La semana que cierra un año maldito y abre el de la esperanza, nos deja la entrada en la agenda política autonómica de la digitalización en forma de reparto de fondos. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, le reprocha a su homólogo valenciano, Ximo Puig, que prácticamente van a recibir los mismos fondos europeos, pese a la diferencia del PIB. El de Castellón responde calificando de "injustas e insultantes" las palabras de la madrileña y achacando el trato de favor a una compensación por su histórico déficit en la financiación autonómica.
Dejando a un lado que los políticos deben preocuparse por el dinero que reciben sus regiones, me gustaría que esta columna de resumen semanal de lo analizado por D+I vaya directamente dirigida a ambos. Desearía que sus asesores la leyesen para que conozcan las oportunidades que tienen de hablar de temas interesantes, sólo con el vistazo a lo más importante de la semana.
Señora Ayuso y señor Puig, necesitamos que el debate político suba de nivel. Entiendo que en la política, como en el periodismo o en la abogacía,... existen inercias y la rutina les lleva a moverse casi siempre en los mismos registros, acusando y respondiendo de forma casi autómata.
Pero deben hacer un esfuerzo por subir el nivel, porque aunque ustedes no lo crean, hay mucha gente muy interesada en estos temas y con una calidad intelectual que merece la pena dirigirse a ellos a su altura, porque votan y sus votos les influyen a ustedes.
Aunque lo sencillo para un asesor sea aplicar la inercia, en política, como en el periodismo, el gran público está compuesto por múltiples bolsas de públicos que se mueven dentro de sus entornos habituales con una serie de intereses que les influyen en su vida laboral. Sin embargo, los mensajes políticos sólo se preocupan de la generalidad de los temas y no entran en los particulares para llegar la suma de todos.
Ibex y aceleradoras
Madrid es hoy un gran hub de innovación y puede convertirse en uno de los referentes mundiales de centros de datos, como explicaba esta semana Alberto Iglesias en D+I. Además, en Madrid todas las empresas del Ibex están desarrollando aceleradoras corporativas internas de digitalización, que en muchos casos precisan del trabajo de las aceleradoras externas.
Y es precisamente Valencia la ciudad de referencia de las aceleradoras independientes de España, junto a la líder Lanzadera de Juan Roig, están su vecina Innsomnia, Plug and Play, Demium, GoHub... y otras en curso como el Biohub de su Marina. Buena parte de esas aceleradoras trabajan o van a trabajar con las aceleradoras corporativas de las grandes firmas con sede en Madrid. Y entre todas ellas hay startups y proveedores tecnológicos de diferentes regiones.
Por tanto, buena parte del dinero se va a acabar moviendo entre autonomías, de una u otra forma, independientemente de por cuál de ellas entre primero. Pero no son los euros lo más importante, sino las decisiones estratégicas que planteen a futuro en sus regiones y en las ayudas o trabas que pongan a la digitalización. Es en esos temas en los que trabajan y tienen el futuro muchos de sus gobernados.
Por ejemplo, señor Puig, el jueves, la patronal de los pequeños operadores de telecomunicaciones Aotec, se preocupaba del reparto del 5G. Muchos de ellos están localizados en el Sur y Sudeste del país, los cableros de Alicante entre ellos. Creen que se beneficiará a los grandes, con sede en Madrid. El motivo es que hoy el 5G marca la pole position de las regiones en el futuro digital, quienes partan de malas infraestructuras (zonas poco pobladas) serán pobres digitales. Ahí es de verdad donde se la juegan sus regiones.
Pero sus gobiernos no sólo deben mirar al 5G, sino incluso al 6G. Hay dos proyectos rivalizando ya, el que encabeza la japonesa NTT y el europeo que lidera Nokia en el que están incluidas Telefónica o la universidad madrileña Carlos III. ¿Para que servirá el 6G? Para cubrir todas aquellas zonas complejas como el mar abierto o el propio espacio, explicaba esta semana la empresa nipona en D+I.
Turismo digital
El mar es algo que tanto a Madrid como a Valencia le interesa mucho, como bien sabe el presidente valenciano. Su principal puerto no sólo es el puerto de Madrid, sino parte física de la cadena de suministro de muchas de sus industrias.
El mar también es turismo de cruceros y de embarcaciones de recreo. Y la pugna por el cliente en el turismo, más allá del sol y playa, va a estar en la personalización de los servicios para los clientes, tal y como contábamos el lunes con las estrategias de NH, Riu, Meliá o Radisson. Control total en tiempo real, mejora de costes y de tareas laborales, alojamiento en la nube...
¿Pero quién va a digitalizar a la primera línea de infantería del turismo, a los bares? Las empresas tractoras. El jueves, en una interesante entrevista a la directora de transformación digital de Damm, la cervecera avanza que va a cambiar los vasos y sillas que regala a los bares por herramientas de digitalización de sus negocios. Es lo mismo que tienen que acometer las cooperativas agrarias si quieren que en tres años sus agricultores sigan cobrando la PAC íntegra, porque va a estar vinculada a la digitalización y directamente va a ser difícil que accedan.
Creo que no son conscientes de la gran ayuda que generarían sólo promocionando las apuestas disruptivas de sus regiones. Y de la cantidad de público a la que llegarían, porque tiene consecuencias para todos. En Madrid, señora Ayuso, se está creando el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, para ayudar a miles de niños con problemas psicomotrices.
Y también en Madrid, la startup Daysk está aplicando en la Torre Cepsa un sistema para controlar las aglomeraciones y la distancia entre sus empleados, como contaba D+I el martes. Un día antes explicábamos cómo en Valencia, señor Puig, investigadores de la Universidad Politécnica anunciaban un "virusómetro" un sistema para medir el Covid en el aire en edificios. Porque es en la low touch econonomy, la tecnología que evita el contacto físico, en la que se abre una gran oportunidad, como indicaba el miércoles el vinarocense Miguel Vicente, presidente de Barcelona Tech City.
Y para ambas regiones sería importante que se interesasen por ese avance que contaba Maite Fernández el lunes, el que está realizando con realidad aumentada la universidad japonesa de Yokohama para cambiar la luz de los alimentos y así modificar la percepción del sabor. ¿Cuántas veces les han dicho que la comida entra por los ojos? Por eso va a ser muy útil para mejorar el apetito de los pacientes hospitalarios... imagínense el campo que abre para los restaurantes de sus regiones.
Pero además de apoyar estas iniciativas, ustedes los políticos deben aprender de ellas, imitarlas para ser disruptores en sus administraciones. El Premio Nacional de Investigación 2020, José Capmany, catedrático de Fotónica de la Politécnica de Valencia, explicaba el miércoles que "hay exceso de papeleo para justificar cosas que luego no se lee nadie". Hay ayudas financieras en las regiones que no se consumen porque “hay instrumentos muy raros, te conceden una cantidad, pero esta no te la dan hasta que no lo justifiques, por lo que el investigador tiene que adelantarlo y así se convierte en un banco de la administración”. Imagínense eso para una startup o una pyme tecnológica...
Como verán, señora Ayuso y señor Puig, en apenas una semana hay infinidad de temas a los que podrían sacarles partido, en los que podrían ayudar de verdad a la economía y a sus gobernadas sólo con poner el foco en ellos, en lugar de usar la inercia de los discursos políticos. Verán que no hemos citado en ningún momento a sus respectivos partidos ni sus ideologías. No es necesario. La digitalización está por encima de eso.
Ustedes un día serán expresidentes autonómicos y quedará el legado de lo que hayan hecho. Vivirán o sufrirán ese legado el resto de su vida. Tienen la gran ventaja de liderar un periodo de gran disrupción, donde los cambios son bienvenidos. Pidan a sus asesores que viren sus discursos en esta dirección. Dejarán un bonito legado si ahora son atrevidos y se convierten en disruptores políticos. Atrévanse....¿Y por qué no?