Barba profusa y extensa, morena, y una imponente frente en la que aterriza una gran melena, Ludovic Slimak (Romans-sur-Isère, 1973) tiene la apariencia de un druida galo moderno —o de un aventurero de otra época—. Y casi se podría decir que lo es: un sabio sobre una de las criaturas más enigmáticas que han poblado el planeta, el neandertal. El arqueólogo y paleoantropólogo francés es una de las eminencias mundiales en el estudio de esta especie y sus sociedades, pero sus investigaciones en los últimos años también están revolucionando la historia de cómo el Homo sapiens conquistó Europa occidental.
Slimak, científico virtuoso a la hora de plantear nuevas preguntas, está sumergido en la confección de una trilogía literaria para desentrañar los enigmas, los que se puedan, sobre qué tipo de criatura fue el neandertal y por qué desapareció tan rápidamente. Ahora llega a las librerías españolas la primera entrega, El neandertal desnudo (Debate), un extraordinario esfuerzo intelectual, basado en más de tres décadas sobre el terreno, que trata de liberar a esta humanidad del "rol de mimo" en el que se ha visto atrapada por culpa de nuestros propios prejuicios. Desde su despacho, con techo de madera que se asemeja a una cabaña y en el que distinguen varios libros antiguos y un microscopio, confiesa que en el fondo es una reflexión sobre qué somos nosotros mismos, los sapiens.
Pregunta. Hace unas décadas existía una percepción del neandertal como una bestia, un subhumano. En los últimos años, sobre todo desde Europa, se está construyendo la imagen de otro "nosotros-mismos". Usted dice que ninguna de estas imágenes es real. ¿Qué fue realmente esta criatura?
Respuesta. Hay que ser conscientes de que estas dos imágenes siguen existiendo. La visión arcaica, de una humanidad inferior, está ahí. La otra corriente, con un efecto péndulo, tiene como la voluntad desde hace unos 50 años de rehabilitar a esta humanidad, y en este proceso se ha puesto en evidencia una serie de comportamientos a través de descubrimientos arqueológicos que sugerirían que en realidad el neandertal tenía todas nuestras capacidades y que al fin y al cabo era como un otro "nosotros- mismos". Al escribir este libro, sabiendo que mi posición es la de un arqueólogo que ha pasado 33 años sobre el terreno explorando estas poblaciones, siguiéndolas en su espacio de vida y analizando millones de objetos, nunca me había preguntado a nivel profundo qué eran estas criaturas. Cuestioné campos de consciencia que no me había cuestionado antes, abrí puertas que me llevaron a otras salas con más puertas.
»Siempre se ha planteado una pregunta a nivel de gradación, es decir, si en el neandertal hay algo de sapiens o no, de superior o inferior. Pero me di cuenta de que esa no era la buena pregunta. No es tanto una cuestión de poner en escala uno respecto a otro, sino una cuestión de lo que las humanidades son como tal. La buena pregunta es si tiene la misma concepción del mundo que nosotros, los sapiens, tenemos en todas las culturas. Nunca se había planteado la pregunta de si existe una etología neandertal, si existe una manera neandertal de concebir el mundo.
P. De ahí lo de neandertal desnudo...
R. Hemos puesto en el neandertal todas nuestras fantasías. No conseguimos desnudarnos de nosotros mismos, y ese es el gran problema del eurocentrismo. La gran parte de la comunidad académica dice que el neandertal básicamente somos nosotros, y hemos entrado en este proceso de rehabilitación porque hemos sido racistas. Pero en nuestra visión, para que el neandertal sea humano, tiene que ser como nosotros, y la definición de racismo es: para que tú seas humano debes ser como yo. Y eso es lo que hemos proyectado de forma inconsciente sobre el neandertal: su rehabilitación es un proceso de asimilación y por tanto un tipo de racismo 2.0.
P. ¿Los neandertales fueron más creativos que los sapiens? Esa es una idea sorprendente...
R. Los objetos sapiens son bellos pero cansinos: cuando has visto los primeros los demás son iguales. En los neandertales la diferencia es que cada objeto es único, y cuando intentas cuestionar ese carácter, uno se da cuenta de que el proceso artesanal se adapta a la materia que estaba explotando según el color del sílex, su textura, su morfología, etc. En función de todo ello y en el marco de su cultura, el artesano va a cambiar su proyecto, pero lo va a adaptar para crear algo que responde a la materia que tiene entre manos, y al hacerlo entra en una dialéctica con los elementos naturales, desarrollando una creatividad absoluta y total.
»Ese proceso artesanal cotidiano es invisible en las producciones sapiens, en las que hay una repetición y uniformización. Cuando comparo los elementos de un yacimiento de Líbano con los que aparecen en el valle del Ródano, separados por 3.000 kilómetros en línea recta, básicamente son los mismos. Es decir, había unas estructuras sociales con unas redes sociales muy amplias y una voluntad de hacer grupo todos juntos. Eso no dice que el sapiens sea superior al neandertal, sino que cuando hacemos todos lo mismo y respondemos a la misma norma, entonces somos mucho más eficaces. Y esa eficiencia, esa eficacia, es lo que distingue a sapiens y neandertal con unas poblaciones muy normativizadas y otras mucho más ricas en creatividad, pero también mucho más frágiles.
"La población sapiens tiene la posibilidad de tener estructuras culturales que nos permitan estar en una mejor armonía con otros seres humanos y con otras formas de biodiversidad"
P. En el libro dice que cada vez es más difícil creer que los neandertales sobrevivieron más allá de hace 42.000 años. ¿Pero qué ocurre con la misteriosa industria musteriense, característica de esta especie, de Byzovaya (Rusia). ¿Es posible que esta especie siguiese con vida hace 28.000 años?
R. Respecto a las últimas poblaciones neandertales sabemos que a escala continental (Eurasia) es muy difícil encontrarlas desde hace 40.000 años. Pero en los extremos, en Gibraltar y el círculo polar ártico, donde no encontramos restos humanos pero sí artefactos que van en continuidad estricta con la tradición neandertal, hay elementos que nos llevan a una complejidad. La pregunta es: ¿a qué nos estamos enfrentando? Yo intento no ser radical y es posible una opción de continuidad que hay que seguir explorando. ¿Dónde están los mestizos neandertales-sapiens? Sabemos de poblaciones de las que hay evidencias genéticas pero ningún resto físico.
»No sé si pasado el límite de los 40.000 años todavía pudo haber neandertales en la punta sur de Europa o en esas franjas polares. Pero son puertas que hay que abrir, y como muchas otras respecto al neandertal, mejor tenerlas abiertas que tener visiones muy cerradas que necesariamente son reduccionistas de la realidad de ese mundo.
P. El neandertal es una criatura escurridiza, como también lo es el tema de su extinción. Defiende en el libro que su desaparición está ligada a la llegada de otra humanidad, el sapiens, más que a cuestiones climáticas o a un colapso genético. ¿Cómo se pudo haber desarrollado ese proceso?
R. Cuando perseguimos a los últimos neandertales buscamos episodios como los que acabaron con los dinosaurios: un meteorito y ahí ya no queda nada. Pero a mí me parece muy importante fijarnos en que los procesos de extinción de los seres humanos nunca son pim pam pum. Cuando los europeos llegaron a América había unas civilizaciones con unas redes sociales, culturales y económicas muy estructuradas. Pero el contacto provocó un efecto dominó, y algunas poblaciones cayeron por sí mismas. Hay conflictos y epidemias, pero ninguno de estos procesos históricos singulares permite explicar la extinción de una población desde el sur de la Península Ibérica hasta Siberia que estaba en toda Eurasia y adaptada a todos los entornos. La teoría dominante ahora mismo es que hubo un cambio climático y se evaporaron.
P. ¿El gran interrogante que queda por resolver sobre los neandertales es saber cómo pensaban?
R. Exacto. [Slimak muestra la réplica de una dentadura y dice que es un descubrimiento reciente: una de las series dentales neandertales más completas del mundo que se dará a conocer en breve en un artículo científico] Parece que lo que nos interesa son los cráneos vacíos, pero si te pongo el de Einstein y el de un pescador griego o marroquí no vas a ver ninguna diferencia. Mientras nos centremos en morfologías óseas, mientras sean antropólogos físicos y genetistas los que hablan del neandertal, no vamos a plantear la buena pregunta de qué pasaba con la caja. Lo podemos escanear con las mejores tecnologías, hacer gráficos y estadísticas, pero eso no nos va a decir cómo esas poblaciones concebían el mundo.
»Sin embargo, los neandertales nos han legado millones de artefactos, no sabemos qué hacer con tantos objetos... Pero con la artesanía vemos todo el sistema operativo, la manera de concebir la relación con la materia, con el territorio, la manera de concebir un instrumento, un arma... Y ahí entramos de manera frontal y directa en el pensamiento de esa población y eso es lo que nos interesa. Los grandes interrogantes no vienen de la antropología ni de la genética, que nos dan elementos interesantes, aunque son prácticamente series de anécdotas, y la definición de una estructura mental neandertal es algo fundamental, porque hoy solo hay una humanidad que es sapiens y por eso no tenemos nada con qué compararnos.
P. El neandertal como reflejo de nosotros mismos...
R. En general, nos comparamos con los grandes simios, los gorilas, chimpancés, etcétera, pero que surgieron hace 10 millones de años. Y al hacerlo nos comparamos con algo muy lejano y evidentemente ponemos al Homo sapiens en un pedestal por su creatividad respecto a otros animales. Pero hay un sesgo en esa comparación. Si yo defino la estructura mental de otra humanidad extinguida, paralela, divergente, pero no en 10 millones de años, sino en 400.000-500.000 años, la creatividad artesanal del neandertal gana. En el lado sapiens lo que tenemos es la eficacia, la norma y la estandarización. De repente este libro que se llama El neandertal desnudo se podría llamar El sapiens desnudo o El espejo sapiens, porque en la última parte utilizo al neandertal para encontrar palabras respecto a lo que nosotros somos hoy.
»Creo que la llegada del sapiens no fue a través de conflictos violentos o de un genocidio, sino simplemente que por su eficacia se produce una selección darwiniana. Es decir, tenemos ese pequeño grupo creativo que es suprimido por una ola de gente mucho más organizada y mucho más eficaz. Y ese proceso no nos habla solo de la última gran extinción de la humanidad, sino que nos habla de lo que nosotros somos en el mundo como población hipernormativizada. La rehabilitación del neandertal es también el rechazo de la alteridad. Hay algo que nos choca: el hecho de que la humanidad puede ser distinta.
"Si no nos concienciamos vamos a repetir la historia del siglo XX, pero de forma mucho más terrible: cuando hayamos erradicado nuestro entorno la población humana va a colapsar"
P. La eficacia del sapiens ha tenido un efecto adverso: la erradicación de muchas otras formas animales y está reduciendo los entornos naturales...
R. Las poblaciones sapiens tienen una eficacia tremenda, una eficacia que no llegamos a controlar. Y por eso este libro es importante, porque pone palabras para concienciar respecto a lo que somos en el mundo. La historia del siglo XX nos recuerda que ese rechazo de la diferencia puede ser peligroso. Y estamos haciendo lo que estamos haciendo en el siglo XXI. No hablo ya de guerras, sino de la guerra contra el mundo natural que hacemos sin querer.
»En el hombre hay dos capas: la naturaleza, la etología, y después la cultura. Y ahí hay una esperanza. Si no nos concienciamos vamos a repetir la historia del siglo XX, pero de forma mucho más terrible, porque cuando hayamos erradicado todo nuestro entorno la población humana va a colapsar. Y esto no lo digo como fatalidad. Nuestra cultura puede morder la naturaleza: ese es el mensaje de este libro. Es decir, la población sapiens tiene la posibilidad de tener estructuras culturales que nos permitan estar en una mejor armonía con otros seres humanos y con otras formas de biodiversidad.
P. Hace unas semanas se publicó un estudio en Nature que revelaba que el Homo sapiens alcanzó las latitudes más altas de Europa hace 45.000 años. Este hallazgo es un importante respaldo a su teoría de que los humanos modernos colonizaron el continente en tres oleadas registradas entre hace 54.000 y 42.000 años...
R. Sí. Hasta ahora se pensaba que los sapiens llegaron a Europa occidental entre hace 45.000-42.000 años y yo propuse el año pasado una teoría distinta no con restos humanos y ADN, sino con herramientas de esta especie. Llegué a la conclusión de que las industrias de transición, que son los primeros sílex que aparecen en Europa hace 45.000 años y que habíamos atribuido a los neandertales, solo podían ser obra del Homo sapiens porque se trata de producciones estandarizadas, que son nuestra forma de pensar. Y lo interesante es que lo que se había propuesto en ese artículo era un modelo predictivo.
P. Otra de las ideas más interesantes que plantea en el ensayo es que se registró un supuesto intercambio de mujeres, una práctica de patrilocalidad, entre neandertales y sapiens, aunque en una sola dirección. ¿Qué evidencias hay en este sentido?
R. Cuando se recupera ADN de los sapiens más antiguos de Europa, de hace 48.000-45.000 años, esas poblaciones ya tienen genes neandertales, entre un 3-6%. El intercambio genético se había producido poco tiempo antes y todos los sapiens lo presentan. Ahora empezamos a tener un corpus genético bastante importante de neandertales tardíos, y cuando se consigue extraer ADN de estas poblaciones contemporáneas de sapiens, no hay ningún neandertal que presente genes sapiens.
»Esto plantea un problema antropológico fundamental. Claude Lévi-Strauss, en Las estructuras elementales del parentesco, habla precisamente de la patrilocalidad. "Tu hermana viene a mi grupo y mi hermana va al tuyo". No es una historia de amor, sino alianzas entre poblaciones para garantizar la persistencia científica de nuestro grupo y crear una alianza social y convertirnos en un grupo fuerte. Todo esto lleva un intercambio genético, pero que es equitativo. Es decir, no podemos tener el intercambio de un lado sin registrarse en el otro.
P. Pero con neandertales y sapiens no hay ese equilibrio...
R. Lo que vemos es que todos los sapiens tienen genes neandertales, pero no hay neandertales que tengan genes sapiens. Esto nos plantea un problema de antropología cultural fundamental que nunca ha sido explorado antes. De forma subyacente entendemos que tu hermana viene a mi grupo, pero mi hermana no va al tuyo. Eso solo existe cuando hay guerras totales en ciertas poblaciones tradicionales. Esto daría a entender un genocidio total y no creo en absoluto que este fuese el caso aquí. Tal vez hubo conflictos y verdaderos genocidios en algunas regiones, pero eso no puede explicar la extinción de una población desde el sur de la Península Ibérica hasta Siberia.
»Neandertal y sapiens se encontraron seguro, hicieron todo lo posible por intercambiar sus genes, pero es posible que no funcionara bien o solo de forma parcial. Lo que nos dice la genética es que en esos casos, en que neandertal y sapiens tenían un descendiente macho, o bien no era viable y moría muy joven, nacía muerto o era estéril. Estas poblaciones seguramente intentaron desarrollar toda su estrategia de intercambio social, cultural, etcétera, pero no funcionó. Al final fue la población más eficaz, con una tasa de reproducción más clara, la que suprimió, barrió, sin quererlo probablemente, a las otras poblaciones.