La gestora que ahora dirige António Simoes pone a Burger King y Domino's Pizza en su 'lista negra climática'
Legal & General, el mayor fondo británico, presiona a las compañías que considera poco comprometidas con la lucha contra el cambio climático.
18 junio, 2023 03:23Legal & General Investment Management (LGIM), la mayor gestora de inversión del Reino Unido, coloca en el foco de la lucha contra el cambio climático a la comida rápida.
La compañía -cuya matriz, Legal & General, ha nombrado esta semana al exresponsable de Santander en Europa, António Simoes, como consejero delegado- ha incluido a Restaurant Brands International (dueña de Burger King, Tim Hortons y Popeyes) y a Domino's Pizza en su 'lista negra climática'.
LGIM, que gestiona activos valorados en 1,4 billones de euros, ha presentado los resultados de su séptimo Programa Anual de Compromiso de Impacto Climático, tras evaluar a más de 5.000 empresas que operan en sectores críticos para el clima.
La gestora ha identificado a 299 empresas que reúnen "las condiciones para ser sancionadas en la junta general de accionistas por no cumplir las normas mínimas para abordar el riesgo climático". Y aconseja desinvertir en el capital de 14 multinacionales: Air China; AIG; China Construction Bank; China Resources Cement; Exxon Mobil; Hormel; Industrial Commercial Bank of China; Invitation Homes; Kepco; Loblaw; MetLife; PPL; Sysco, y Cosco Shiping Holdings.
Además, LGIM ha incluido 43 compañías en cuyas juntas de accionistas propondrá voto en contra de la presidencia por falta de implicación en la lucha contra el cambio climático. Es en este grupo donde la gestora incluye a Restaurant Brands International y a Domino's Pizza.
En su informe, la gestora británica indica que espera del sector de la alimentación un compromiso con un futuro de emisiones cero, una política de deforestación y la trazabilidad de los productos.
LGIM mantiene en desinversión a la cadena estadounidense de alimentación e utensilios Sysco; a la estadounidense Hormel, conocida por su carne enlatada, y a la cadena de supermercados canadiense Loblaw.
Deforestación, trazabilidad
Las compañías de alimentación y, en particular, las marcas de comida rápida se han instalado en el foco de la lucha contra el cambio climático. La expulsión al exterior por parte del ganado de grandes cantidades de metano, o el empleo de una elevada cantidad de litros de agua en la producción de pizzas o hamburguesas, o el impacto por el transporte y la distribución, hacen que la comercialización de este tipo de alimentos sea considerada agente de cambio climático.
Durante los últimos años, las compañías cotizadas de la industria de la alimentación han recibido recomendaciones de voto a favor o en contra de fondos de inversión en sus juntas de accionistas dependiendo del grado de compromiso con la lucha contra el cambio climático.
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Burger King se ha marcado unos objetivos que evitarían la emisión a la atmósfera de 25,4 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente para 2030, lo que equivaldría a retirar de las carreteras durante un año a 5,5 millones de automóviles.
La cadena de hamburguesas -uno de sus locales en Valencia fue rociado el pasado domingo con pintura roja, biodegradable, por un activista del colectivo Futuro Vegetal- también firmó en 2021 el compromiso para tratar de limitar el calentamiento global a 1,5 grados.
Domino's Pizza asegura en su web que el 100% de la energía que emplea es "verde", el 85% de la luz, led, y que ha conseguido un 2% de ahorro energético al año. En 2021, en su informe, LGIM señaló que la empresa no tenía política de deforestación ni objetivo marcado de reducción de emisiones.
La primera responsable de LGIM, Michelle Scrimgeour, advierte en la presentación del informe que, tras un año de "agitación geopolítica y económica", los esfuerzos mundiales para impulsar la transición energética "están flaqueando".
"Los responsables políticos, los inversores y los líderes de la industria deben utilizar todas las herramientas legítimas a su alcance para mitigar el riesgo sistémico que plantea el cambio climátio", afirma. "Todos los componentes de la economía mundial deben adaptarse".