Miguel Vicente (Vinaroz, 1972) es una de las grandes referencias nacionales del emprendimiento innovador. Tuvo éxito con su primera startup, Letsbonus, que vendió a una multinacional hace ya una década, y desde entonces no ha parado de apoyar, financiar, mentorizar y arrancar otras startups, ya sea a través de la asociación Barcelona Tech City, de la cual es presidente, o del venture builder Antai, del cual es socio.
Él es la prueba viviente de que los mejores emprendedores lo son por vocación, y de que cualquier momento puede ser bueno para montar una startup. Incluso, durante una pandemia. Miguel Vicente fundó Letsbonus después de la caída de Lehman Brothers -renunciando a un buen salario y con una hipoteca y un hijo en camino- y cofundó Wallapop en 2013, en plena crisis financiera. “En general todas las crisis constituyen oportunidades para romper las reglas preestablecidas en un sector, pero ésta en particular, que lleva asociada una aceleración de la digitalización muy importante, pues más todavía”, declara a D+I.
Y esas nuevas oportunidades se concentrarán, en su opinión, en la low-touch economy, que es el término bajo el que se engloban todos aquellos negocios que digitalizan procesos de interacción humana: “Se abren oportunidades en multitud de sectores, incluyendo algunos que ya estaban tomando mucha fuerza como el fintech, el insurtech o el proptech, pero también el sector salud, el educativo, toda la industria de SaaS (servicios cloud para ayudar a las empresas a digitalizarse, incluyendo por ejemplo a las legaltech), la ciberseguridad, la movilidad o la logística”, enumera.
De entre esas tendencias, quizá la más novedosa sea la del edutech (digitalización de la educación), un sector incipiente que aún está lejos de alcanzar su fase de maduración y consolidación. En cuanto al resto de sectores digitales, según Miguel Vicente, incrementarán su peso relativo "en cuanto al volumen de inversión que va a haber y en cuanto a las oportunidades de transformar la cadena de valor y de ofrecer algo nuevo a los ciudadanos".
Como es lógico, desde Antai siguen de cerca estas tendencias que abre la economía de bajo contacto. Así, por ejemplo, recientemente han lanzado una compañía llamada Lifecole, un marketplace de cursos extraescolares para niños. Este venture builder se dedica a identificar oportunidades de negocio, buscar el equipo apropiado e incubar unas tres nuevas startups cada año.
“Esperamos que 2021 sea un gran año para las startups”, vaticina. “Hay más liquidez que nunca en los fondos de capital riesgo”, destaca, en referencia a la ampliación o la creación de los nuevos vehículos inversores de Kibo Ventures, de Samaipata o de Seaya, a las buenas rentabilidades de los primeros fondos de Inveready, a la inauguración de nuevos enclaves de Barcelona Tech City… “Vamos a ver también más inversiones de los fondos corporativos y más adquisiciones, porque los grandes grupos van a tener más interés en comprar compañías tecnológicas. Por eso, creo que vamos a ver más movimiento y más rondas de financiación por parte de los fondos de capital riesgo".
Para Miguel Vicente, el ecosistema de las startups en España “goza de buena salud” y su respuesta al parón económico de los últimos meses habría sido buena, al menos en términos relativos. Así, en 2020, “desde el punto de vista de negocio, los fundamentales y las métricas de las empresas digitales han crecido con fuerza”. Y, desde el punto de vista de la financiación, “observamos que en España se han cerrado mayor número de operaciones de pequeño tamaño (fases semilla), si bien ha habido menos mega-rondas (C, D…) con lo cual el volumen de inversión total es menor”, observa este experto.
Mensaje al Gobierno
Por supuesto, queda camino por recorrer y por mejorar. Para Miguel Vicente, el Gobierno de España debería dibujar un plan integral para la transformación digital del modelo productivo. Toma como una posible referencia a Francia. Nuestro país vecino “ha lanzado un plan integral que incluye más de 3.000 millones de euros para el apoyo a la inversión en startups, que ha supuesto un espaldarazo a los fondos franceses de capital riesgo; la creación de espacios como Station F, de París, en otras ciudades; la compra pública innovadora de servicios de startups para fomentar la creación de campeones digitales nacionales; el tratamiento fiscal de las stock options y de la reinversión… Todas ésas son cosas que pedimos que se apliquen en España”, expone.
Con respecto a las stock options, en concreto, asegura: “No pedimos pagar menos, sino que se graven en el momento en que son líquidas”. A este respecto, este emprendedor destaca asimismo el caso de Alemania, que recientemente ha anunciado una mejora de la fiscalidad de esta fórmula de remuneración.
A todo lo anterior, propone sumar un plan de digitalización para las pymes y un plan para la formación en capacidades digitales con foco en los jóvenes. “Tenemos un paro juvenil de más del 30%”, recuerda.
“Alemania ha anunciado un fondo de 6.000 millones de euros para ayudar al sector tecnológico; Reino Unido ha anunciado otro de 2.000 millones… Lógicamente necesitamos planes parecidos para poder competir en igualdad de condiciones”, incide.