La robotización ya no sólo es cosa de la industria. Es cierto que ya estamos viendo pequeños autómatas realizando pequeños procesos en las fábricas, pero no lo es menos que esta tecnología abre infinidad de posibilidades que ya están empezando a emerger en diferentes puntos del país.
La administración pública está empezando a descubrir algunos beneficios derivados de la utilización de robots para determinadas tareas. E incluso, algún que otro ayuntamiento ya puede presumir de llevar años de experimentación y trabajo híbrido entre humanos y autómatas.
La empresa público-privada EMATSA (Empresa Municipal Mixta de Aguas de Tarragona), dependiente del Ayuntamiento de Tarragona (Cataluña), presume de sí misma. Lleva al menos desde el año 2006 coqueteando con el uso de la tecnología robótica para gestionar su red de alcantarillado y hace unos días fue utilizada como ejemplo en la Semana de la Ciencia de Cataluña.
Una ocasión perfecta, pues, para conocer su trabajo en profundidad… y nunca mejor dicho.
En la actualidad, esta empresa que gestiona el agua en la ciudad tarraconense dispone de cuatro proyectos activos relacionados con la utilización de robótica, en los que la participación humana es a la vez crucial para la supervisión de todos los procesos.
Quizá el proyecto del que dependen todos los demás es el que tiene que ver con la comprobación funcional de los colectores mediante la inspección con un robot con cámara de circuito cerrado de televisión (CCTV).
Decimos que es el proyecto del que dependen todos porque es, inicialmente, el que detecta una anomalía que en fases posteriores requerirá de un segundo robot para que pueda solucionarse.
De hecho, estamos ante el proyecto más veterano, ya que data de hace 16 años. Víctor Martínez es uno de los operadores de cámara que trabaja en la red de alcantarillado y reconoce que al año "podemos inspeccionar entre 25.000 y 30.000 metros de tuberías".
En este departamento todas las imágenes registradas se archivan "y se separan con las categorías de 'preventivo' y 'correctivo'".
Según explica Martínez, "la cámara nos da un abanico de todas las anomalías que podemos encontrar dentro de la red y eso lo que implica es que el tiempo de actuación es más rápido y los precios son más económicos".
En resumen, "somos los que visualizamos en primera instancia todo lo que hay y según lo que encontramos, ya derivamos el trabajo a cada equipo de trabajo". La cámara hoy en día dispone de un sistema 360 y tiene diferentes tipos de ruedas intercambiables según la longitud y el diámetro de la tubería".
Como explica el técnico, cada anomalía es derivada al departamento correspondiente. El control de plagas es uno de ellos y para encontrar una solución también se utiliza un sistema robótico.
El control y, en su caso, la eliminación de plagas, mediante la aplicación de pintura insecticida también se realiza con la ayuda de un autómata.
Un robot fresador
"En EMATSA fuimos pioneros en diseñar un robot con algo parecido a un pincel especial para poder llegar directamente al foco del problema", explica Genís Bellver, técnico de la compañía. Detalla que "necesitamos llegar al lugar donde suelen ubicarse los nidos y ese lugar son las juntas de las tuberías, que tienen un muy difícil acceso".
Este robot pintor, además de inspeccionar, aplica una capa de pintura a las juntas donde se han detectado nidos para erradicar la plaga. "Desde fuera podemos llegar a los pozos pero nuestro gran problema es que no llegamos a los colectores., entonces con este robot podemos llegar directamente a las juntas y hacer la aplicación directamente al foco del problema", resume.
Otro de los proyectos robóticos de la red de alcantarillado tarraconense es el robot fresador. En este caso, se trata de rehabilitar deformaciones de cualquier tubería para lo cual el citado robot realiza una tarea fundamental para cualquier trabajo específico que se tenga que hacer con posterioridad.
José Luís Muñoz, operario de la brigada de reparaciones del alcantarillado, indica que "desde 2019 tenemos este proceso incorporado, pero a principios de 2022 se han incorporado nuevos tipos de fresas para hormigón, para raíces y discos de corte".
Por último, la reparación colectores de alcantarillado mediante la aplicación de tecnologías sin zanja (part-lining) también se sirve de procesos automatizados.
En este caso, de nuevo José Luís Muñoz es el que explica que "ese proceso te ayuda mucho en una calle donde tienes mucha afluencia de tráfico, ya que no tienes que abrir la calzada".
"Innovación en el día a día"
La reparación, en este caso, se realiza mediante un manguito compuesto de fibra de vidrio y un tipo de resina de temperatura, dos elementos que realizan una reacción química para endurecer el manguito después de un tiempo de espera. Ello sirve para sellar la tubería que se quiere reparar.
Son cuatro ejemplos de cómo una administración pública puede recurrir a la acción de los robots para realizar tareas que son fundamentales en cualquier estrategia de mantenimiento de la red de alcantarillado, básica para el buen funcionamiento de la red hídrica de cualquier territorio.
EMATSA, como decíamos, ha participado en los últimos días en la 27ª edición de la Semana de la Ciencia que impulsa la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI). Este año, las propuestas han tenido como hilo conductor la innovación y el conocimiento local como motor de crecimiento.
La compañía de aguas ha realizado durante la semana algunas demostraciones de estos proyectos.
La Semana de la Ciencia recoge propuestas de entidades y organismos que quieren acercar su labor a la comunidad educativa y a la población en general. El presidente de EMATSA, Jordi Fortuny, asegura que "es una oportunidad para explicar que la innovación y la ciencia se encuentra en nuestro día a día mucho más de lo que podemos imaginar".