus pares europeos y no a una empresa extranjera. Este último era el escenario que generó la entrada a principios de septiembre de Stc con la compra de ese 9,9% de Telefónica por 2.100 millones de euros.
Estabilidad
La otra gran consecuencia para los accionistas es que la empresa en la que invierten podrá entrar en una etapa de estabilidad accionarial que permita a la compañía trabajar enfocada en la ejecución del plan estratégico y en conseguir los objetivos que se ha marcado a medio plazo.
Se evitarán sorpresas accionariales como la que supuso la entrada en Stc hace algo más de tres meses. Y es que el grupo saudí también ha expresado su voluntad de ser un socio a largo plazo de la operadora española, con la que ya tenían alianzas desde antes de su entrada en el capital.
Esta estabilidad será clave para el desarrollo GPS, la hoja de ruta para los próximos tres años presentada en noviembre. En ella, la compañía se compromete a abonar, como mínimo, un dividendo de 0,30 euros por acción en el periodo 2023-2026 y se marca como objetivo alcanzar una generación de caja de 5.000 millones de euros al final de este periodo.
La estabilidad también podría mantenerse en el consejo de administración de Telefónica, donde se da por supuesto que la Sepi tendrá al menos un consejero, al igual que Stc si termina convirtiendo el 5% que posee en derivados financieros en acciones, previa autorización del Gobierno, y pasa a tener una participación directa del 9,9%.
En el caso del grupo saudí, cuando anunció su entrada en Telefónica mostró su confianza en el equipo directivo, en su estrategia y en su capacidad para crear valor. "Como accionistas a largo plazo, apoyamos a la compañía y estamos comprometidos a desarrollar y fortalecer nuestra relación estratégica", señalaba en septiembre.
En el de Telefónica, los analistas de IG señalan que este giro accionarial impulsado por el Gobierno marca un nuevo capítulo en la historia de la operadora y plantea preguntas sobre el papel futuro de la Sepi en la gestión y dirección estratégica de la compañía.
Desde Renta 4 añaden al respecto "lo mejor para la compañía es que el actual equipo directivo y el consejo mantengan la independencia actual" y apuntan que "cualquier percepción de interferencia 'política' será mal interpretada por unos inversores que a partir de ahora incluirán a todos los españoles".
Por su parte, varios analistas creen que el proceso de compra de ese 10% no debería tener por sí mismo un gran impacto en la evolución de la acción, ya que la Sepi ya ha confirmado que planea minimizar el impacto en la cotización realizando compras paulatinas y constantes en pequeños bloques de acciones.
Por el contrario, desde Bankinter apuntan que es previsible que la compra de un paquete de acciones tan elevado tenga un impacto significativo en el mercado. Como referencia un 10% de acciones equivale al volumen total negociado durante 1,5 meses.