La Eurocámara reconocerá a Edmundo González como 'presidente electo' pese a las reticencias de España
El Congreso vota este martes una proposición no de ley del PP en la que se insta al Gobierno a reconocer como ganador de las elecciones de Venezuela a Edmundo González Urrutia.
10 septiembre, 2024 02:28El Parlamento Europeo votará la semana que viene, en su pleno mensual de Estrasburgo, el reconocimiento de Edmundo González Urrutia como "presidente electo" de Venezuela. Así lo ha podido confirmar este periódico en fuentes europarlamentarias. Del mismo modo, un portavoz del Alto Representante de la Unión Europea revelaba a EL ESPAÑOL que ésa misma es la posición de Josep Borrell.
La iniciativa la están negociando los representantes del PP Europeo, los liberales de Renew y parte de la Alianza de Socialistas y Demócratas (S&D) con el resto de grupos parlamentarios. Según las fuentes consultadas, "los votos ya están asegurados" y ahora se está tratando de componer un texto de consenso, para que la propuesta de resolución llegue con el mayor consenso posible a su introducción en el orden del día, del 16 al 19 de septiembre.
Además, el Congreso de los Diputados vota este martes una proposición no de ley del PP en la que se insta al Gobierno a reconocer como ganador de las elecciones de Venezuela a González Urrutia, quien se encuentra desde el domingo en España después de pedir asilo político.
Esta proposición no de ley, que se debatirá este martes pero se votará el miércoles, podría salir adelante en su integridad o varios de sus puntos, ya que no sólo el PP y Vox reclaman el reconocimiento de la victoria de la oposición venezolana, sino también aliados del gobierno como el PNV y Coalición Canaria.
Con esta iniciativa, registrada el mes de agosto, el partido de Alberto Núñez Feijóo quiere que el Congreso inste al Gobierno a adoptar esta posición y pide el fin de la represión contra las protestas, la liberación de los presos políticos y contribuir a la seguridad personal de María Corina Machado y del propio González Urrutia.
Además, los populares también solicitan que el Ejecutivo lidere el reconocimiento de González en las instituciones europeas con la meta de que el 10 de enero de 2025 tome posesión como presidente de Venezuela.
Por su parte, Borrell está presionando a los Veintisiete para lograr una posición común que reconozca la victoria de González en las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela. Según un portavoz oficial del Alto Representante, así lo defendió incluso en la reunión del Consejo en Bruselas, el pasado 29 de agosto, "tal como explicó detalladamente en la conferencia de prensa posterior".
De este modo, el Gobierno de Pedro Sánchez, se estaría quedando atrás en sus posiciones políticas respecto a estas dos instituciones de la UE en lo tocante a la crisis democrática en Venezuela. A pesar de ello, fuentes del Ejecutivo español insisten en que nuestro país está "liderando" la acción europea frente a la "deriva autoritaria y represiva" del régimen de Nicolás Maduro.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, efectivamente, fue el primero en expresar públicamente la exigencia de transparencia en el recuento de las elecciones presidenciales en el país caribeño, el pasado 28 de julio. Y él mismo llevó a las últimas reuniones del Consejo de Asuntos Exteriores de la UE una propuesta para incrementar las sanciones a la cúpula chavista.
La voluntad democrática del pueblo de Venezuela debe ser respetada con la presentación de las actas de todas las mesas electorales para garantizar resultados plenamente verificables. Pedimos que se mantengan la calma y el civismo con los que transcurrió la jornada electoral.
— José Manuel Albares (@jmalbares) July 29, 2024
Sin embargo, la "prudencia" y el "pragmatismo" han guiado la acción diplomática española en el mes y medio transcurrido desde que el Consejo Nacional Electoral del régimen proclamara ganador a Maduro.
Las actas
El CNE tardó apenas unas horas en dar por cerrado el recuento, a pesar de que la web oficial se cayó en pleno proceso, cuando González iba con ventaja. Lo hizo sin presentar pruebas, ni entonces ni hasta ahora. Y dando por oficial un resultado -del 51% para el gobernante y un 43% para el aspirante- que se contradecía abiertamente con cualquier proyección posible.
Aquel 29 de julio, el 73% de las actas oficiales, sí publicadas por la oposición, reflejaban una "victoria aplastante" de la oposición democrática unitaria. Los datos dan un 73,52% de los votos a González Urrutia, frente al 26,47% para Nicolás Maduro.
Días más tarde, el único observador internacional aceptado por el régimen, el Centro Carter, por boca de Jennie Lincoln, su jefa de observación, confirmó "a Edmundo González Urrutia como el ganador". Según sus datos, con acceso al 83% de las actas del CNE, el diplomático alcanzó el 67% de los votos, frente al 30% de Maduro.
También el panel de expertos de Naciones Unidas publicó sus conclusiones, una semana después, el 14 de agosto. Y determinó que los comicios no habían cumplido "los estándares de transparencia e integridad" para ser considerados democráticos.
"Contradicciones" diplomáticas
A todo esto, el Gobierno de España impulsó una declaración conjunta con EEUU, la UE y otros 21 países instando a Maduro a no recurrir a la represión violenta de las manifestaciones en las calles, y reclamándole la exhibición de las actas oficiales del proceso electoral. En aquella nota ya se advertía de que, sin pruebas, no se podría reconocer su victoria como legítima.
Un par de semanas después, tras la reunión del Consejo de Exteriores de la UE, Albares dio un leve paso más y expresó públicamente que España, definitivamente, no reconocía el triunfo del gobernante de facto. Pero fuentes del Ministerio no quisieron dar más explicaciones sobre las consecuencias de esa posición.
Los Veintisiete salieron de aquella cumbre diciendo no a Maduro y, de momento, tampoco a González Urrutia.
Y ahora, España se expone a que el Parlamento Europeo vuelva a marcarle el camino, junto al resto de Gobiernos de la UE. La Eurocámara votará la semana que viene, previsiblemente con una gran mayoría, en sintonía con un paso que tanto Borrell como la oposición del Partido Popular reclaman desde hace semanas: el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo.
Esto mismo ya ocurrió en enero de 2019, cuando la Eurocámara, antes que nadie, votó abrumadoramente a favor de considerar a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, tras otro episodio de fraude en la Venezuela chavista.
Entonces, presidía el Parlamento Antonio Tajani, actual ministro de Exteriores italiano: "Es un placer anunciar que el Parlamento Europeo reconoce a Juan Guaidó como presidente legítimo interino de Venezuela. El Parlamento Europeo es la primera institución europea en hacerlo y pedimos a los Estados miembros y a la Alta Representante [Federica Mogherini] que hagan lo mismo cuanto antes a fin de tener una posición única y fuerte", dijo.
En esta ocasión, tras las las elecciones venezolanas del pasado mes de julio, Edmundo González estaba refugiado en secreto en la embajada de los Países Bajos en Caracas. Y fue en aquella rueda de prensa en la que Borrell no fue explícito, pero sí dejó entrever su decepción por no haber logrado su objetivo de reconocer a González Urrutia como "presidente electo".
De hecho, este mismo domingo, mientras un avión de la Fuerza Aérea Española aterrizaba en la base de Torrejón con el líder opositor y su mujer recién recogidos de Caracas, Borrell publicaba una declaración pública dando un paso más: "Edmundo González, de acuerdo con las copias de las actas públicamente disponibles, sería el candidato presidencial ganador de las elecciones por una mayoría amplia".
Pero fuentes oficiales del Gobierno de España mantenían la prudencia. Una cosa es que Albares ya haya dicho públicamente que "España no reconoce como democráticamente legítima la victoria de Maduro" y otra es que vaya a reconocer el triunfo de Edmundo González.
En el entorno del ministro se explica que la diplomacia exige este tipo de "contradicciones" para poder, entre otras cosas, llegar a un arreglo como el que ha salvado la libertad (y, posiblemente, la vida) del líder opositor.