Primer evento tecnológico del año en Miami, y primera aparición de Francis Suárez, su alcalde, para dar la bienvenida a uno de los máximos exponentes del movimiento inversor y creador que impulsa la ciudad.
Jack Abraham llegó a Miami hace poco más de un año. Venía, inicialmente, por tres días, pero el covid lo atrapó. “Tuve que quedarme más de lo que pensaba y terminé quedándome primero 30 días y después a vivir. Realmente, sí, Miami es pegajosa”, dijo en el comienzo de la velada, aunque utilizó un término más de jerga tecnológica: definió a la ciudad como sticky.
Echando la vista atrás, Abraham, una leyenda de Silicon Valley, añoró los primeros tiempos de San Francisco y las similitudes que encontraba con el Miami actual. “Estoy encontrando los emprendedores en etapa temprana más talentosos”.
Y, entonces, comenzó a charlar del tema principal del encuentro: conseguir fundar más unicornios en Miami. No se trata del unicornio por el unicornio, sino por lo que significa en cuanto a generación de empleo, servicios, atracción de perfiles y ecosistema maduro, en general.
En opinión de Abraham, que vendió Milo.com en 2007 a eBay, y después creó Atomic Studios, un fondo que crea compañías desde los primeros pasos, hacen falta tres tipos personas para crear un ecosistema que propicie los unicornios: “Líderes, librepensadores e ingenieros. Quizá en esto último todavía nos falten más en Miami”.
Precisamente ese es uno de los retos que se trata de resolver en la última semana de enero con la denominada 'Miami Tech Week' con una competición de programación masiva.
Se mantiene el espíritu de los hackathons de los inicios de Facebook, pero en casas con piscina, jardín y espacios de asueto. El verano pasado se celebró la primera edición. El 40% de los participantes decidió mudarse.
América Latina, la alternativa candente
La valoración de las compañías que operan en América Latina y la gran cantidad de inversión que están recibiendo no pasó inadvertida en la velada. “Miami es lo más cercano a Estados Unidos”, dijo alguien del público en tono de broma.
Se aplaudió como un guiño de reconocimiento a la identidad de la ciudad, para después tocar el tema con seriedad. “En general, en Estados Unidos, siempre somos de priorizar lanzar algo en nuestro país, pero desarrollar para América Latina, el Caribe y Centroamérica es una opción viable y atractiva”, explicó Abraham.
El encuentro, organizado por los alumnos de la Escuela de Negocios de Wharton en el sur de Florida, contó con uno de sus profesores más afamados. Pete Fader, reconocido experto mundial en marketing e innovador constante.
En su currículo aparece la venta de Zodiac, una empresa de análisis de datos, a Nike, por ejemplo. Ahora, con un toque académico y pragmático a partes iguales, ha ideado un producto que permite a las firmas de private equity poder valorar las adquisiciones potenciales basadas en parámetros objetivos y menos en sensaciones.
Ambición positiva
Tanto el profesor Fader como Abraham invitaron a la audiencia a ser ambiciosa, a no conformarse, a buscar el máximo potencial y expansión del momento que vive la ciudad. “Soy fan de levantar dinero en grandes cantidades. Me gustaría que se abrazase esa visión aquí. El tener el sueño de hacer una compañía muy grande y muy rápido, con gran crecimiento”.
En su fondo, Atomic, se busca que las compañías adopten un CEO después de arrancar dentro de su estudio. Él mismo lo explicó antes de atender una larga fila de entusiastas de la tecnología deseosos de intercambiar unas palabras.
“Hemos encontrado un modelo que nos funciona. Por supuesto, hay más. En nuestro caso, tenemos un equipo de 50 personas dedicadas a crear compañías. Expertos en diferentes aspectos. Durante tres, seis, seis o doce meses, lo que haga falta, están al frente de la compañía".
"Después –añadió–, buscamos al CEO ideal para que siga con ello. Eso sí, es muy importante, somos generosos con el equity, con la cantidad de la propiedad de la empresa que se comparte, porque esa es la gran motivación. Hay que hacer cosas grandes, pensando a largo plazo y compartir la riqueza generada”.