Con motivo de la llegada de Disruptores e Innovadores (D+I) a Invertia y EL ESPAÑOL, hemos querido tomar el pulso a 100 de los principales líderes de la digitalización de nuestro país, referentes en sus disciplinas, en un contexto claramente marcado por la necesidad de que España aproveche la oportunidad histórica que se nos presenta para transformar nuestra economía y el modelo productivo con la tecnología en el epicentro.
Cabe recordar que en los próximos tres años, España dedicará 70.000 millones a digitalización, de los que más de 20.000 serán inversión pública de fondos europeos. Un momento trascendental para que nuestro país, sus infraestructuras, empresas y ciudadanos den el definitivo salto hacia la digitalización. Una coyuntura que necesita medios como D+I que informen de toda esta transición.
Para analizar cómo debería canalizarse ese capital y cuáles deberían ser los ejes vertebradores de la estrategia digital de España, en estas dos primeras semanas de vida daremos voz a los grandes líderes de Administraciones, grandes empresas, tecnológicas, startups, aceleradoras e investigadores.
Estas son sus reflexiones: el punto de partida para construir entre todos el mañana digital de nuestro país.
Montse Guardia
Directora general de Alastria
Estudiemos detenidamente la palabra ‘innovación’. ‘In’ se refiere a aquello que sale de dentro de cada uno de nosotros. ‘Nova’ tiene que ver con producir ideas o herramientas que no existían antes. Y ‘ción’ es la puesta en acción. En España tenemos gran talento creativo, que hace cosas nuevas, y somos también grandes hacedores: emprendemos e intraemprendemos. En tecnologías de la información, en este mundo exponencial en el que vivimos, registramos también importantes hitos.
Así, en los últimos tres años hemos impulsado Alastria, un consorcio en triple hélice -administración pública, empresa privada y academia- para el desarrollo de una nueva tecnología de transmisión descentralizada: el blockchain. Hacemos innovación, por empuje tecnológico, buscando esa creación de nueva economía digital. Trabajamos juntos y eso nos permite competir mejor. El siguiente paso será hibridar esta tecnología de red y hacerla converger con la capacidad actual en inteligencia artificial, en Internet de las cosas y finalmente en computación cuántica. Y esto lo estamos impulsando desde nuestro país para toda Europa. Somos un país que tiende puentes, con Europa en este caso, con Latinoamérica y también tenemos ya grandes emprendedores españoles ubicados en Asia y en Norteamerica. Es un orgullo poder decir que somos un país innovador.
La innovación por empuje tecnológico y por la convergencia con otras tecnologías es disruptiva. Se trata de poder repensar y mejorar nuestro entorno desde múltiples ópticas, para brindar soluciones a un mundo que es crecientemente complejo, incierto y volátil. Incluso algo que ya funciona siempre puede funcionar mejor. España necesita mayor músculo y empuje para atreverse a entender los riesgos de esa innovación disruptiva como oportunidades, porque eso nos ayudará a crecer.
Alastria es un ejemplo internacional sobre cómo poner en valor estas nuevas tecnologías descentralizadas y sobre cómo innovar en el modo de hacer las cosas. El consorcio está formado por más de 500 socios, entre pymes, emprendedores, grandes corporaciones, administraciones públicas e incluso el apoyo de la Unión Europea. Esta capacidad de trabajar conjuntamente ha permitido que hace poco se publicara la primera norma española de estandarización y normalización para las tecnologías de blockchain. Participamos en múltiples eventos internacionales para explicar la metodología que estamos aplicando y también trabajamos muy activamente para impulsar la red blockchain europea EBSI (acrónimo de ‘European Blockchain Services Infrastructure’), que próximamente dará vida a nuevos casos de uso de estas tecnologías entre los diferentes países del continente.
Carlos Grau
CEO de Mobile World Capital Barcelona
Lo primero que deberían hacer las administraciones es promover el despliegue de redes de telecomunicaciones (como el 5G) para favorecer una conectividad global y asegurarnos de no dejar a ciudadanos y territorios sin acceso. Lo segundo sería formar en competencias digitales a toda la ciudadanía, promoviendo una amplia inclusión digital y asegurando que nadie se quede atrás.
En tercer lugar, sería conveniente digitalizar todas las relaciones de la administración con los ciudadanos de forma que pudiéramos acceder a cualquier servicio desde dispositivos móviles, tabletas u ordenadores personales. Uno de los mayores retos en este sentido es promover una identidad digital simple pero robusta y hacer accesible de forma sencilla (con interfaces de usuario muy sencillos) cualquier aplicación y servicio. Esta gestión de identidad es vital porque es la puerta de entrada a servicios de forma segura y por el momento las alternativas actuales (DNI electrónico o @Clave) no se han extendido de forma masiva a la población debido a su complejidad.
Es necesario modernizar el tejido empresarial y apostar por una digitalización real de las empresas para recuperar, sobre todo, aquellos sectores más dañados por la crisis del Covid-19. Hablamos de transformar la cadena de valor de los negocios, replanteando sus modelos y generando valor real en el mercado. Esto sólo será una realidad si diseñamos un plan de ayudas e inversiones. Los progresos tecnológicos y su implementación como vía para superar esta crisis solo sucederán si hay un espíritu colaborativo efectivo público-privado entre las administraciones y las empresas. También es muy importante que exista un plan de capacitación digital de los profesionales, que permita dar respuesta a las necesidades que se generarán en este nuevo entorno.
De cara a la gestión de los fondos para la Recuperación, será fundamental incrementar modelos y organizaciones que promuevan la colaboración público-privada y que cuenten con equipos y experiencia en la ejecución de iniciativas y proyectos en estos campos, además de promover una mayor implicación del sector privado para impulsar la coinversión en los proyectos. Hasta la fecha no hemos sido capaces de maximizar el uso de fondos europeos y el incremento que se va a producir va a requerir más recursos, mejores alianzas y modelos PPP realmente eficientes.
Las prioridades del plan de recuperación europeo plantean tres vectores de transformación totalmente complementarios: la transformación digital, la transformación ecológica y la reindustrialización. Creo que todos son igual de importantes, por lo que desde Mobile World Capital Barcelona intentamos contribuir a su desarrollo a través de las alianzas complejas e iniciativas de colaboración con nuestros programas en todas estas líneas de recuperación.
Clara Campàs
Cofundadora y socia directora de Asabys Partners
España produce ciencia biomédica de gran calidad a pesar de la fluctuación de la inversión pública en investigación. Pero fallamos a la hora de convertir esta excelente ciencia en empresas, empleo y productos que mejoren la salud de las personas. En transferencia de tecnología todavía estamos lejos de ser competitivos. Es necesario movilizar la inversión pública y privada para disponer del capital necesario para ser competitivos en la creación de empresas de base tecnológica y dimensionarlas adecuadamente para que sean competitivas en un mercado que es global. Los fondos europeos de restructuración serán fundamentales para movilizar el capital público, pero también es necesario aplicar políticas fiscales que permitan movilizar el capital privado disponible. Tenemos a nuestro alcance ejemplos cómo las nuevas políticas fiscales anunciados recientemente en Bélgica, que no solo incentivan el emprendimiento sino también la inversión privada en sectores de alto impacto.
La pandemia ha acelerado la revolución del sector salud: vemos como se digitalizan los sistemas de salud públicos y privados, aplicamos inteligencia artificial para realizar predicciones y utilizamos terapias digitales para el manejo y tratamiento de enfermedades mentales. A modo de ejemplo, un neurólogo dispondrá de numerosas herramientas para el tratamiento de un paciente de Parkinson: medicamentos químicos y biológicos de nueva generación, dispositivos médicos de estimulación cerebral profunda y terapias digitales que mediante una app móvil van a monitorizar y acompañar el uso combinado de estas terapias. Por no hablar del manejo de los individuos antes de que sean pacientes, mediante el diagnóstico genético y la prevención.
La apuesta por la innovación en las ciencias de la vida en todos sus ámbitos es, en mi opinión, una apuesta segura y de alto impacto. Está en nuestras manos subirnos a este tren.
Ignacio Villoch
Experto en innovación
En España tenemos tres pilares en los que trabajar: innovación, talento y sostenibilidad. Innovación, con una buena aplicación de las tecnologías exponenciales que ya que ya tenemos aquí y que ya han llegado para quedarse: la impresión 3D (o manufactura aditiva), la inteligencia artificial (utilizando el Big Data), Internet de las cosas (generando datos para que ese Big Data alimente los algoritmos de la inteligencia artificial), la realidad virtual y la realidad aumentada (ya fundidas en una realidad extendida), Blockchain, los enormes avances en biotecnología (tanto azul, verde, roja o blanca, según sea la de la salud, los alimentos, los océanos o la industrial), el vehículo autónomo y los drones, y finalmente, muy importante para nuestro país, las energías renovables, sobre todo la fotovoltaica. Somos el país de Europa con más horas de sol y no tiene perdón que haya otros países como Alemania y Países Bajos que tengan una mayor producción fotovoltaica que la nuestra.
Estas diez tecnologías exponenciales, junto con las instrumentales -como el 5G o los nuevos materiales- van a ser clave para generar abundancia. La tecnología siempre genera abundancia y la tecnología digital genera abundancia exponencial.
Este tipo de innovación va muy unida al segundo pilar, el del talento. Tenemos que encontrar estructuras para atraer y retener el talento. En España seguimos padeciendo una fuga enorme de profesionales que emigra y que se acaba quedando en esos otros países. Y, sin embargo, tenemos un sistema educativo que no propicia la meritocracia. Debemos hacer un esfuerzo enorme en formación para la transformación. Hay muchos empleos -digitales y no digitales- con habilidades, conocimientos, aptitudes y actitudes que, o los generamos nosotros, o nos van a venir cubiertos desde fuera.
España es un país con unas condiciones formidables de calidad de vida. El teletrabajo y el trabajo flexible podrían propiciar la atracción y retención de muchos empleos globales que pudieran instalarse dentro de nuestras fronteras.
El tercer y último pilar de la España del futuro es la sostenibilidad. Nuestra brújula es la Agenda 2030 -y por extensión, los ODS-. La sostenibilidad está muy unida a la descarbonización o a la lucha contra la desertización.
A través de la innovación, del talento y de la sostenibilidad podremos no solamente resetear España en la dirección correcta, sino surfear las próximas son las que sabemos que van a llegar. Ha llegado ahora esta ola de crisis sanitaria, que vendrá seguida de una ola de crisis económica, y tenemos indicios para pensar que se avecinan olas asociadas al cambio climático. No nos queda más remedio que surfearlas.
Iñigo Amoribieta
CEO de Otovo
El mercado ya exige que las empresas se digitalicen. En este sentido, la administración lo que debe hacer es facilitar esta transición. ¿Cómo? Digitalizándose a su vez: con procesos comunes y consistentes en todas las geografías, permitiendo que el 100% de las actuaciones con la administración sean, al menos, digitales. En el sector del autoconsumo es claro: no se necesitan ni ayudas ni fondos, ya que la rentabilidad para las familias es muy alta, pero sí agilidad y reducción de los trámites administrativos para poder instalarse módulos fotovoltaicos en casa. Es decir, hacer y pedir menos, y además, online.
Creo que sería un error invertir en la "digitalización de las empresas". Estas deben hacerlo por sus propios medios, las que no sobrevivan será porque posiblemente no deban hacerlo. Es parte de la vida de una empresa. Dicho esto, hay sectores, como el de la restauración y el turismo, donde sí cabría ayudar, mediante la reducción de cargas fiscales, a que saneen sus balances hasta que se recuperen y vuelvan a estar de pie, pero estas no sufren un problema de falta de digitalización, que parece ser la bandera de moda.
En cuanto a la distribución de los fondos europeos para la Reconstrucción, creo que deberían destinarse fundamentalmente a tres grandes partidas. En primer lugar, a la educación, formando y dotando a las jóvenes generaciones de herramientas, formación e idiomas extranjeros; que los preparen para una carrera incierta, flexible y en continuo aprendizaje.
En segundo lugar, a la sanidad, invirtiendo recursos y capacidades para la rápida detección, gestión y respuesta a situaciones como la que vivimos actualmente. Será un error pensar que una pandemia como la actual no volverá a ocurrir.
Y en tercer lugar, a nuestro sector, el de la energía, desarrollando aquellas soluciones sostenibles que, por ahora, el mercado no alcanza a resolver para avanzar años en su impulso. Como ejemplo concreto, impulsar el desarrollo de una red de puntos de recarga de coches eléctricos a nivel nacional por parte de empresas del sector. Descarbonicemos la economía -ya sabemos cómo-; aceleremos esa transición.
Victoria Majadas
Socia fundadora de Smart to People y presidenta de la asociación BIGBAN Inversores Privados
La transformación digital sigue siendo la gran asignatura pendiente y el momento no puede ser más propicio para corregir estas carencias. La pandemia acelera la necesidad de digitalización y Europa nos marca el camino bajo el objetivo transversal de la Transición Digital en el marco de la Agenda 2030.
España es un país muy burocratizado, con numerosas administraciones y diferentes niveles de relación con los ciudadanos. Esto representa grandes trabas para los ciudadanos y empresas y frena la atracción de talento e inversión extranjera. Todas las administraciones deben digitalizarse, pero son las administraciones locales las que deben abordar esta transformación urgentemente, porque son las que tienen una relación más directa con el ciudadano y necesitan convertirse en una administración proactiva, una verdadera smart city que mejora la calidad de vida de sus ciudadanos, sus empresas y sus visitantes.
Las soluciones GovTech, que engloban todas aquellas actividades en las que la tecnología y la innovación se utilizan para mejorar la gestión de los servicios públicos, se convierten ahora en protagonistas y el acercamiento entre administraciones y startups a través de la innovación abierta en la administración, resulta imprescindible. Por supuesto que todo ello debe ir acompañado de planes de formación en competencias digitales tanto para los funcionarios como para los ciudadanos y que dichas competencias digitales, además, deben incorporarse desde ya en los planes de estudio de nuestros niños y jóvenes.
En relación con el emprendimiento y la inversión en startups, el programa del Gobierno "España Nación Emprendedora" recoge toda una serie de medidas orientadas a la atracción de talento e inversores extranjeros que aplaudimos desde BIGBAN. El apoyo al business angel con un mejor tratamiento fiscal y ayudas a las redes de business angels para que dinamicen la inversión entre sus socios, ayudarán sin duda a las startups en fase semilla. En el momento en el que nos encontramos, esto es crucial ya que sin fase semilla no pueden llegar las series A. La digitalización de la administración contribuirá a la atracción de emprendedores e inversores de otras latitudes, que ya desean instalarse en nuestro país por otras razones, según se desprende del recientemente publicado ‘Expat City Ranking’.
Diego Cabezudo
CEO y cofundador de Gigas
La pandemia de la Covid-19 ha acelerado de forma significativa el proceso de transformación digital, situándolo como una de las prioridades para la recuperación económica mundial. En España, además de herramientas y servicios como el cloud computing, el big data o la inteligencia artificial, en los que ya contamos con empresas punteras, es necesario que, para dejar de ser meros consumidores tecnológicos, comencemos a liderar esa transformación mediante la creación de un ecosistema amplio de investigadores, desarrolladores, empresas y proveedores de servicio que formen a la nueva generación de talento digital, para que puedan luego transformar el tejido empresarial español y así incrementar su competitividad.
El impulso que necesita España para convertirse en una potencia digital requiere de una estrategia ambiciosa, con planes estructurales a largo plazo, con colaboración público-privada y con inversiones que generen ese ecosistema. Nuestro país está en las primeras posiciones en materia de infraestructuras digitales y esto, unido a su excelente red de Universidades y centros de Formación Profesional, lo hace el candidato idóneo para convertirse en el hub digital del sur de Europa y del entorno hispanoamericano.
Con este objetivo en el horizonte, es necesario que se establezcan planes centrados en potenciar la investigación y el desarrollo tecnológico, que se favorezca la formación, atracción y retención del talento digital y, sobre todo, que se apoye la creación y el crecimiento de startups y proveedores de servicios tecnológicos que le aseguren a España una propiedad intelectual y un talento cualificado que le permita liderar el nuevo mundo digital, sin ello, acabaremos consumiendo tecnología desarrollada en otros países por empresas que crecen y crean valor fuera de nuestro país.
Maite Ramos
Directora general Dynabook Iberia
IDC nos presenta un dato ineludible: cuando termine 2021, más del 40% del PIB europeo estará digitalizado. En este contexto y con la creciente preocupación por el futuro inmediato del mercado laboral, la inversión en educación/formación y la tecnología son los grandes motores para coger impulso y saltar los obstáculos estamos viviendo como la demanda de profesionales relacionados con la analítica digital y el comercio online, la cual se ha multiplicado por 2,5 en poco más de seis meses.
Tanto las grandes empresas como las pymes y autónomos –que representan más del 90% del tejido empresarial, y sostienen más del 60% del empleo de nuestro país– necesitan establecer la hoja de ruta que les permitirá resistir, adaptarse y seguir adelante en esta nueva realidad en la que la innovación digital manda y urge a las administraciones a prestar su apoyo.
Particularmente, y quizás por mi experiencia y formación como directiva empresarial, yo invitaría al Gobierno a asumirlo desde esta perspectiva. En este sentido, hablaría, en primer lugar, de una definición clara de objetivos, algo que sólo es posible conseguir mediante un conocimiento profundo de tu mercado y también escuchando a tus clientes, en este caso los sectores de actividad, los empresarios y la propia sociedad. Creo imprescindible el diálogo y la comunicación, así como escuchar y conocer todos los puntos de vista para enriquecer las metas a conseguir.
Una vez claros los objetivos, es imprescindible ser ágiles y transparentes. Por un lado, hay que garantizar aquellas infraestructuras fundamentales de las cuales nos vamos a servir para canalizar el proyecto y, afortunadamente, España es un país avanzado en este sentido. Por último, hay que proporcionar a nuestro capital humano las herramientas necesarias para desarrollar sus habilidades; es decir, y llevado al tema que nos ocupa, facilitar el acceso a todos los recursos de los que vayamos a disponer a todas aquellas empresa, emprendedores, instituciones o colectivos que día a día construyen con su trabajo la realidad de nuestro país.
Por último, yo tendría muy en cuenta la educación. No podemos olvidar que una generación arrancará este proyecto, pero será pilotado dentro de unos años por los jóvenes que ahora mismo están formándose.
Ricardo Gutiérrez
Director global de estrategia digital y transformación de operaciones de Neoris
Lo primero que se debe hacer es salvar el máximo número de empresas y empleos posible. En España, el tejido empresarial está formado mayoritariamente por pymes, micropymes y autónomos, por lo que es vital garantizar la subsistencia de este tipo de negocios, que además son los más frágiles y los que más están sufriendo los estragos de la pandemia. El tejido empresarial se tarda muy poco tiempo en destruir y mucho en regenerar. Por eso, mientras que no se haya vacunado a un porcentaje relevante de la población contra la Covid-19, es fundamental que las administraciones y gobiernos prologuen y garanticen su apoyo al mantenimiento del empleo por tiempo indefinido con medidas como los ya conocidos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
En segundo lugar, es imprescindible diseñar planes que capaciten e incentiven a las empresas para digitalizar sus procesos productivos, operativos y de prestación de servicio, e impulsar sus indicadores de rendimiento de productividad, competitividad y agilidad en un entorno incierto y dinámico. En mi opinión, dichos programas deberían articularse en torno a la adopción de la nube, la automatización y robotización tanto de los procesos operativos como de los procesos de soporte al negocio, la democratización de la inteligencia artificial y la toma de decisiones de negocio basada en datos, entre otros. Además, estos planes deberían articularse no solo como una inversión pública directa, sino también como deducciones fiscales para aquellas empresas que, convenientemente, demuestren que se han digitalizado.
Los fondos europeos deberían utilizarse para diseñar y ejecutar un plan a medio-largo plazo que nos asegure una pronta recuperación y un crecimiento duradero y sostenible. Entre otras, en este plan deberían abordarse algunas líneas como la reindustrialización de determinados sectores críticos -que la pandemia ha puesto de manifiesto que debemos controlar-, la modernización del modelo productivo -haciendo una reflexión sobre cuáles queremos que sean los sectores estratégicos en los que competir y posicionar a nuestro país-, el fomento de la internacionalización de nuestro tejido empresarial y la revisión y transformación de nuestra administración pública para potenciarla donde se han identificado carencias y optimizarla y hacerla más eficiente donde se pueda.
Además, este plan debe venir apoyado por una clara apuesta por la ciencia, la I+D+i y una cultura de emprendimiento que se fomente desde etapas tempranas dentro del sistema educativo y universitario, garantizando que las próximas generaciones tengan las capacidades necesarias para alcanzar los objetivos establecidos en dicho plan.
Javier Ferrer
CEO y fundador de Witrac
Con el fin de dar el salto definitivo a la era de la digitalización, administraciones y gobiernos deberían:
1- Agilizar la Compra Pública Innovadora (CPI) accesible a todos, no solo a las grandes corporaciones (a veces lentas y con grandes costes), sino también a las empresas ágiles con tecnologías disruptivas (habitualmente rápidas y con importes muy rentables y menores).
2- Apoyar al tejido productivo y tecnológico con financiación mixta (pública, capital privado y el cliente) para implantación de proyectos innovadores y digitales.
3- Reducir la "burrocracia" en los procesos y procedimientos de licitación y justificación que no aporten valor al proyecto, ni a la empresa.
4- Integrar y diseminar el conocimiento (retos, soluciones, tecnologías, ayudas...) de forma coordinada con todos los agentes del ecosistema digital y comunidades autónomas, para evitar el gran despilfarro de conocimientos y euros que no llegan ni a las empresas ni a la sociedad (hay una falta de cultura de digitalización de las empresas que hay que cambiar).
Por otra parte, la llegada de 140.000 millones de euros procedentes de fondos europeos plantea una inmensa oportunidad. De esta cantidad, creo que se debería destinar un importe razonable a empresas eficientes con el capital (habitualmente con inversores que se lo exigen), que puedan maximizar ese dinero de forma honesta y transparente, como si fuese una inversión rentable/retornable, y evitar malgastar el dinero en desarrollar tecnologías o soluciones que ya existen (no reinventar la rueda).
También, destinar gran parte del dinero a los sectores del futuro que velen por la salud, la sostenibilidad, la eficiencia, la industria avanzada y de valor, la seguridad y calidad, entre otros, y no a los sectores o puestos de trabajo que sabemos que van a desaparecer por la re-evolución industrial 4.0 y que ya disponen de otro tipo de ayudas (ya pasó con los coches vs los carros de caballos). Y, por último, debería reservarse un importe mínimo e instrumentos ya existentes para formar en capacidades digitales, así como a digitalizar de forma rápida empresas y sectores de deban sí o sí transformarse para evitar su desaparición.
***Mañana continuará la publicación con otras diez reflexiones de "Los 100 líderes de D+I"