El alto precio de la energía no solo está afectando a la gran industria. Todos los consumidores, hogares y pymes se están rascando los bolsillos para poder hacer frente a unas facturas que van creciendo día a día.
Las mayores subidas de precios son las de la factura de luz, el gas y los carburantes. De hecho, según la OCU, en 2021 la luz ha subido un 40,56% con respecto al recibo medio de 2020. El gas ha sido el cohete de los últimos meses: ya es un 500% más caro que hace un año (pero limitado por ley en la factura TUR -hogares- hasta un máximo del 5,5%). Por detrás están los carburantes (diésel y gasolina), con una subida del 52,3%, y el butano y el propano, que también han subido un 33,4%.
Pero ¿qué se puede hacer para evitar en la medida de lo posible esta sangría? He aquí algunos consejos.
Ahorrar en combustible
Además de reducir al máximo el uso del vehículo privado, se puede buscar qué gasolinera vende el combustible más barato de la zona. Encontrar la más barata cerca puede resultar una tarea casi imposible, pero merece el esfuerzo buscar un ahorro de dinero debido al gran coste que supone llenar el depósito del coche actualmente.
EL ESPAÑOL-Invertia ha publicado una lista actualizada de las 10 más económicas, con los precios más baratos que puedes encontrar en gasolina SP 95.
Según Aesae (Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas), España fue el país de la Unión Europea que experimentó la mayor subida de los precios en 2021, y la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) propone seguir una serie de pautas para reducir los consumos y así ahorrar entre 250 y 300 euros al año.
Entre ellas se incluye circular a velocidades constantes, cambiar de marcha correctamente, comprobar el estado de los neumáticos, controlar el exceso de peso, llevar temperatura adecuada, anticipar las maniobras, combustible low cost, compartir coche y otras alternativas para moverse por la ciudad.
Una factura de la luz más barata
Después de un 2020 muy barato por el confinamiento, desde que se comenzó a reactivar la economía, inició una escalada alcista que a partir de junio pasado se disparó. A día de hoy, y alentada por la guerra de Rusia y Ucrania, ya está en niveles estratosféricos.
Tanto es así, que hace una semana la factura de la luz alcanzó la locura de los 500 euros/MWh, una cifra que no puede asumir la mayoría de las familias y muchos negocios, desde pymes hasta grandes empresas.
El miedo y la incertidumbre se han extendido por la población y según Rastreator, comparador de tarifas de luz, gas y energía, se ha apreciado cómo el 93% de los usuarios en el comparador durante la primera semana de marzo se han interesado en su mayoría por tarifas fijas provocando una caída en las búsquedas de tarifas reguladas.
Hoy por hoy, estar en el PVPC (tarifa regulada para el pequeño consumidor) es estar al albur de las variaciones diarias y horarias del precio en el mercado mayorista. Según Francisco Valverde, experto en el sector eléctrico y consultor en desarrollo del área de renovables de eficiencia energética del grupo Menta Energía, "con los datos de futuros, la factura regulada estimada para un consumidor medio ya supera los 2.000 euros".
Las ofertas para tarifa fija son muchas y aunque han subido respecto al año pasado, aún podrían ser más interesantes que mantenerse al PVPC. Así se saldría de la volatilidad del pool y se tendría más certidumbre sobre el coste de la luz a final de mes.
Pero se puede hacer más por reducir al máximo el consumo energético. Rastreator propone una serie de medidas como comparar, antes de contratar una tarifa, las diferentes ofertas de las compañías y así evitar sobresaltos. En el caso de que ya se tenga una tarifa contratada y haya otra con mejores condiciones, es recomendable revisar el contrato con dicha comercializadora para comprobar el contrato de permanencia y ver si hay penalización.
Revisar la potencia contratada, usar bombillas de bajo consumo, desenchufar los aparatos en stand-by, mejorar la eficiencia energética de la vivienda para ahorrar gas, reducir la potencia de los electrodomésticos o comprar electrodomésticos de bajo consumo son otras alternativas.
Bajar el consumo de gas
Cada grado que se sube la calefacción supone un 7% de incremento en el gasto. De ahí que Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea, pidiera a todos los ciudadanos europeos que bajasen la calefacción de sus hogares. Pero ¿qué pasaría si todos los españoles bajásemos 1ºC la calefacción?
“Bajar el termostato 1°C puede suponer un ahorro del 6% en el consumo de energía para la calefacción a nivel europeo, dado que el 79% de la energía de los hogares se destina a la calefacción y la refrigeración”, ha declarado Christian Deilmann, cofundador y CPO de tadoº.
Otras medidas de eficiencia energética también pueden ayudar a que las casas estén más calientes en invierno y más frescas en verano.
Tener una vivienda correctamente aislada trae beneficios en muchos aspectos. España es uno de los países que más energía compra y, sin embargo, según Danosa, empresa especializada en construcción sostenible, hasta un 99% de sus viviendas experimentan pérdidas de calor debido a un aislamiento térmico insuficiente.
“Se calcula que con un aislamiento adecuado de cubiertas y fachadas de un bloque de viviendas, se puede reducir su consumo energético entre el 50% y el 65%”, asegura.
Este gasto de energía “supone hasta un 13% de los gastos que se tienen en el hogar”. Con estas cifras, la solución al problema se traduciría en un ahorro en la factura mensual que, según datos de Danosa, ascendería a 400 euros al año, con precios de años anteriores.