Constantino I, el primer emperador romano que se convirtió al cristianismo, escribió en las décadas iniciales del siglo IV d.C. una carta a los habitantes de la localidad italiana de Spello, ubicada sobre un saliente del monte Subasio, permitiéndoles celebrar un festival religioso en su ciudad y evitar que tuviesen que completar un arduo viaje hasta otro asentamiento para participar en las festividades. La única premisa del gobernante fue que debían construir un templo dedicado a sus antepasados divinos, la familia Flavia, y rendirles culto.
Este escrito imperial fue descubierto en el siglo XVIII y desde entonces los arqueólogos han tratado de averiguar si los habitantes de Spello, a unos 160 kilómetros al norte de Roma, construyeron realmente el templo y en qué lugar lo hicieron. El misterio al fin parece haber sido resuelto: esta estructura se escondía bajo un moderno aparcamiento, según ha anunciado Douglas Boin, profesor de Historia en la Universidad de San Luis, en el congreso anual del Instituto Arqueológico de Estados Unidos.
"Hemos descubierto tres paredes de una estructura monumental que creemos que formaban parte de un templo romano datado en la época de Constantino", explica el investigador. "Se fecha en el siglo IV d.C. y sería una adición notable al paisaje de este rincón de Italia. Ayudará significativamente a la comprensión de la ciudad antigua y la sociedad urbana del Imperio romano tardío porque muestra las continuidades entre el mundo pagano clásico y el cristiano primitivo, habitualmente borrosas o borradas de las narrativas históricas tradicionales".
Boin apunta que este hallazgo muestra una extraordinaria fusión entre ambos universos de creencias: "Las cosas no cambiaron de la noche a la mañana. Antes no creíamos que existiese realmente un sitio físico y religioso asociado con esta tardía 'práctica de culto imperial'. Pero gracias a la inscripción y su referencia a un templo, Spello ofrecía una oportunidad muy tentadora para un descubrimiento importante relacionado con el culto imperial bajo un gobernante cristiano".
El equipo del investigador prospectó con tecnología de teledetección varios lugares de la ciudad para determinar si existían ruinas que se pudiesen asociar con el templo referido por Constantino. Tras muchas semanas de trabajo y casi por casualidad, el hallazgo se registró bajo un aparcamiento. Tras excavar la zona se documentaron las supuestas paredes internas del edificio, convertido en lo que Boin define como la mayor prueba de culto imperial tanto en la península Itálica del siglo IV como en los territorios del Imperio romano tardío.
"Hay evidencias en otros lugares del mundo romano que los gobernantes cristianos apoyaban el culto imperial", reconoce el profesor. "Sabemos que los paganos adoraban a los dioses en sus templos en el siglo IV, pero todos esos hallazgos han sido pequeños e intrascendentes. Y sabemos que los cristianos apoyaban el culto imperial, aunque sin conocer dónde sucedió". Según sus conclusiones, el templo de Spello une estos dos hitos y se erige en el más importante del mundo mediterráneo para estudiar este fenómeno.
Si bien Constantino el Grande fue el primer emperador romano en convertirse al cristianismo, tuvieron que pasar casi siete décadas para que esta religión fuese la oficial del Imperio, ya bajo el reinado de Teodosio. Boin asegura que ahora se puede mostrar cómo estos cambios sociales se produjeron muy lentamente. "Este edificio, de una manera muy radical por sí mismo, nos muestra el poder de las tradiciones paganas que habían estado vigentes durante siglos antes del surgimiento del cristianismo y cómo los emperadores romanos continuaron negociando sus propios valores, esperanzas y sueños para el futuro del Imperio sin derribar ni enterrar ese pasado", sentencia.
El investigador y su equipo volverán a Spello el próximo verano para excavar y examinar el área del templo en su totalidad, con la convicción de registrar hallazgos más significativos. "Los cambios culturales nunca son tan grandes como pensamos que son cuando los vivimos, y hay muchas zonas grises entre las costumbres de la gente y la sociedad y la cultura en general", concluye. "Que este templo esté dedicado a los antepasados divinos de Constantino como una forma de adorar al emperador en un mundo cada vez más cristiano es realmente extraño y me fascina poder sacarlo a la luz".