Era una de las grandes tecnológicas respaldadas por capital riesgo que más apostaba por la bolsa como destino. Pero la tecnológica catalana Scytl ha cambiado de idea. Aparca su aterrizaje en el Nasdaq estadounidense, que tenía previsto para finales de este año. La razón: tiene acceso suficiente a inversión fuera de los parqués bursátiles y no cuenta aún con un negocio suficientemente recurrente y predecible como para enfrentarse a unos inversores muy exigentes en lo financiero.
La compañía, que arrebató el recuento de las elecciones general del 20 de diciembre de 2015 a Indra, por primera vez en la democracia española, cambia de estrategia: se centra en el voto electrónico, tras años de expansión por otros segmentos del mercado electoral, y abandona los mercados emergentes tras los fuertes impagos sufridos en Congo, México y Ecuador. La consecuencia es una ralentización en el crecimiento en unas cifras de negocio que, por ahora, son una incógnita (en 2014 cerró en su compañía en España con 25,5 millones de euros de ingresos y 10,5 millones de pérdidas) pues no ha presentado cuentas en España tras una importante reorganización empresarial.
Ahora, la compañía se enfrenta a una nueva etapa con 12 millones de dólares en el banco tras una ronda de financiación que permitió elevar un 18% su valoración hasta más de 360 millones de dólares.
¿Por qué no salir a bolsa?
El primer gran cambio en la estrategia de la empresa está en la bolsa. Desde el principio, la compañía tenía el Nasdaq norteamericano, donde cotizan gigantes como Apple, Google o Amazon, en su horizonte. Fue la razón, incluso, de un cambio de modelo de negocio en 2014 donde apostaron más por el modelo de ‘suscripción’ para rentabilizar sus programas informáticos (software), con el objetivo de lograr que sus ingresos fueran más recurrentes. Sin embargo, los planes se meten en un cajón, al menos por ahora. “No creo que salgamos a bolsa; no lo hemos descartado oficialmente, pero está aparcado”, asegura en una entrevista a EL ESPAÑOL el consejero delegado de la empresa, Pere Vallés.
Lo que antes era una ventaja, ahora no lo es. Vallés señala tres grandes virtudes que han dejado de serlo. La primera era la liquidez que ofrece la bolsa para los accionistas que quieren hacer caja tras años en el accionariado. “Este problema ya está resuelto porque hay fondos suficientes que pueden comprar esas acciones en el mercado secundario”, asegura. La segunda era la posibilidad de captar capital para seguir creciendo. “Pero ahora, como empresa privada, tenemos acceso a capital con ocho fondos de inversión en nuestro accionariado y algunos de ellos con capacidad ilimitada para invertir”, asegura.
A muchas empresas les ha perjudicado la bolsa y nos inclinamos por tener un perfil más bajo, no estar expuestos a la bolsa porque puede tener un impacto negativo
La tercera de esas ventajas hay que encontrarla en la promoción. “Pensábamos que ser cotizada nos daba un estatus y nos permitía tener más credibilidad como empresa que trabaja en temas electorales y trabaja con gobiernos y administraciones”, apunta. Sin embargo, lo ocurrido con algunas compañías cotizadas en bolsa les ha restado interés. “A muchas empresas les ha perjudicado y nos inclinamos por tener un perfil más bajo, no estar expuestos a la bolsa porque puede tener un impacto negativo”, resalta.
Valoración: un 18% superior
La compañía cerró una gran ronda de 104 millones de dólares (98 millones de euros al cambio actual) en la que aterrizaron grandes fondos como Vulcan Capital, del cofundador de Microsft Paul Allen, SAP Ventures o Industry Ventures. De esta cantidad, unos 64 millones de dólares se destinaron a compraventa de acciones (mercado secundario) de accionistas ya presentes y 40 millones a inversión. Hace tan sólo un mes, anunció una nueva inyección para abordar esta nueva etapa.
A esta ampliación acuden todos los inversores actuales. Varias fuentes con conocimiento de la operación aseguraron a este medio que la valoración de la compañía podría contener una reducción de su valoración. Sin embargo, según ha podido comprobar a posteriori, la valoración se eleva un 18% hasta superar la barrera de los 360 millones de dólares.
Hay dinero suficiente pero si queremos hacer una adquisición nueva o plantear un negocio nuevo sí necesitaremos más dinero
Pese a que lo habitual es que las rondas de financiación vayan ‘in crescendo’ en la cantidad de dinero aportada por los inversores, el caso de Scytl es distinto. “Los inversores nos piden que cada año presentemos una oportunidad de inversión: el año pasado fue Open Séneca, de la mano de Telefónica, y este año el de las consultas ciudadanas”, explica Vallés. La duda es: ¿hay dinero suficiente en la caja tras esta operación? “Hay dinero suficiente pero si queremos hacer una adquisición nueva o plantear un negocio nuevo sí necesitaremos más dinero”.
Hoy por hoy, Scytl sigue sin ser rentable. Y la empresa no tiene la presión de sus inversores para conseguirlo, pese al cambio evidente de tendencia en el mercado del capital riesgo para primar más los beneficios frente al crecimiento. “Ellos han pagado una valoración muy alta y quieren que Scytl lidere la transformación digital de un mercado electoral de varios miles de millones de dólares”, explica el consejero delegado, quien sí reconoce cierta presión por plantear ideas nuevas de negocio, como Open Séneca, “que permitan crecer y expandirnos a nuevas áreas”.
Adiós a los países emergentes
En esta nueva etapa, además de descartar la salida a bolsa, Scytl ha decidido dar un giro en su negocio en los mercados emergentes. Tres años atrás, estos representaban dos tercios de toda su facturación anual. Sin embargo, todos los problemas llegaron en 2014. Hasta ese momento, pese a trabajar de manera continuada con gobiernos y administraciones públicas, no había tenido problemas de impagos. En la República Democrática del Congo sufrieron el primer golpe. Y llegaron más.
“En el Congo nos enganchamos de una forma bestial”, reconoce Vallés. En concreto, tienen pendientes de cobrar 31 millones de euros de un proyecto de recuento y consolidación de resultados de las elecciones, tal y como reza en la memoria de las cuentas de 2014. ¿La razón? El presidente del país, Joseph Kabila, se niega a convocar elecciones (tenía que haberlo hecho en noviembre de 2016) y al no tener presupuesto nacional no pueden crear la partida para abonarlo. En las cuentas de 2015, que aún están pendientes de presentar, este contrato se ha provisionado.
No ha sido el único. Ni mucho menos. En México perdieron “varios millones de euros” después de que el Gobierno del país cancelara un proyecto para crear una plataforma que midiera en tiempo real las apariciones en medios de los candidatos. Y en Ecuador, las autoridades electorales declararon a la empresa “contratista incumplida” por un supuesto retraso en la obtención de resultados de las elecciones locales de 2014 –un proyecto valorado en 5,9 millones de euros-. “La infraestructura que tenía que montar el cliente no se montó”, defiende el directivo.
La consecuencia es un frenazo en el negocio en estas zonas y, por tanto, de toda la compañía. “El crecimiento ha sido inferior al esperado”, se limita a apuntar. Se preveía que en 2015 el crecimiento fuera de hasta el 70% y que el resto de los siguientes ejercicios fuera de algo más de la mitad. Ahora quieren concentrar su negocio en Estados Unidos (que concentra el 20% de la facturación) Canadá, Reino Unido y Australia (15%) y el resto de la Europa occidental, junto a Brasil.
Sin cuentas, por la reorganización empresarial
A este cambio en el reparto del negocio hay que añadir otro en la organización corporativa. El equipo directivo quieren darle más peso al segmento del voto electrónico (su origen) y también al negocio del software, el cual tiene mejores márgenes y una valoración mucho mayor en el mercado. Y para adaptar la compañía a esa realidad han dividido a la compañía en tres grandes divisiones, con sociedades aparte que no consolidan bajo el mismo paraguas. Un cambio que ha retrasado la presentación de las cuentas de las sociedades en el Registro Mercantil tanto del ejercicio 2015 como 2016 –que esperan presentar en las próximas semanas-.
El cambio principal tiene que ver con ese objetivo de separar el negocio de equipos informáticos (hardware) del de programas (software). ¿La razón? El primero distorsiona al resto porque genera grandes volúmenes de facturación pero con márgenes muy estrechos y además penaliza en las valoraciones. “Las empresas de software se valoran entre 5 y 10 veces los ingresos y las de hardware a 0,5 veces”, afirma Vallés.
¿Cómo se ha ejecutado? Scytl Secure Electronic Voting será la compañía principal, mientras que el negocio de hardware se centrará en Scytl Voting Hardware. También se mantendrá como empresa ‘independiente’ del grupo Open Séneca, la compañía creada de la mano de Telefónica (que invirtió 5 millones de euros en el momento de su creación el pasado año) para centrarse en el negocio de las consultas ciudadanas. Ninguna consolidará bajo un grupo común, pero en el caso de las dos de Scytl mantendrán un reparto accionarial idéntico.
Será, por tanto, difícil de conocer la fotografía económica completa de la compañía, pues además de las estas sociedades en España, también contarán otras filiales locales ‘independientes’. Esta reorganización ha sido la razón por la que se ha retrasado la presentación de las cuentas de los ejercicios 2015 y 2016.
Contencioso en España
El de las elecciones del 20-D es uno de los casos que Vallés señala como ejemplo de no sólo de esa fuerte inversión en equipos informáticos físicos (más de 20.000 móviles adquiridos para cumplir con los requisitos del contrato) que, a la postre, estrecha los márgenes, sino también del fuerte incremento de la competencia que acarrea una pelea con el precio como casi único argumento comercial.
Según el directivo, la empresa semipública Indra recortó casi un 60% el importe final del contrato. “Es un pequeño escándalo”, asegura Vallés, quien confirma que en este proceso legal va acompañado de Tecnocom (con la que formó la UTE) que ha sido recientemente comprada por la propia Indra.
Más voto electrónico
El otro giro en la estrategia se centra en volver a los orígenes de la empresa. Su actividad original era el voto electrónico. Sin embargo, en 2011 ejecutaron un proceso de diversificación para abrir el abanico de soluciones tecnológicas. Tras siete adquisiciones, se abrieron a otras áreas del mercado electoral. Principalmente la del recuento electoral (consolidación, en el argot), un segmento “más maduro donde hay una fuerte competencia y es más difícil ser diferencial más allá del precio”.
Queremos convertirnos otra vez en una empresa de voto por internet y con algunas soluciones de modernización electoral
El objetivo es estrechar más el foco y concentrarse en el voto electrónico puro. No sólo quieren crecer en el área de las elecciones políticas, sino también en otros segmentos como las consultas ciudadanas (con Open Séneca) como los del sector privado (elecciones internas de partidos políticos, organizaciones sindicales, grandes asociaciones profesionales, universidades, etc.). “Queremos convertirnos otra vez en una empresa de voto por internet y con algunas soluciones de modernización electoral, que es donde somos diferenciadores, donde hay barreras de entradas (certificaciones, patentes…) y donde estamos viendo que empieza a haber tracción”, apunta Vallés.
En este tiempo han tenido que hacer un proceso de digestión de todas estas adquisiciones. También en el lado del empleo. Tiempo atrás, pasaron de 60 a 600 empleados en apenas un lustro, pues cuando adquirían una compañía consolidaban el equipo. Ahora han decidido hacer una reducción, cerrando varios centros de I+D. En total suman unos 525 empleados frente a los 576 que representó el pico en 2014.
Con todo, la compañía es optimista con el futuro, aunque con unos crecimientos mucho menos pronunciados. “No serán crecimientos del 70% o el 80% pero con un 35 o 40 por ciento está muy bien y cumple las expectativas de nuestros inversores”, concluye Vallés.