Reducir, reciclar y reutilizar. Este mantra, acuñado por Greenpeace a principios de los 2000, se viene repitiendo hasta la saciedad desde hace casi dos décadas para promover un consumo responsable, disminuir la generación de residuos y aprovechar los recursos disponibles.
Desde entonces, con más o menos acierto, prácticamente todas las industrias están haciendo un esfuerzo para que su actividad no impacte negativamente en el medioambiente.
Si nos paramos en los datos, algunos de estos sectores resultan especialmente perjudiciales, como es el caso del textil, responsable del 10% de las emisiones mundiales de carbono, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Innovar para reciclar más
La fast fashion, o moda rápida, es parte del problema: desde mediados de los 90 los europeos haya aumentado un 40% la compra de textiles. Consumen casi 26 kg al año y se desprenden de 11 kg. De todos ellos, el 87% es incinerado o acaba en vertederos y, en todo el mundo, menos del 1% se recicla.
Para paliar el problema, hace casi un año, en marzo de 2022, se presentó la Estrategia de la UE para textiles sostenibles y circulares. Su objetivo es que las prendas sean más duraderas, reparables, reutilizables y reciclables, poner freno a la moda rápida y estimular la innovación en el sector. En esta línea, en España, se acaba de constituir la Asociación para la Gestión del Residuo Textil “para avanzar hacia un modelo más circular” en esta industria.
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En este contexto, y como señala la Unión Europea, uno de los asuntos pendientes es desarrollar tecnologías adecuadas para impulsar una industria textil más sostenible. Entre ellas, contar con herramientas que permitan medir cuál es el impacto del sector de la moda tanto durante el proceso productivo como en el comercial.
Detectada esa necesidad, en 2021 las hermanas Mariana (Madrid, 1985) y Carlota Gramunt (Madrid, 1988) arrancan T-Neutral, una empresa dedicada a la “medición, reducción y compensación de la huella textil”, según explican a D+I durante una entrevista tras su vuelta del Foro del Davos, donde han sido las únicas españolas invitadas al panel ‘Green Accelerator’.
Medir la ‘huella textil’
Mariana es publicista de formación, pero ha desarrollado la mayor parte de su carrera en consultoría de innovación. Carlota cursó estudios relacionados con la moda. Siempre han querido impactar de forma positiva en esta industria y en 2015 crearon la marca Sidikai, el germen de lo que es ahora T-Neutral.
Durante la puesta en marcha de ese primer proyecto “recopilamos mucho conocimiento de la industria orientado a diseñar prendas de la forma más neutra posible. Llegó la pandemia y nos planteamos capitalizarlo y buscar una solución para la crisis actual del residuo textil, pero no solo para aplicarla a nuestra marca, sino que tuviera repercusión global en la industria”, explica Carlota.
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En sus comienzos, hace casi dos años, contaron con la entrada en su capital del fondo tQuity y la tecnológica CloudFramework para desarrollar su producto mínimo viable (MVP, por sus siglas en inglés). “Queríamos dar con algo que cualquier productor en cualquier lugar del mundo pudiera utilizar para mejorar y reducir el residuo textil”, añade Mariana. “Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que faltaba una forma de medir eso a lo que queríamos dar solución”.
Fue así como acuñaron el concepto ‘huella textil’, con el que hacen referencia a “la cantidad de textil que un productor arroja al sistema a lo largo de su actividad, desde el momento del diseño hasta el de la comercialización”, explican las hermanas Gramunt. Una fórmula con la que pretenden conseguir su trazabilidad y obtener una foto lo más completa posible que permita mejorar su gestión, “considerar el material textil como un recurso y no como un residuo”, apunta Mariana.
La transformación, en manos de los grandes
En julio de 2022, cerraron una ronda presemilla de 100.000 euros en la que entraron inversores como el grupo Padeinvest y otros socios privados. Justo en esa fecha, lanzaron su servicio de medición de la huella textil, con el que ya trabajan las españolas Ecoalf y Sepiia, y el fabricante argentino Derwill.
Nos adelantan que también están en conversaciones con grandes firmas de moda “con buenas sensaciones”. “Les explicamos que ellos son los que tienen la llave de la transformación de esta industria”, abogan ambas hermanas.
Algo para lo que, además, ya se está desarrollando un marco normativo para que los productores sufraguen los costes de la gestión de los residuos que generan. Una regulación a la que, por ejemplo, ya están sujetos los fabricantes de aparatos eléctricos y electrónicos desde 2015.
Desde esta startup, que ha sido seleccionada para recibir financiación de Enisa, también han comenzado con el desarrollo del piloto para la compensación a través de créditos textiles con la participación de Humana (España), Ecocitex (Chile) y Africa Collect Textile (Kenia).
En este 2023 esperan alcanzar el medio millón de euros en ingresos e incorporar al equipo analistas y un director de tecnología (CTO por sus siglas en inglés) que lidere el desarrollo de esta plataforma de compensación.