La subida del precio en la alimentación es uno de los quebraderos de cabeza de muchos hogares españoles: en los últimos dos años (si tomamos los datos disponibles hasta septiembre) el precio medio de los alimentos ha crecido en un 27%, pero un buen número de alimentos ha registrado subidas por encima del 30%. Unos incrementos que han supuesto un golpe al poder adquisitivo de las familias.
El aceite de oliva virgen extra, uno de los productos más empleados en la dieta mediterránea, rompe todas las estadísticas en el alza de precios experimentado en España durante este periodo, con una subida del 90%: una botella de un litro ha pasado de costar, de media, 4,98 euros a 9,49 euros.
Pero no es el único alimento que ha registrado un porcentaje de subida superario al 50%. El kilo de azúcar ha pasado de tener un precio de 0,93 euros a 1,47 en estos dos años, lo que supone un incremento del 58%, según datos de la consultora KPMG y del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por su parte, el precio de alimentos básicos como la leche, el arroz o los huevos también ha experimentado una subida notable, con subidas en este periodo que alcanzan el 40%, 34% y 37%, respectivamente.
Esto equivale a que el litro de leche se ha incrementando 0,38 euros de media, hasta situarse en los 1,29 euros. También a que la docena de huevos pase de 2,28 euros a 3,15 euros, mientras que el kilo de arroz ha subido a 1,80 euros desde 1,34 euros.
En tasa interanual, el IPC de los alimentos ha soportado subidas superiores al 15% desde octubre de 2022 a marzo de 2023. Y la previsión del Banco de España es que en tasa interanual este indicador no se situará por debajo del 2% hasta el año 2025.
Por su lado y a nivel de la eurozona, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha reiterado este viernes que, si se mantienen los tipos de interés en sus niveles actuales del 4,50% por un tiempo "suficiente", se logrará el objetivo del supervisor bancario: situar la tasa de inflación volverá en el 2%.
Sin embargo, la máxima responsable del banco central de los Estados de la Unión Europea ha reconocido que los precios podrían repuntar en los próximos meses por la extinción del efecto base energético.
Además, según ha explicado Lagarde, la ralentización de este proceso es achacable a que los altos precios de la energía dejarían de estar presentes en las comparaciones realizadas en términos interanuales, por lo que "se perdería el efecto base" ya en enero o febrero.