El 'paraíso bancario' de Suiza, en duda tras la caída de Credit Suisse: los reguladores piden más poder para penalizar
El sector financiero, basado en el famoso secreto bancario, es la piedra angular de la economía suiza y un gran atractivo para millonarias fortunas.
6 abril, 2023 02:26Muchos elementos característicos definen a Suiza, pero si por algo es referencia internacional es por su potente sector financiero, piedra angular de la economía del país e importante atractivo para millonarias fortunas. La región es conocida por ser una suerte de 'paraíso bancario' basado en la discrección que, muy a su pesar, ha sido protagonista en las últimas semanas de la caída de su segundo mayor banco.
La seguridad y la confidencialidad han sido siempre marca de la casa en la banca suiza, referencia internacional del negocio de grandes patrimonios. Dos elementos a los que han reventado numerosos escándalos, muchos alrededor de Credit Suisse, que ha tenido con el blanqueo de capitales una relación ciertamente peligrosa.
El caso Chiasso, Archegos, los Papeles de Panamá... El nombre de Credit Suisse ha estado vinculado a muchos escándalos financieros, algunos, incluso, relacionados con dictadores y políticos corruptos. Notorio en España es el caso de las cuentas ocultas que el rey emérito Juan Carlos I tenía en Suiza, que también se han vinculado a Credit Suisse.
Pese a todo, es incuestionable la reputación de Suiza como centro financiero, pero este statu quo podría estar en cuestión después de la caída de una entidad con 167 años de historia cuyo final, que sus supervisores no pudieron evitar, ha sido pronosticado en múltiples ocasiones hasta que hace tres semanas se hizo patente que su desaparición estaba más cerca que nunca.
Tras días de caídas bursátiles que arrastraron al resto del sector bancario europeo y una fuerte fuga de depósitos, las autoridades financieras y gubernamentales suizas decidieron vender aceleradamente el banco a UBS en una operación que ha despertado las sospechas de la Fiscalía Federal y el Congreso, así como la oposición de la ciudadanía y de sus accionistas.
Secreto bancario y regulación "laxa"
Cuando se complete, en el segundo semestre de este año, la transacción dará lugar a un gigante bancario que operará desde Suiza, en un sistema financiero conocido mundialmente por su inquebrantable secreto bancario, en funcionamiento desde 1934. El sistema financiero suizo, que genera miles de puestos de trabajo en el país, así como importantes ingresos fiscales, se ha desarrollado en base a este derecho, muy arraigado en la sociedad.
Durante los últimos casi 90 años el país ha sido maestro en ocultar la identidad de sus millonarios clientes, lo que ha levantado muchas polémicas y la frustración de las autoridades fiscales internacionales.
Al margen del secreto bancario, muchas dudas surgen ahora sobre la supervisión financiera del país. La famosa columna Lex del Financial Times ya apuntaba días antes del desastre que los organismos de control extranjeros "reconocen en privado que la regulación financiera suiza es demasiado laxa".
Y, de hecho, el organismo que parece haber sometido a un mayor control a Credit Suisse, al menos durante los últimos meses, ha sido la SEC, el supervisor de los mercados de Estados Unidos.
Más poder para el regulador
Esto podría cambiar en el futuro a la luz de las intenciones de los supervisores suizos. Marlene Amstad, presidenta de la Autoridad de Supervisión de los Mercados Financieros (FINMA) de Suiza, una de las supervisoras que tomó parte en el acuerdo para la venta de Credit Suisse a UBS, quiere más poderes para penalizar a los bancos.
Amstad dio el miércoles una rueda de prensa en la que habló de la venta de Credit Suisse y lamentó que los "instrumentos" con los que cuentan los supervisores suizos "tienen sus límites", algo que se ha hecho patente en el caso de la entidad.
"La FINMA no tiene poder para multar. Es una excepción comparado con otros reguladores", afirmó rotundamente Amstad, para quien las investigaciones a los bancos no deberían ser secretas, como lo son en la actualidad en Suiza: "La Autoridad quiere asegurarse de que puede hacer su trabajo más visible al público en el futuro, como nuestros colegas supervisores de otros países pueden hacer a menudo".
La Autoridad también quiere que los banqueros estén sometidos a un régimen especial de responsabilidad sobre su gestión. "Imponer sanciones podría ser un paso adelante, pero, como hemos visto, Credit Suisse pagó millones en multas que no cambiaron su catastrófica estrategia de negocio", apunta Dominik Gross, de la Alianza Suiza para el Desarrollo de las Organizaciones, informa Reuters. "Tiene que haber poder para perseguir a los máximos ejecutivos de los bancos por negligencia criminal", añadió Gross.
Las autoridades, con todo, rechazaron tener responsabilidad en la caída de Credit Suisse. "Reaccionamos muy pronto", defendió Amstad, achacando a los gestores del banco la responsabilidad de haber evitado la situación, pues, según dijo, la regulación por sí sola no puede salvar una crisis de confianza.
Una actitud muy diferente a la que Axel Lehmann, aún presidente de Credit Suisse, mostró durante la junta general de accionistas. El ejecutivo pidió perdón el martes a los que aún son dueños del capital de la entidad y afirmó que solamente habían tenido dos opciones: vender el banco o declarar su bancarrota.
Ralph Hamers, consejero delegado de UBS, por su parte, apuntaba un día después en su junta que "la compra de Credit Suisse será un reto mayúsculo". "Esperamos crear un negocio con más de 5 billones de activos", añadió.
Lo cierto es que tanto esta crisis como la provocada por la caída de Silicon Valley Bank en Estados Unidos han sacado a relucir el papel de los supervisores y las consecuencias de que no exista una vigilancia sobre las entidades tan estricta como la que existe en otras jurisprudencias, como la zona euro.
Por si caso, algún banquero ha salido ya a pedir que no se "sobrerreaccione" con más regulación como ocurrió tras la crisis de 2008. La situación no es la misma, desde luego, como apuntaba el martes Jamie Dimon, presidente y consejero delegado de JPMorgan Chase.
En su opinión, de hecho, las autoridades pudieron alentar las recientes turbulencias financieras con sus recomendaciones y la falta de previsión sobre la evolución de los tipos de interés.
Es posible que, de lograr sus intereses la FINMA, jamás se entre a cuestionar el inquebrantable secreto bancario que promete este sistema financiero a sus clientes y que es lo que, precisamente, les atrae. Pero es posible que algo haya cambiado en la banca suiza.
Mientras, Fiscalía, Congreso, accionistas y ciudadanos cuestionan la compra de Credit Suisse por parte de UBS, la primera fusión entre dos bancos de importancia sistémica mundial, a la que espera un camino tortuoso antes de culminar. Y eso no ocurrirá hasta el próximo semestre.