Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Invertia

Europa

El Pacto Industrial Limpio se posiciona como "el pasaporte de competitividad" para Europa en un contexto cambiante

La región comunitaria es líder en innovación temprana en el sector de tecnologías limpias, pero la escalabilidad es su "talón de Aquiles". 

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Este miércoles, 26 de febrero, la Comisión Europea presentará el llamado Clean Industrial Deal o, lo que es lo mismo, el Pacto Industrial Limpio, una iniciativa que busca estimular la demanda de bienes manufacturados respetuosos con el clima y fabricados en Europa. Según la información que se ha podido conocer de antemano, en él se incluyen medidas relacionadas con requisitos de sostenibilidad y resiliencia, así como criterios de preferencia europea para la contratación pública en la UE. 

Además, el Pacto contempla disposiciones para reducir los precios de la energía, normas simplificadas sobre ayudas estatales y un fondo de apoyo financiero para la descarbonización industrial.

Con el objetivo de analizar las implicaciones de este documento, un grupo de expertos formado por Gonzalo Sáenz de Miera, presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde; Bianca Dragomir, directora de Cleantech for Iberia; y Pepe Escrig, investigador sénior en Economía Política y Gobernanza del think tank E3G, se han reunido de forma virtual para discernir el impacto del mismo en las empresas europeas y españolas. 

Sáenz de Miera ha explicado en su intervención que Europa se enfrenta, actualmente, a una fuerte dependencia exterior en temas relacionados con la energía y los materiales críticos, así como a una incertidumbre geoestratégica y una marcada competencia entre bloques económicos. Así, la aparición de este Pacto Industrial ayudará a mejorar la competitividad de la UE a la par que se mantiene el objetivo de la descarbonización, que se ha consolidado como "una tendencia imparable".

En concreto, ha destacado que este proyecto apoya industrias en las que el territorio comunitario es fuerte (la descarbonización, la digitalización o la industria net zero), ayuda a simplificar los procesos administrativos, mejora la fiscalidad y genera certidumbre respecto la regulación, entre otros puntos fuertes. "En esta carrera por liderar la economía e industria del futuro, Europa quiere mantener la velocidad", ha insistido. 

El presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde ha señalado que esto no solo será una oportunidad para Europa, sino también para España. "El paquete que se presente determinará el futuro de la economía europea y española de los próximos años", ha avanzado. "Lo que conocemos (del Pacto) se corresponde a lo que necesita la industria: tenemos las tecnologías para la descarbonización, hacen falta políticas y alianzas". En este sentido, ha precisado que no hay que subestimar la velocidad de la revolución tecnológica porque esta, unida a las políticas de la UE, es clave para acelerar la transición energética, la productividad y contribuir al buen desarrollo de la región. 

Escalabilidad como talón de Aquiles

Por su parte, Dragomir ha recordado que el sector de las tecnologías limpias (cleantech) es uno de los que más inversiones y empleo genera y, a la vez, uno de los que más potencial de crecimiento tiene. "El problema es que en este sector de tecnologías limpias (...) solo somos líderes en innovación temprana, nuestro talón de Aquiles es la escalabilidad", ha señalado. "Nos falta una estrategia para hacer negocio de ellas, con mecanismos de inversión y una hoja de ruta clara". 

La directora de Cleantech for Iberia ha explicado que, tradicionalmente, se tardan entre cuatro y cinco años en poner en marcha un proyecto de tecnología limpia en Europa, en contraste con los meses que le lleva a China. Entre las razones, la mayoría de las startups señalan hacia la fragmentación regulatoria. "Necesitamos foco y simplificación, no podemos ceder la carrera", ha insistido. 

"Este Pacto viene a ser el pasaporte de competitividad en un mundo muy cambiante, es una prueba de que estamos ante una Comisión Europea consciente que está despertando", ha afirmado. Así, ha precisado, los reguladores quieren aumentar la competitividad sin diluir su apuesta por la transición energética. 

En su turno, Escrig ha explicado que lo que se ha conocido de dicho documento demuestra que la Unión Europea está dispuesta a mantener el pulso en un momento geopolítico en el que el resto de países están pendientes de su respuesta ante Estados Unidos. "Europa les está diciendo que va a ser un socio fiable y que es posible tener un impacto positivo a través de su política industrial", ha señalado. 

El investigador sénior en Economía Política y Gobernanza del think tank E3G ha señalado que con este Pacto la UE redobla su apoyo a las tecnologías limpias, a los mercados emergentes y apuesta por la descarbonización de las industrias más tradicionales teniendo como base la competitividad y la oportunidad de negocio. Aun así, advierte, "el diablo estará en los detalles", ya que se ha mostrado cauto para ver cómo se traducen estas propuestas en la realidad.