Sumergido en una piscina de la Sima de Marcenajas, ubicada en Lastras de Teza, Burgos, un equipo de espeleólogos localizó en febrero de 2019 un misterioso cráneo que presentaba varios tipos de daño. Tras analizar las imágenes, los expertos decidieron que era necesario extraer los restos de forma urgente y los enviaron para su estudio en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
Los análisis realizados en el Laboratorio de Conservación y Restauración desvelaron que el cráneo pertenecía a un hombre adulto, probablemente de entre 30 y 40 años, que vivió hacia finales de época romana, entre mediados del siglo III y principios del V. Y también sacaron a la luz la presencia de cuatro lesiones craneales, todas ellas de origen ante mortem, heridas que presentaban evidencias de procesos de curación, es decir, que se produjeron durante la vida del individuo.
Tres de estas lesiones se localizaron en el exterior de la calavera, en lo que sería la parte superior de la cabeza, y muestran evidencias compatibles con lesiones producidas intencionadamente. En dos casos, parece claro son el testimonio de actos violentos infligidos por objetos afilados y contundentes que intentaron acabar con la vida de este individuo, un claro episodio de violencia interpersonal aunque las razones resultan desconocidas. No se trata de heridas causadas por accidentes, como podría ser una caída.
Pero lo más sorprendente de este ejemplar es el origen de la cuarta lesión craneal. Según los resultados de la investigación realizada por un equipo multidisciplinar del CENIEH, publicados en la revista Virtual Archaeology Review, se trata de un meningioma (tumor craneal), el primer caso para estas cronologías en la Península Ibérica. Un singular y raro descubrimiento que aporta nuevos datos sobre la salud de las poblaciones del pasado.
El objetivo principal de esta investigación ha sido comprender las posibles enfermedades que afectaron a este individuo durante su vida. Para lograrlo, se utilizaron tecnologías de vanguardia, como la microscopía 3D o la microtomografía computarizada (MicroCT), que ha permitido obtener cientos de imágenes radiográficas para crear un modelo tridimensional y visualizar en detalle el interior del cráneo. En esencia, llevar a cabo una suerte de "autopsia virtual".
[Hallazgo extraordinario en la sierra de Madrid: la primera sauna de época visigoda de toda España]
La lesión localizada en el interior del cráneo se caracteriza por ser una depresión de morfología circular, la cual había eliminado parte del hueso donde se encontraba alojada. Tras realizar un estudio de las características de la lesión y una exhaustiva comparativa con diversas patologías, como infecciones, enfermedades metabólicas, genéticas o neoplasias, se llegó a la conclusión de que probablemente fue causada por un tumor en el interior del cráneo, un posible meningioma.
"Lo interesante de este hallazgo es que ofrece una ventana a la salud de las poblaciones del pasado, planteándonos preguntas fundamentales sobre la capacidad de supervivencia de los individuos a estas afecciones y su calidad de vida al sufrir estas enfermedades", afirma Daniel Rodríguez-Iglesias, autor principal del artículo, firmado también por investigadoras del CENIEH Ana Pantoja-Pérez y Nohemi Sala, la conservadora-restauradora Pilar Fernández-Colón, y los investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), Manuel Alcaraz-Castaño, y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Adrián Pablos.