Con motivo de la llegada de Disruptores e Innovadores (D+I) a Invertia y EL ESPAÑOL, hemos querido tomar el pulso a 100 de los principales líderes de la digitalización de nuestro país, referentes en sus disciplinas, en un contexto claramente marcado por la necesidad de que España aproveche la oportunidad histórica que se nos presenta para transformar nuestra economía y el modelo productivo con la tecnología en el epicentro.
Cabe recordar que en los próximos tres años, España dedicará 70.000 millones a digitalización, de los que más de 20.000 serán inversión pública de fondos europeos. Un momento trascendental para que nuestro país, sus infraestructuras, empresas y ciudadanos den el definitivo salto hacia la digitalización. Una coyuntura que necesita medios como D+I que informen de toda esta transición.
Para analizar cómo debería canalizarse ese capital y cuáles deberían ser los ejes vertebradores de la estrategia digital de España, en estas dos primeras semanas de vida daremos voz a los grandes líderes de Administraciones, grandes empresas, tecnológicas, startups, aceleradoras e investigadores.
Estas son sus reflexiones: el punto de partida para construir entre todos el mañana digital de nuestro país.
Antonio Espinosa de los Monteros
CEO y cofundador de AUARA
La digitalización no es un fin en sí mismo, sino un medio para ayudar a las empresas a crecer y ser mejores. Por eso creo que hay que trabajar desde la base, en la cultura. Necesitamos generar un entorno en el que las empresas tengan incentivos para crecer y mejorar, en el que la figura del empresario esté reconocida como un generador de valor y por tanto cualquier pequeño autónomo o emprendedor tenga más motivos por los que crecer y generar valor. Y en las empresas medianas y grandes necesitamos dejar de pensar en la digitalización como un destructor de empleo, sino como una oportunidad de generación de valor.
En España tenemos demasiada aversión al cambio y a la innovación, vemos lo nuevo como amenaza más que como oportunidad muchas veces. La digitalización es un medio con un enorme potencial, pero el cambio que necesitamos para sacarle el mayor partido es de fondo, es cultural.
Creo que debería establecerse un organismo que los gestionase y asignase con un enfoque totalmente apolítico y basado en la colaboración público-privada. Un organismo formado por técnicos de primer nivel de la administración y por líderes de primer nivel del sector privado. Pero sin políticos. Con unas líneas de actuación claras que definan qué quiere ser España en el futuro. Éste vehículo de inversión no trata de salvar industrias actuales, sino de invertir en las futuras, y por eso necesitamos tener un plan de país, entendiendo en qué industrias tenemos potencial y podemos ser referentes en el futuro.
Tenemos que plantearnos en qué queremos ser los mejores, sin miedo, e invertir en proyectos con cabida no solo a grandes empresas o consorcios, sino también a pymes que son las mayores innovadoras.
Terry Mederos
Directora de Innovación y Talento Digital en la empresa pública Turismo de Tenerife
Vivimos del turismo. Si el planeta entero tiene ante sí el gran reto de la cuarta revolución industrial, para España este reto es doble. Necesitamos transformarnos como pocos países de nuestro entorno. Y sin embargo, llevamos años de retraso en la construcción de verdaderas políticas de diferenciación estratégica. Quizá con la esperanza de que, una vez más, el buen clima y la seguridad nos vuelvan a salvar la temporada.
Y no es solo porque, cuanto más turístico es un territorio patrio, menos invierte en I+D+i (ahí tenemos a Baleares y Canarias en cabeza). Sino también debido al atasco legislativo y burocrático que nos paraliza. Competencias y visiones fragmentadas. Disparos al aire. Esfuerzos baldíos.
Es el momento de poner el foco en lo importante. Dejar las urgencias aparcadas y arremangarnos para establecer una visión común. ¿Qué país, qué ciudad, qué islas queremos ser? Posicionar es elegir. Y a partir de ahí el trabajo se simplifica, cuando dejamos de dispararle a todo. Con un mapa estratégico basado en datos, debemos establecer el camino hacia el punto de llegada. Y entonces, y sólo entonces, empezar a desplegar la necesaria tecnología. Porque ser un destino turístico inteligente no va solo de llenarnos de sensores, sino de crear valor en el territorio a partir de prácticas sostenibles y accesibles. Y de generar bienestar en ciudadanía y visitantes a través de experiencias de cliente innovadoras y memorables.
Los destinos españoles tenemos por delante un desafío mayúsculo. Pero la necesidad aguza la inteligencia, y no nos faltan ni ganas ni talento para enfrentarlo.
Oscar Pierre Prats
Presidente y CEO de aggity
Dar el salto definitivo a la era de la digitalización será un paso gigante para este país y, sobre todo, un paso que hay que dar de manera certera porque no será posible dar marcha atrás. En este sentido, yo diría que ha de ser una decisión meditada, consensuada y en la que cupieran las opiniones de todos los actores provenientes de multitud de disciplinas. Digitalizar exige un cambio de cultura y una capacidad de pronosticar muy grande, y también de cambiar conceptos y certezas actuales, pero sobre todo se trata de un proceso irreversible y que no se puede eludir si se quiere, no solo ser competitivo, sino también sobrevivir.
Desde mi punto de vista, creo que lo más acertado sería abrir mesas de diálogo sectoriales e incluso por tipos de actividad, oír a sus protagonistas, a los que generan negocio y puestos de trabajo, escuchar sus necesidades, sus visiones y sus modelos de negocio y apostar claramente por el futuro que, muchas veces con sus propios recursos y de manera precaria, están comenzando a dibujar y con notable éxito, muchas veces reconocido más fuera que dentro de nuestras fronteras.
En cuanto a la oportunidad que ahora nos brinda la llegada de fondos europeos, estos deberán emplearse de manera ágil. Una de las principales barreras de este país para permitir desarrollarse al talento son las trabas burocráticas y administrativas. Por lo tanto, yo hablaría de, una vez definidos los objetivos y aquellos modelos que queramos impulsar de manera clara, hay que crear una infraestructura de acceso a fondos y ayudas rápida y transparente.
Por último, en esta ecuación del futuro, creo que hay que prestar una especial atención a la educación y la formación. Hemos de ser conscientes del tremendo cambio al que estamos asistiendo y, consecuentemente, de que serán las generaciones más jóvenes las que lo piloten dentro de unas décadas. Por ello, hemos de asegurar que su formación, sus conocimientos e incluso su deontología son las más adecuadas para este nuevo entorno.
Johanna Gallo
CEO y cofundadora de APlanet
Pienso que las decisiones de las administraciones deberían tener tres enfoques. El primero, destinado a identificar y detectar quiénes son los agentes tecnológicos que están contribuyendo a la digitalización: startups, universidades, empresas y todo tipo de organismos que están desarrollando tecnología capaz de agilizar los procesos de las organizaciones, gestionar sus datos y dar valor a su información interna, etcétera. El segundo, dar visibilidad a estos agentes y difusión a las tecnologías que están desarrollando, para que se conozca su existencia y su disponibilidad. Y por último, establecer redes de conexión y puntos de encuentro entre aquellos que tienen las necesidades y aquellos que las pueden resolver a través de sus soluciones.
Por otro lado, es importante poner el foco en las pymes, ya que representan el 99% de las empresas del país, y son las que menos recursos tienen para lograr la transformación digital, y se debería abordar las brechas digitales que aún existen, aportando recursos e incentivos para que las empresas puedan formar sus empleados en cómo utilizar los recursos digitales.
Del mismo modo, con respecto a los fondos públicos que provendrán de Europa, deberían emplearse en ayudar económicamente y apoyar tanto a quienes están creando tecnología orientada a la digitalización de procesos como, a través de programas de incentivos especiales, para formación e implantación de soluciones tecnológicas por parte de las pymes.
José Tormo
Director regional de Aruba para el sur de Europa
La Administración debe liderar su propia transformación digital (e-goverment), para que sea un ejemplo y una referencia para los ciudadanos y para las empresas. El 100% de procesos se deben poder realizar digitalmente, ahorrando tiempo y burocracia.
También es estratégico potenciar las vocaciones STEM y la creación de startups en el ámbito tecnológico, con incentivos fiscales, reducción de impuestos, etc., para que España pueda ser un polo que atraiga talento con la más alta cualificación y crear un nuevo sector en el que podamos ser punteros, al mismo tiempo que la digitalización contribuye a diferenciar más nuestra oferta en sectores donde ya somos líderes, como es el caso del turismo, la energía, o las infraestructuras. También nos parecería una buena decisión garantizar la disponibilidad de acceso a Internet en ámbitos rurales para hacer que esas poblaciones sean atractivas para emprendedores y empresas que quieran deslocalizarse. El teletrabajo ha abierto las puertas a la deslocalización del talento. ¿Por qué no crear un “Silicon Valley español"?
El programa Escuelas Conectadas de extensión de la banda ancha a todos los colegios públicos y concertados en el territorio español o la inversión en conexión de banda ancha en núcleos rurales, para contribuir a parar la despoblación del medio rural y rejuvenecer los pueblos, son algunos de los proyectos concretos que podrían recibir un impulso gracias a los fondos europeos. Otro proyecto estratégico es WiFi4EU, para dotar de una Red WiFi pública y acceso a Internet de alta velocidad a todos los municipios españoles, ya que hasta el momento apenas se han beneficiado el 10% de todos los municipios en España. Y por supuesto, WiFi para SmartCities, para extender el modelo de ciudades como Bilbao, con su WiFi municipal pública y los servicios de valor añadido -conectividad IoT, analítica de la movilidad urbana de los ciudadanos, control de aglomeraciones, mejora de la interacción entre la Administración y la población- a otras ciudades.
La llegada de estos fondos podría usarse asimismo para dotar a todos los edificios públicos de una plataforma unificada de conectividad -WiFi, Zigbee, Bluetooth- que cubra las necesidades de conectividad de cualquier tipo (WiFi empleados, Dispositivos IoT, guiado en interiores, localización, analítica de presencia, control de distanciamiento social…) en ministerios, oficinas, ayuntamientos, hospitales, consultorios médicos, residencias de mayores, etc. Con este tipo de servicios los edificios inteligentes optimizan el consumo energético, lo que redunda en reducciones de costes a medio largo plazo y contribuye a una economía verde.
Luis Martín
CEO del grupo CE Consulting
En nuestra opinión, las decisiones se deberían apoyar en una profunda colaboración público-privada, en la que los agentes sociales, acompañados de un ecosistema de empresas de TI, hicieran un diagnóstico real del grado de digitalización por cada sector de actividad y territorio. Un diagnóstico real es “bajar al barro”, no estudios generales.
Este conocimiento real de la situación llevaría a poder tomar decisiones correctas sobre las tecnologías a implantar, haciendo visibles y factibles los tan manidos conceptos de digitalización o transformación digital con productos y servicios tangibles y adaptados para las pymes en función de su actividad y de su grado de digitalización.
En base a todo lo anterior, y para que las ayudas a la transformación digital lleguen efectivamente a las pymes, base del tejido empresarial español, y las que mayor grado de digitalización requieren, se deberían utilizar los canales más cercanos a estas. En nuestro caso, apostamos por que uno de ellos sean sus asesores. El número de asesorías en España asciende a más de 69.000 despachos, con la capilaridad y cercanía que esto supone, lo que ayudaría a alcanzar la dichosa y difícil en muchos casos “última milla”. Estas realizarían un trabajo desde varios ángulos para facilitar la colaboración público-privada en las diferentes fases.
Ángel Pineda
CEO de Orizon
En primer lugar, la Administración, en sus tres niveles, debería aprovechar esta oportunidad histórica para profundizar en su ejercicio de impulso a su propia digitalización. Como expertos en rendimiento y calidad de software, creemos que existe una importante oportunidad de mejora a este respecto en el sector público, especialmente en organismos con infraestructuras y aplicaciones heredadas. Un ejemplo de esta situación es el Servicio Estatal de Empleo Público (SEPE) que, ante las circunstancias excepcionales que vivimos desde marzo, se han encontrado con grandes problemas para prestar servicio a ciudadanos y empresas de forma ágil y eficiente.
En segundo lugar, y de cara a las empresas, el momento actual debe servir para realizar cambios importantes en las estructuras y programas de apoyo a las empresas tecnológicas, especialmente a aquellas que, si bien no tienen el tamaño de las grandes multinacionales, están en vanguardia en ámbitos clave para el avance de la digitalización.
Como empresa española nacida hace 13 años con un objetivo de innovación de base tecnológica, somos un buen ejemplo del tipo de organización que debe recibir apoyo del sector público a través de programas específicos en colaboración con diversos agentes, sobre todo del entorno educativo. No hemos de olvidar que el nuevo talento es la única garantía de desarrollo futuro. Tampoco olvidemos el fomento continuo a la inversión en proyectos de transformación a través de instrumentos ágiles, menos burocráticos y transparentes.
En cuanto a los fondos europeos, nuevamente la formación y el apoyo a la contratación y el desarrollo de nuevos profesionales por parte de las empresas tecnológicas debería ser una de las partidas que reciba una especial atención. Este apoyo no ha de ser sólo desde el punto de vista del montante económico, también ha de contemplar la puesta en marcha de nuevos programas de colaboración público-privada que incentiven a las empresas tecnológicas, especialmente a aquellas de capital español y de pequeño y mediano tamaño, a contratar y promover el desarrollo de una nueva generación de profesionales expertos en nuevas tecnológicas que ya están marcando el futuro, tales como programación, automatización, big data y analítica, o ciencia de datos.
Por otro lado, es fundamental simplificar y agilizar el acceso de las empresas a este tipo de ayudas, eliminando trabas que, si bien no suponen un grave obstáculo para grandes empresas, pueden desalentar a empresas de menor tamaño pero que son actores en vanguardia en ámbitos determinantes para el correcto avance de la digitalización y, lo que es aún más importante, para garantizar el mejor y más rentable rendimiento de las infraestructuras y aplicaciones tecnológicas que dan soporte a los procesos digitales.
Nicolas Loupy
Director general de España y Portugal de Dassault Systèmes
Las administraciones tienen que servir de aceleradoras para la digitalización. Desde mi perspectiva, las administraciones tendrían que estar aún más al servicio de las empresas que generan riqueza e innovación en el país. Tienen que transformar y anticipar las actuales y futuras necesidades de las empresas en materias de educación, por ejemplo; y que agudizar las políticas orientadas a pymes, que tienen intrínsecamente más dificultades para transformarse digitalmente. ¿Qué se podría hacer? Analizar las buenas prácticas en otros países y replicar las iniciativas exitosas. Podría nombrar la iniciativa francesa llevada a cabo por la Alliance Industrie du Futur, o también el Campus Numérique de la Région Auvergne-Rhône-Alpes. Ambas iniciativas tienen una clara vocación a la empresa, a la pyme. De forma muy pragmática, permite a los empresarios entender cómo la tecnología podría ayudarles a transformar su negocio, con el acceso a expertos, todo eso favoreciendo el contacto con otras empresas de diferentes sectores con diferentes niveles de madurez en esta transformación digital. Es muy enriquecedor y permite acelerar esta transformación.
Desde mi perspectiva, lo importante es que los 140.000 millones de euros procedentes de Europa se inviertan con el objetivo de generar un retorno de inversión medible con indicadores claros. Uno de estos indicadores podría ser el factor multiplicador de esta inversión, buscando maximizar el efecto dominó de dicha inversión en las cadenas de suministro. En otras palabras, este dinero tiene que circular en la economía. Lo que hay que evitar es que esta inversión se transforme en un simple gasto con únicamente un impacto puntual.
Julián Díaz-Santos
CEO y co-fundador de UNNAX
Una de las prioridades del Gobierno debe ser consolidar España como el hub tecnológico más importante del sur de Europa. La receta para lograrlo es clara: potenciar la formación en ciencias y tecnología y hacerla más accesible tanto a estudiantes como a profesionales ya formados, reducir las barreras a la constitución de nuevas sociedades de base tecnológica, y crear un marco institucional y regulatorio que facilite la contratación y la atracción de talento extranjero y la entrada de capital en las nuevas sociedades. Este proceso ya se viene dando desde hace una década, pero la entrada de fondos europeos con el fin expreso de transformar el modelo productivo de la economía española mediante la digitalización tiene que servir para afianzarlo y hacer que España sea el lugar ideal para iniciar nuevos proyectos de base tecnológica.
Sin embargo, para realmente poder dar este paso, habría que plantear dos puntos claves. En primer lugar es necesaria la total alineación del sector público, privado y ámbito regulatorio, con el fin de facilitar y permitir un fácil acceso al ecosistema tecnológico. Si realmente queremos potenciar la innovación y que las mentes brillantes del ecosistema tecnológico, no sólo no se vayan, sino tener la capacidad de atraer talento extranjero, necesitamos unas reglas de juego similares a otros países europeos. Procesos de regulación (BdE o CNMV) igual de ágiles que otros países y desburocratizar los procesos en el sector público. A modo de ejemplo, en la actualidad, si comparamos la creación de una compañía en España Vs Reino Unido, la diferencia tanto en tiempo como en dinero es abismal.
Por otro lado, las ventajas fiscales que muchos países europeos están ofreciendo a las compañías de base tecnológica también son relevantes. Posicionarnos como un país “tech friendly” facilitará no sólo la creación de compañías por parte de emprendedores españoles, sino que nos convertirá en un polo de atracción para extranjeros.
Roel Koppens
Director general de GoodHabitz en España
La hiperconectividad ha forzado una aceleración de la investigación y el desarrollo de tecnologías, herramientas y canales para dar respuesta a nuevas necesidades en tiempo real y a una velocidad de vértigo. Sin embargo, nuestro “hardware” personal no ha cambiado al mismo ritmo, y ahora se ve impactado con nuevas exigencias, impuestas por la digitalización acelerada en un escenario inesperado. Estamos ante un momento crucial, de un profundo cambio tanto en nuestra economía como en las personas.
Una situación que ha puesto en evidencia la brecha digital y de talento que existe en el mercado español. Digitalización y educación van a ser los ejes de la generación de riqueza y el crecimiento de los países, así como las claves para que las empresas y organizaciones puedan escalar e internacionalizarse. En este sentido, es urgente transformar el modelo formativo poniendo más foco en las nuevas tecnologías pero, sobre todo, en habilidades personales y profesionales que nos permitan ser sosteniblemente empleables y poder abordar, de forma eficiente y efectiva, los cambios e imprevistos un escenario tan incierto y volátil como el actual, y los que puedan sobrevenir en el futuro.
Los avances tecnológicos incorporados a la formación online permiten poner al alcance de grandes colectivos multitud de temáticas de gran impacto y a un coste marginal. Es, sin duda, una de las inversiones de más alto retorno. En este sentido, las administraciones deben fomentar la digitalización del espacio de trabajo a través de la nube y facilitar el acceso a los dispositivos y herramientas requeridos. Pero, al mismo tiempo, tienen que desarrollar programas formación online que impulsen el upskilling y reskilling de los perfiles más tradicionales hacia sectores de valor añadido y los nuevos puestos de trabajo que demandará el ecosistema digital. El empleo y la competitividad van de la mano y, a través de las personas, podemos, y debemos, acelerar la transición digital.
***Mañana continuará la publicación con otras diez reflexiones de "Los 100 líderes de D+I"