Un señor mayor camina por una calle de Madrid.

Un señor mayor camina por una calle de Madrid. Jesús Hellín Europa Press

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Las pensiones subirán un 2,8% en 2025 y el coste para el Estado se disparará por encima de los 13.200 millones al mes

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Las pensiones contributivas subirán un 2,8% en 2025. Los datos del IPC conocidos este jueves permiten calcular la inflación media entre diciembre de 2023 y noviembre del presente año, variable con la que se revalorizan las pensiones cada año para no perder poder adquisitivo. La nueva subida elevará el gasto mensual de la Seguridad Social por encima de los 13.200 millones de euros.

La de 2025 será la actualización más modesta de los últimos tres años. Este año, las pensiones subieron un 3,7%, y en 2023 la revalorización alcanzó el 8,5%, en un año muy marcado por las tensiones inflacionistas derivadas de la guerra en Ucrania. Desde 2022, una vez aprobada parte de la reforma del sistema de pensiones, las subidas anuales se encuentran automatizadas para mantener el poder de compra de sus perceptores.

De hecho, en la última década sólo se superó el umbral del 2% a la hora de revalorizar estas prestaciones a partir del año 2022. Y entre 2014 y 2018 sólo subieron un 0,25% cada año, siguiendo los criterios del factor de sostenibilidad impuesto por el Ejecutivo de Mariano Rajoy.

En todo caso, lo importante será cómo esta nueva subida del 2,8% se traducirá en los ingresos que se reciben cada mes. Cada pensionista lo notará de manera diferente, en función del tipo de prestación y su cuantía. Para calcular cómo afecta a cada uno basta con multiplicar la pensión que se percibe este año por ese 2,8% y dividir el resultado entre 100.

La pensión media del sistema en octubre —último dato disponible— fue de 1.259 euros y, tras la subida, se situará en uno 1.295 euros, gracias a un incremento de 35 euros. Por su parte, la pensión de jubilación subirá 40 euros de media, para alcanzar los 1.488 euros. Desde 2014, la revalorización ronda el 50%. La subida puede suponer cerca de 600 euros al año para una pensión media de jubilación y 500 para la pensión media del sistema y también aplicará al sistema de Clases Pasivas.

Cabe recordar que el último tramo de la reforma de pensiones, aprobada en 2023 con José Luis Escrivá como ministro, estableció una nueva fórmula para actualizar la pensión máxima. Al porcentaje de subida que se aplica a todas las prestaciones contributivas se suma un recargo adicional de 0,115 puntos. Así, la pensión máxima subirá un 2,9%, de manera que se alcanzarán nóminas de más de 3.250 euros.

Como es de esperar, la subida de las pensiones llevará aparejada una subida del gasto de la Seguridad Social. Si únicamente se tiene en cuenta el incremento derivado de la revalorización, la nómina mensual de las pensiones se situaría en enero ya por encima de los 13.200 millones de euros.

Según el Banco de España, el coste de la revalorización es de 1.800 millones por cada punto porcentual que se actualizan las nóminas de los pensionistas. De esta manera, y en términos anuales, la nueva actualización de las pensiones contributivas tendrá un coste para el Estado que rondará los 5.000 millones de euros.

Desde 2014, el gasto de la Seguridad Social en pensiones ha crecido más de un 60%. La diferencia de más de diez puntos con la revalorización de las pensiones se explica por la incorporación de nuevos pensionistas que ingresan al sistema con pensiones más altas. Y es que tanto los salarios como las bases de cotización —que es lo que se tiene en cuenta para calcular la pensión— crecen año a año. Además, la elevada esperanza de vida tiene un efecto acumulativo en ese gasto.

Para afrontar estos desembolsos cada vez mayores, el Estado necesita recaudar más. De ahí ese último tramo de la reforma de las pensiones, que introdujo el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI), el destope de la base máxima de cotización y la cuota de solidaridad para los salarios más altos.

En el caso del MEI, esta contribución que empleados y empleadores hacen al Fondo de Reserva de la Seguridad Social, más conocido como hucha de las pensiones, volverá a subir en 2025. Pasará del 0,7% al 0,8%. La empresa se hará cargo de 0,67 puntos y el trabajador, de 0,13. Esto se aplica a todos los trabajadores.

Por el lado del destope, la reforma introdujo una subida de las cotizaciones sociales de las bases máximas, con un incremento acorde al IPC al que se suma un diferencial fijo de 1,2 puntos cada año. Pero la revalorización de las pensiones máximas (que corresponde a quienes cotizan por la base máxima) es menor, ya que a la inflación sólo se le suma ese 0,115, generando un diferencial positivo para las arcas de la Seguridad Social.

En último lugar, la cuota de solidaridad, que llega en 2025, afectará también a los salarios más altos a modo de recargo. En concreto, se aplicará sobre la parte del salario que actualmente no cotiza por superar el tope máximo de cotización. El año que viene la cuota será del 1% y después aumentará a un ritmo de 0,25 puntos por año, hasta llegar al 6% en 2045.

Si este año la base máxima de cotización está en 4.720,5 euros, el año que viene rozará los 4.900 euros. Toda la parte del salario que sobrepase esa cuantía tendrá el mencionado recargo del 1% en sus pagos a la Seguridad Social.