Diego Rubio, nuevo director de Gabinete del presidente del Gobierno.

Diego Rubio, nuevo director de Gabinete del presidente del Gobierno. E.E.

Política GOBIERNO

Diego Rubio, el millennial que diseñó la 'España 2050' para Sánchez, nuevo 'amo de llaves' de Moncloa

A sus 37 años, será jefe de Gabinete del presidente, por su "integridad, rigor técnico y visión transversal". Es el tercero, tras Iván Redondo y Óscar López. 

4 septiembre, 2024 18:46

La vida le va muy rápido a Diego Rubio (Cáceres, 1986). Hace poco más de ocho meses, el nombre de este millennial apareció en varios medios de comunicación como el de la figura en alza de la Moncloa. Y el salto definitivo lo acaba de dar este miércoles, cuando el nombramiento de Óscar López como nuevo ministro de Transformación Digital ha catapultado a este académico a la Dirección de Gabinete del presidente.

Es el tercer hombre que ocupa ese cargo desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa, hace ahora poco más de seis años. A pesar de su juventud, el presidente le entrega las llaves de Moncloa alabando su "integridad, rigor técnico y visión transversal".

Sólo uno de sus antecesores era político de profesión, el recién salido López. Viejo amigo de Sánchez, el nuevo miembro del Ejecutivo había sido reclutado de vuelta al equipo presidencial en la primera gran crisis de Gobierno. En julio de 2021, su nombramiento se interpretó como un intento de reforzar la coordinación entre el PSOE -de donde venía y donde había llegado a secretario de Organización- y el Gobierno -adonde va ahora-.

Rubio es un historiador, licenciado en la Autónoma de Barcelona con el mejor expediente académico del país. Y ahora, con un currículum impresionante pese a su corta edad. Ha sido asesor de Naciones Unidas y de la Comisión Europea, tiene un doctorado en Oxford, donde ha ejercido como docente y como investigador, y tras salir del ámbito universitario, antes de las instituciones públicas, le dio tiempo a trabajar en el Instituto de Empresa.

Así que, como antes Iván Redondo (2018-2021), el nuevo director de Gabinete del presidente no es un político. Pero sus perfiles no pueden ser más dispares.

El donostiarra es un consultor de comunicación, un hacedor de estrellas, ahora dedicado a la investigación social y a la divulgación en medios de comunicación. Sin embargo, el nuevo jefe de Moncloa es un cacereño estudioso, un "cerebrito", según quien le conoce.

Y más concretamente, como buen amo de llaves, una persona que, de momento, "siempre ha aspirado al anonimato".

Eso sí, hay una similitud que indica la intención de Sánchez con este nombramiento: Redondo y Rubio, los dos, fueron elevados al puesto a la misma pronta edad, los 37 años. El presidente busca impulsar su acción de gobierno, y lo hace promocionando como "jefe de cubierta" a quien hasta ahora ejercía el mando "en las calderas". 

Diego Rubio pasa, pues, de valor en alza en Moncloa a sherpa de una escalada que parece la más escarpada -si cabe- de todas cuantas ha afrontado Sánchez: hollar la cumbre de acabar su mandato en 2027. Si cumple el mismo ciclo de tres años al frente de la oficina de Sánchez en Moncloa, clavará junto a él la bandera del final de la legislatura.

'Súper secretario' y 'visionario'

A Diego Rubio le mueven, según explicó él mismo a EL ESPAÑOL, dos cosas: la vocación de servicio público y la constatación, como académico, de que los gobiernos no aprovechan lo suficiente el conocimiento científico a la hora de tomar decisiones. Por eso aceptó, no hace ahora cinco años, dejar su puesto como director del Centro para la Gobernanza del Cambio de IE University para trabajar en la Moncloa.

Tras licenciarse en Historia (Premio Nacional de Excelencia Académica 2011), completó su formación en la Sorbona de París, con un máster en la École Normale Supérieure, y fue becario invitado en la Universidad Columbia de Nueva York. Después, hizo el citado doctorado en Oxford y, con sólo 29 años, ya era profesor e investigador en esta Universidad británica, donde permaneció dos años.

En 2017, comenzó a dar clases de Historia Aplicada y Gobierno en la IE University, donde se introdujo en la disciplina de la prospectiva, creando y dirigiendo el Centro para la Gobernanza del Cambio. Antes de ser reclutado por Sánchez para trabajar en Moncloa, en 2020, ya había ejercido de asesor en Bruselas, la ONU y la Secretaría General Iberoamericana.

La vida le va rápido al nuevo director de Gabinete del presidente, decíamos. Ya al inicio de esta legislatura, Sánchez había reestructurado las oficinas de Moncloa. El joven historiador extremeño fue encomendado con la misión de dotar al complejo monclovita de un equipo de máxima confianza para Sánchez que, "al estilo anglosajón", trabajara por darle "una visión global de los temas".

El súper secretario recibió la cartera más abultada de Moncloa, y con mayor número de empleados que el resto de departamentos. Porque a su cargo estuvieron tres direcciones generales.

El Departamento de Políticas Públicas, "que apoya el diseño y evaluación" del trabajo de todos los ministerios, y "fomenta su coordinación"; el de Asuntos Europeos, que asesora a Sánchez "en los asuntos relacionados con la UE y las relaciones bilaterales con los Estados miembros"; y se quedó con la oficina que ya dirigía desde 2020, la de Prospectiva Estratégica.

Fue allí donde Rubio coordinó los trabajos del informe España 2050, en mayo de 2021. El tocho, de 674 páginas, estuvo preparado apenas 14 meses después de incorporarse a las oficinas de Presidencia, con el Gobierno PSOE-Unidas Podemos. 

Explicaba entonces que los trabajos se inspiraron en modelos como el finlandés y bromeó con las suspicacias que rodearon su presentación: "No es una proyección del Gobierno de coalición a 30 años, sino un trabajo académicamente ejemplar, nada ideológico ni politiquero".

En estos últimos meses, Rubio ha sido, sobre todo, dos cosas: lo primero, el guía del presidente en Europa, encargado del diseño e implementación de políticas públicas, aunando la perspectiva nacional y comunitaria "porque, definitivamente, la UE ya es política interior". Y segundo, responsable de la coordinación entre ministerios para garantizar la coherencia integral entre ellos.

Y una cosa más, aunque siempre ha tratado de evitar admitirlo: el autor intelectual de muchos de los discursos de Sánchez, sobre todo los que tocaban a su amplio abanico de tareas.