Esqueletos hallados en el yacimiento sirio de Tell Brak.

Esqueletos hallados en el yacimiento sirio de Tell Brak. Augusta McMahon

Historia

3.500 esqueletos desvelan un brutal episodio de violencia en Oriente Medio durante la prehistoria

Los cadáveres con traumatismos y heridas de armas, documentados en yacimientos de siete países, muestran que la violencia interpersonal tuvo su punto álgido en la Edad del Cobre.

9 octubre, 2023 17:04

Tell Brak fue una de las ciudades más antiguas de Oriente Próximo y del mundo. Fundada hacia finales del V milenio a.C., la urbe gozaba de monumentos, talleres textiles y cerámicos estandarizados o una administración burocrática. Sin embargo, entre 3900 y 3600 a.C. se registró un episodio de violencia interpersonal extremo. Los arqueólogos han descubierto en una elevación cercana al yacimiento cuatro fosas comunes con esqueletos amontonados y desarticulados que además habían sufrido carroñeo. Entre las víctimas había un gran número de mujeres, niños y adolescentes. Algunos de sus huesos largos fueron modificados para fabricar herramientas e incluso varios cráneos presentaban evidencias de haber sido manipulados para su exhibición.

El hallazgo sorprendió a los investigadores porque chocaba con las normas funerarias del periodo —enterramientos en sepulturas de pozo individuales—. ¿Fue el resultado de un ataque enemigo, externo a la ciudad? Creen que no: las masacres se inscribirían en un contexto de guerra civil relacionado con el desarrollo del asentamiento, su estratificación social y la disparidad en la riqueza. En un momento de cambio climático en el que disminuyó la productividad agrícola, probablemente estallaron revueltas internas prolongadas en el tiempo contra las élites que acabaron con baños de sangre, en castigos ejemplarizantes.

Este episodio tuvo lugar en un momento, finales de la Edad del Cobre, en el que se registraron profundos cambios como la urbanización o la emergencia de los protoestados, que desembocaron en una mayor población y en la consecuente lucha por los recuros en un momento de sequías. De disputas ocasionales se pasó a conflictos organizados a gran escala. Tell Brak es uno de los testimonios arqueológicos del mayor pico de violencia interpersonal registrado en la región durante el llamado periodo preclásico, que se extendió entre 12000-400 a.C.

Distribución de los yacimientos arqueológicos en los que se han recuperado los huesos de los más de 3.500 individuos.

Distribución de los yacimientos arqueológicos en los que se han recuperado los huesos de los más de 3.500 individuos. Baete, J., Benati, G. y Soltysiak, A. (2023)

Esa es la principal conclusión de un nuevo estudio publicado este lunes en la revista científica Nature Human Behaviour. Liderado por Giacomo Benati, investigador de la Universidad de Barcelona, este trabajo ha analizado los esqueletos de 3.539 individuos documentados en yacimientos de siete países de Oriente Medio (Turquía, Irak, Irán, Siria, Líbano, Israel y Jordania) y datados entre el Neolítico y la Edad del Hierro. Los resultados de los traumatismos craneales y las heridas relacionadas con armas identificadas en los cadáveres muestran que la violencia interpersonal tuvo su punto álgido entre hace 4500 y 3330 a.C.

Sin embargo, los autores, que combinan métodos de econometría histórica y antropología para evaluar los niveles de violencia en la muestra analizada, han identificado que estos conflictos disminuyeron durante la primera parte de la Edad del Bronce (3300-1500 a.C.). "Aunque el ascenso de los primeros estados estuvo acompañado de un incremento dramático de los conflictos, el desarrollo de los estados maduros de la Edad del Bronce se produjo en paralelo a una fuerte reducción de la violencia interpersonal, lo que coincide con la propuesta de que al implantar la capacidad estatal, las primeras instituciones pudieron proporcionar algunos beneficios claves a sus poblaciones", explican.

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Repunte violento

En esta época, Mesopotamia, el Levante y las regiones vecinas experimentaron la aparición de ciudades-estado e imperios que pusieron en marcha programas urbanísticos (fortificaciones, templos y palacios), expandieron su territorio y crearon códigos legales escritos. Asimismo, floreció el comercio a larga distancia y se profesionalizaron los ejércitos —también aumentó la contratación de mercenarios—, lo que pudo haber contribuido a la baja presencia de heridas relacionadas con la guerra en los esqueletos de los sectores sociales no relacionados con la actividad bélica.

Los investigadores apuntan a la consolidación estatal y a la expansión de los sistemas legales y comerciales como la razón principal de la reducción de los niveles de violencia en estas sociedades, descartando otras posibilidades esgrimidas con anterioridad como la desigualdad, el clima, los cambios demográficos o las innovaciones militares.

Puerta de entrada a Hattusa, la capital de los hititas. Foto: Bernard Gagnon

Puerta de entrada a Hattusa, la capital de los hititas. Foto: Bernard Gagnon

El estudio, que arroja luz sobre la historia de la violencia en las primeras sociedades humanas, también revela que los conflictos repuntaron durante la transición entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Tras un rápido florecimiento del Levante con la aparición del Imperio hitita o el reino de Mitani, se registró una profunda crisis: 300 años de sequías, migraciones provocadas por el clima y retroceso económico. Muchas ciudades fueron arrasadas por los llamados Pueblos del Mar y la densidad demográfica se redujo sobre todo en Mesopotamia.

No obstante, esa coyuntura, conocida como el "colapso de la Edad del Bronce Final", desembocó en la emergencia de otras superpotencias como el Imperio neoasirio, que expandió su poder mediante campañas militares, impuestos forzados y deportaciones a escala masiva. La aparición de la tecnología de armas de hierro y la guerra montada revolucionaron los conflictos e implicaron a una mayor parte de la población.

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"Descubrimos que, aunque el surgimiento de los protoestados coincidió con un aumento sustancial de la violencia en nuestra muestra, el momento de la reducción de las tasas de violencia es compatible con la teoría de que una vez los primeros estados alcanzaron capacidades centrales —control territorial, centralización de la violencia política y sistemas legales desarrollados— y apoyaron activamente la expansión de redes comerciales, los niveles de violencia letal disminuyeron notablemente", escriben los investigadores en sus conclusiones.

Y añaden: "Sin embargo, estos avances en materia de seguridad —aparentemente ayudados por alteraciones climáticas y epidemiológicas que redujeron temporalmente la presión demográfica— fueron de corta duración y la región fue testigo de importantes perturbaciones durante la transición entre las edades del Bronce y del Hierro, posiblemente debido al surgimiento de potencias más extractivas, un acceso más fácil a armamento más barato y a una presión creciente sobre los recursos cada vez más escasos".