El presidente del Eurogrupo, el irlandés Paschal Donohoe, tiene plena confianza en la solidez del sistema bancario de la eurozona y en su capacidad para capear la tormenta financiera provocada por la quiebra del Silicon Valley Bank y el rescate de Credit Suisse. No obstante, Donohoe ha apelado a no caer en la "complacencia" y a mantener la "vigilancia" para frenar cualquier riesgo de contagio.

"Tengo una gran confianza en la cantidad de liquidez y la cantidad de resiliencia que ha construido nuestro sistema bancario. Y creo igualmente que nuestros reguladores (nuestras instituciones a nivel europeo y nacional) han desempeñado un papel muy importante en fortalecer la resiliencia de nuestro sistema bancario", ha dicho Donohoe a su llegada a la reunión del Consejo Europeo. 

"Tenemos las provisiones y la resiliencia para asegurar la estabilidad de nuestro sistema bancario en este momento", sostiene el presidente del Eurogrupo.

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"Pero nunca podemos ser complacientes. Por eso, nuestros reguladores continúan vigilando la situación del sector bancario: informaron al Eurogrupo en la reunión de la semana pasada y continuaremos recibiendo informes regulares de ellos", ha relatado.

A su juicio, la actual crisis es un recordatorio de que la Unión Europea debe seguir avanzando en la unión bancaria, y sobre todo poner en práctica los acuerdos que ya están cerrados. En este sentido, Donohoe ni siquiera ha mencionado la creación de un fondo europeo de garantía de depósitos (EDIS, por sus siglas en inglés), una iniciativa reclamada por España pero que lleva 10 años bloqueada por el veto de Alemania.

Para el presidente del Eurogrupo, la prioridad ahora debe ser aplicar el acuerdo alcanzado en 2020 para que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) pueda prestar dinero -hasta un máximo de 68.000 millones de euros- al Fondo Único de Resolución europeo (FUR), en caso de que este se quede sin fondos para acometer una crisis bancaria.

El FUR se creó en 2014 con el objetivo de que sean los bancos y no los contribuyentes los que paguen la próxima crisis financiera. Se financia con contribuciones de la propia banca y su dotación actual asciende a 66.000 millones de euros.

Italia es ahora mismo el único país que no ha ratificado esta reforma del MEDE, que se ha convertido en un instrumento tóxico en el país por su papel de patrocinador de la política de ajustes en la era de los rescates de 2010-2012. "Es importante completar la ratificación del MEDE para garantizar que el Fondo Único de Resolución tenga el apoyo que ya habíamos acordado", ha dicho Donohoe sin nombrar al Gobierno de Giorgia Meloni. La reforma tendría que entrar en vigor en 2024, ha insistido.

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El Eurogrupo está además a la espera de las propuestas que tiene que presentar la Comisión de Ursula von der Leyen para reforzar el marco de gestión de crisis bancarias y los fondos nacionales de garantía de depósitos. Una iniciativa que se ha retrasado al segundo trimestre para ajustarla teniendo en cuenta la crisis financiera. Donohoe se ha comprometido a sacar adelante esta reforma de mínimos lo antes posible.

El presidente ha reclamado a los Gobiernos de la eurozona que empiecen a cambiar de forma gradual sus políticas presupuestarias para tener en cuenta el nuevo entorno de elevada inflación y subida de tipos. "Debemos mantener el apoyo a nuestras sociedades, particularmente a los más vulnerables, pero las medidas que aumentan la demanda en nuestras economías o que aumentan de forma permanente la deuda ya no están justificadas", ha destacado Donohoe.

En su opinión, mantener las ayudas generales para toda la población contribuiría a alimentar el descontrol de precios y obligaría al BCE a subir todavía más los tipos. "Aunque la inflación está bajando un poco por la caída del precio de la energía, también vemos que otros productos no bajan o muestran signos de subir", ha avisado el presidente del Eurogrupo, citando expresamente los alimentos y los servicios.