Arnaud Rousseau junto a un grupo de agricultores franceses.

Arnaud Rousseau junto a un grupo de agricultores franceses.

Economía

Arnaud Rousseau, el sindicalista agro francés que quiere frenar al Mercosur y ha torcido ya el brazo a Carrefour

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Vuelven los tractores a la calle en Francia. El acuerdo UE-Mercosur, sobre el que hay consenso desde 2019, pero no firma por la oposición de varios países europeos liderados, precisamente, por los galos, ha incendiado esta semana sus ánimos al volver al centro del debate en el G20, donde su consecución se ha visto como una vía de escape a los temidos aranceles que pueda imponer Donald Trump a partir de enero.

Es una posibilidad de la que no quieren ni oír hablar los agricultores y ganaderos franceses, a los que moviliza una potente figura que deja claro a Emmanuel Macron que la oposición debe seguir. Un hombre que es a la vez granjero, alcalde, presidente de un consejo de administración y, lo más importante en el país de la Revolución, líder del sindicato más poderoso del agro, la FNSEA.

Tal es el currículo de Arnaud Rousseau, que se prodiga por los medios de comunicación franceses para advertir de que la semana que viene seguirán las movilizaciones: martes, miércoles y jueves están ya marcados en rojo en el calendario por nuevas protestas para, asegura, "presionar" ante los "obstáculos" que enfrenta la agricultura.

Serán más movimientos tras una semana que se ha saldado con 85 acciones, generalmente concentraciones, y que han logrado efectos inmediatos sobre Macron, que se apresuró a decir desde Brasil que seguiría con su oposición al acuerdo -"los agricultores saben que cuando hago promesas, las cumplo"- y de Carrefour, que ha asegurado que no venderá carne procedente del Mercosur.

"En toda Francia escuchamos la desesperación y la indignación de los agricultores ante el proyecto de acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur y el riesgo de inundar el mercado francés con carne que no responde a sus exigencias y normas", justificó el CEO de la cadena, Alexandre Bompard, en una carta remitida, precisamente, a Arnaud Rousseau.

El affaire Carrefour

Era un gesto más simbólico que efectivo: el 96% de la carne de ternera y cerdo que vende Carrefour procede de Francia, ha admitido el propio CEO a Le Monde, pero ha sido suficiente para evidenciar el poder de Rousseau, al que le da la razón en otros ámbitos.

Así, también indica en la misiva que espera que los restaurantes galos tomen ejemplo de Carrefour, pues el 60% de las carnes que ofrecen los hosteleros, dice Bompard, son importadas.

La situación ha generado ya respuesta oficial del Gobierno de Brasil, que defiende que cumple directrices internacionales y lamenta que Carrefour tome esta decisión "sin ningún criterio técnico que justifique tales afirmaciones".

También han reaccionado desde la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (FARM), que tachan la medida de "arbitraria, proteccionista y equivocada"

¿Y Rousseau? Continúa con sus reivindicaciones en diferentes medios.

Asegura que se necesitan soluciones para garantizar la viabilidad de las explotaciones; es decir, más allá del asunto Mercosur, que carece de fecha para desatascarse definitivamente pese a las crecientes presiones internacionales a Macron, el gran sindicalista francés del agro ha decidido que la movilización debe ser más amplia. Y nadie quiere ser su enemigo.

Granjero y hombre de negocios

Rousseau demostró que suele conseguir lo que busca a principios de este año. Entonces fueron los agricultores y ganaderos franceses los que más agitaron las protestas que se extendieron después por toda Europa, también en nuestro país, en rebeldía contra la Política Agraria Común (PAC) y la pérdida de rentabilidad.

Es algo habitual: las movilizaciones agro francesas suelen ser el germen de lo que se ve después en países vecinos, y en este caso el presidente de la FNSEA fue determinante para que se levantaran los bloqueos en las autopistas -los tractores llegaron hasta París- y se diera confianza al Gobierno para que moviera ficha.

Acabó con la agitación, en suma. Rousseau, que lidera el sindicato desde 2023, exhibió así sus dotes pragmáticas y políticas; no en vano, es alcalde de su pueblo, Trocy-en-Multien, situado a 70 kilómetros al este de París, desde 2014. 

Allí gana elecciones como independiente y también dirige la explotación familiar, forjada tras cinco generaciones y que ocupa 700 hectáreas de colza, girasol, trigo, remolacha y maíz. Un hombre local que, sin embargo, tiene un perfil más cercano al de grandes corporaciones capitalinas.

Porque Rousseau, si parece algo, es un hombre de negocios. Se graduó en la prestigiosa European Business School de París y dio sus primeros pasos en el sector del vino, en la gran empresa, antes de encargarse de la finca familiar en 2002.

También fue militar en la reserva, algo que parece casi un paréntesis menor a tenor del resto de experiencia. Desde 2017, de hecho, esta es destacada en el ámbito corporativo: lidera el consejo de administración de Avril, un gigante agroalimentario especializado en aceites y biocarburantes que facturó 8.000 millones de euros en 2023

Con 50 años cumplidos, no parece que vaya a bajar el ritmo. "Nunca he visto al mundo agrícola tan tenso", ha dicho esta semana en una de sus numerosas entrevistas.
También ha recordado que "hay que cumplir que promesas", un mensaje directo a Macron, que tiene el reto de aguantar la presión en casa y, también cada vez más, la de los países europeos que sí quieren abrir las puertas del Mercosur. Entre ellos, España.