Rubalcaba felicita a Sánchez, el día que éste ganó las primeras primarias del PSOE, con Madina y Pérez Tapias al fondo.

Rubalcaba felicita a Sánchez, el día que éste ganó las primeras primarias del PSOE, con Madina y Pérez Tapias al fondo. Reuters

Política 10 AÑOS DE SÁNCHEZ

Sánchez, "el hombre que interpreta el vértigo de la política": 10 años del líder del PSOE desde dentro

Antiguos colaboradores del hoy presidente del Gobierno repasan su trayectoria y hacen un retrato de su personalidad.

13 julio, 2024 02:40

"Somos socialistas, no nacionalistas" y "quiero un PSOE implacable contra la corrupción", dijo Pedro Sánchez la noche del 13 de julio de 2014 en su primera comparecencia como líder del partido.

Acababa de convertirse en el primer secretario general del PSOE elegido en primarias directas entre los militantes. Para sorpresa de algunos, las bases le eligieron para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba, de retirada tras su fracaso electoral de 2011 ante Mariano Rajoy.

Como recuerda ahora Óscar López, entonces responsable de Organización del partido y hoy mano derecha y jefe de Gabinete de Sánchez en la Moncloa, era un momento en el que los socialistas estaban hundidos y asomaba Podemos con el término sorpasso, con el ejemplo reciente de países como Francia, Grecia o Italia donde la socialdemocracia pasó a ser irrelevante.

En su actividad política es como si Sánchez siempre se encontrara más cómodo echando pulsos al límite a los momentos difíciles. Incluso, se afilió al PSOE en 1993, cuando era un joven de 21 años y vio cómo Felipe González estaba a punto de perder unas elecciones generales por primera vez. Lo consideró una forma simbólica de apoyo.

Hace justo diez años empezaba una nueva etapa para los socialistas y comenzaba la carrera de Sánchez en la primera línea política, con altibajos que le hicieron ser apartado en una ocasión de la Secretaría General y repuesto luego tras ganar contra pronóstico y frente al "aparato" del PSOE otras elecciones primarias entre militantes.

Se hizo cargo del partido en momento de depresión colectiva y ebullición interna de su partido y estos días cumple seis años como presidente del Gobierno, sin discusión interna aparente en el PSOE.

Sánchez obtuvo en aquellas primarias el 48,63% de los votos de los militantes; Eduardo Madina el 36,15% y José Antonio Pérez Tapias el 15,26%.

Óscar López organizó esas primarias, impulsó un nuevo reglamento con garantías y mantuvo entonces al frente del aparato del PSOE una exquisita neutralidad. Ahora explica que ese día votó a Sánchez.

"Voté a Pedro y creo que Pedro era el hombre adecuado en el momento adecuado, porque hacía falta un tipo con la determinación y con la fuerza que tenía él. Era un momento muy bajo, de máxima debilidad y en ninguna hoja de ruta estaba que se volviera al Gobierno tan pronto como se volvió. Por eso creo que Pedro era el hombre adecuado. Hacía falta un tipo con mucha fuerza, y era el mejor momento para ese hombre", explica a EL ESPAÑOL.

Entre las características que destaca en Sánchez, cita la "determinación": "Es muy currante. No, para. Está en todos los temas. Y luego la fuerza que tiene, la determinación para un momento en el que la política se volvió tan inestable y tan convulsa. Era clave tener un tipo que es un mástil".

Candidato sin apoyos

José Blanco, exnúmero dos del PSOE en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, coincide en que Sánchez "era el indicado porque tenía ganas, empeño, ambición y frialdad".

Pero lo cierto es que Sánchez arrancó sus movimientos para ser candidato sin apenas apoyos. Tanto es así que se decía que sólo buscaba situarse para obtener en el futuro algún cargo como portavoz parlamentario y que, por eso, terminaría retirándose de la carrera. Algún medio no quiso publicar entonces siquiera que Sánchez sería candidato: ni era relevante ni se le otorgaban opciones. 

Fue casi como cuando en 2000 emergió un diputado de León llamado Zapatero que desafió al PSOE tradicional y, por sorpresa, se hizo con el liderazgo del partido por un estrecho margen de votos en un congreso federal frente a José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez.

Para que ganara Sánchez, fue preciso primero que Susana Díaz, entonces todopoderosa presidenta de la Junta de Andalucía y candidata natural a sustituir a Rubalcaba, renunciara a participar en la carrera de las primarias.

Madina era el favorito en esas elecciones internas. Estaba predestinado a ser el líder socialista porque, desde hacía años, era el preferido de Zapatero y de una parte importante del partido. Otros consideraban que tenía "mandíbula de cristal" y que le faltaba fortaleza para liderar el PSOE en ese momento difícil, según explica un destacado dirigente socialista de entonces.

Madina no era el elegido de José Blanco, que buscó durante meses a su candidato. Miró primero entre los que habían sido durante años sus pupilos, sus jóvenes colaboradores a los que conoció en la escuela de cuadros socialistas, la Jaime Vera de Galapagar.

Según explica un destacado socialista de entonces y de ahora, Blanco veía a Antonio Hernando más adecuado como parte destacada de la fontanería del partido que como líder; a Óscar López tampoco lo consideraba porque era responsable de Organización del PSOE y porque entonces estaba tocado por la gestión de una moción de censura conflictiva en Ponferrada (León) y de Sánchez dijo, inicialmente, que no lo veía capaz de ganar unas elecciones.

Hernando es hoy el número dos de Óscar López, jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, y Sánchez cumple seis años en Moncloa.

Blanco terminó apoyando a Sánchez y arrastró a Zapatero a hacerlo también. De hecho, cuando ya había arrancado la campaña de las primarias se celebró una reunión decisiva en un hotel de Madrid en la que participaron Zapatero, Susana Díaz, Ximo Puig y Tomás Gómez (luego ejecutado políticamente por Sánchez), en la que se decidió apoyarle. Con ese objetivo se movilizaron los poderosos aparatos de las federaciones de Andalucía, Valencia y Madrid. Funcionó.

El salto a ser conocido

A Sánchez se le conocía en el partido y en el Congreso como "Pedro el guapo", había sido concejal de Madrid y antes asesor en el Parlamento Europeo y jefe de gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia.

En 2012, tras el Congreso del PSOE de Sevilla, cuando Rubalcaba ganó a Carme Chacón, Sánchez estuvo a punto de dejar la política, decepcionado por haber quedado fuera del nuevo reparto de tareas, según confesó entonces a personas próximas.

Pero volvió, porque siempre remonta y vuelve, y entró en los equipos que elaboraban propuestas económicas en el partido, con la tenacidad y capacidad de resistencia que ya es legendaria.  

Luego formó parte de un equipo en el que se fraguó su posterior salto para liderar el PSOE: la secretaría de política municipal que encabezaba Antonio Hernando y en la que también trabajaban Óscar López, el hoy vicepresidente del Congreso Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y Isaura Leal, entre otros.

Sánchez logró entrar en listas al Congreso y fue diputado en dos ocasiones por la renuncia de Pedro Solbes y luego de Cristina Narbona

Rodríguez y Gómez de Celis explica que vio entonces en Sánchez "a alguien capaz de hacer un proceso parecido en algo a lo que sucedió antes en relación con Zapatero. O sea, de ruptura con respecto a lo anterior, pero con esa línea de continuidad lógica dentro del partido que no fuera una ruptura con un giro total".

Sánchez logró entrar en listas para el Congreso y fue diputado en dos ocasiones, como consecuencia de la renuncia a su escaño de Pedro Solbes y luego de Cristina Narbona.

Ganó protagonismo en la conferencia política que celebró el PSOE en noviembre de 2011 y fue designado portavoz junto a María González Veracruz, hoy secretaria de Estado. Y partir de ahí exhibió las características más reconocibles de su carrera política: saber leer los momentos y aprovechar las circunstancias a su favor.

Óscar López explica que Sánchez recorrió el territorio porque aquella conferencia llevó un trabajo inmenso, de meses montando charlas y debates por toda España.

"Y es verdad que, según iba yendo por las provincias, había un sentimiento de que hacía falta algo nuevo, alguien fuerte y mucha gente fue pensando en él porque era un tío joven, fuerte, bien preparado. Él dio un salto a ser conocido y reconocido por mucha gente en todo el territorio", explica.

Formación de equipo

Con ese instinto, Sánchez logró convertir en 2013 la presentación de su libro en un gran acto político de impulso personal con presencia de pesos pesados del partido, pese a que aún no habían hecho públicas sus intenciones.

Y una vez convocadas las primarias, en el grupo parlamentario empezó también a moverse con apoyo de diputados de a pie que vieron en él la salida al desastre que vivió el partido.

Por ejemplo, diez socialistas, cargos intermedios, la mayoría diputados, empezaron a organizarse para encauzar la candidatura de Sánchez. Se reunían de forma sistemática en un restaurante de Madrid. Eran Sofía Hernanz, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, Rafael Román, Juan Luis Gordo, Javier Abreu, José Luis Quintana, Isaura Leal, Juan Manuel Serrano, Javier Aragón y Mariluz Martínez.

"Un día le dije a Pedro que conocía a un chaval voluntarioso y eficaz. Fue un flechazo entre los dos y hoy es ministro de Presidencia", recuerda José Cepeda

A ellos se les fueron sumando otros diputados de a pie y otras personas que fueron claves en el equipo de campaña de Sánchez.

Por ejemplo, Adriana Lastra; el madrileño José Cepeda, que se convirtió en eficaz jefe de campaña; Teresa Cunillera, del PSC, como portavoz; un abogado del Banco de España llamado Félix Bolaños, y Luis Arroyo y José Luis Fernández -conocido como Chunda- como asesores solventes, entre otros.

Cepeda, hoy eurodiputado, explica que antes sólo había primarias en el PSOE para candidato a presidente del Gobierno, no para la Secretaría general del partido.

Llevaba mucho tiempo hablando con Sánchez y un día le llamó para que creara y coordinara el equipo de campaña para las primarias, con colaboración estrecha de Rodríguez Gómez de Celis.

"Por ejemplo, un día le dije a Pedro que conocía a un chaval voluntarioso, trabajador y eficaz de la agrupación de Latina, que como abogado echaba una mano, asesoraba y apoyaba a personas vulnerables, pero que también pegaba carteles. Le llevé a una reunión con Pedro y fue un flechazo entre los dos y empezó a trabajar en el equipo. Hoy es ministro de Presidencia y Justicia y uno de sus personas de mayor confianza", relata.

Conexión con la base

Según explica Cepeda, hacía tiempo que eran conscientes de que el PSOE "necesitaba un impulso, una nueva forma de entender el partido, con una nueva generación a la que las estructuras no dejaban brillar, había que reactivar el partido".

De Sánchez valoró entonces su "visión internacionalista de las cosas y también económica y social, frente a la visión liberal". "Estaba pendiente de la política internacional, por su trabajo previo en los Balcanes. Ahora veo su estatus en Europa, donde es una referencia", señala.

Recuerda también "el factor humano de Pedro, al que le han diseñado una caricatura horrible y es más sensible de lo que la gente cree, se preocupa mucho por los problemas personales de su equipo. También su pasión por su familia y el papel de Begoña. Recuerdo que programamos un acto de campaña muy importante y él se empeñó en darse una paliza de kilómetros y volver porque era el cumpleaños de su hija".

"Había un sentimiento de conexión con la base del partido. Nuestra gente le entendía y creía que valía la pena seguirle", explica Cunillera

Teresa Cunillera explica que no conocía casi a Sánchez. Ella estaba en la Mesa del Congreso y él era diputado. Un día recibió una llamada del ahora líder socialista para proponerle participar en la candidatura como representante del PSC. Aceptó y fue una especie de representante que encabezaba la presentación de avales y negociaba con las otras candidaturas aspectos como los debates.

"Había un sentimiento de conexión con la base del partido. Nuestra gente le entendía y creía que valía la pena seguirle", explica ahora Cunillera.

Vio en Sánchez desde el inicio una "capacidad de liderazgo" y un "trato muy directo" que reconoció al cabo de los años cuando él era presidente y ella delegada del Gobierno en Cataluña y le acompañaba en las visitas a esa comunidad.

La nueva política

La candidatura de Sánchez provocó también rechazo notable en una parte del partido, especialmente, en el Grupo del Congreso.

Un día de 2014, Sánchez se acercó al escaño de Pilar Alegría durante un Pleno del Congreso y le explicó que deseaba presentar su candidatura a las primarias del PSOE para sustituir a Rubalcaba. Le pidió que formara parte de su equipo en la confrontación contra Madina.

Alegría explicó a su compañero de grupo parlamentario que lo sentía, pero que ya se había comprometido con su oponente y, de hecho, luego acompañó a Madina en la presentación de las firmas un 17 de abril de 2014, cuando era secretaria de Organización del PSOE de Aragón. Algo parecido ocurrió con Isabel Rodríguez.

Ambas son ahora ministras del Gobierno de Sánchez, porque las recuperó cuando ya estaba afianzado en la Moncloa.

El ahora presidente asumió hace 10 años un partido derrotado y asumió la labor de oposición frente a Rajoy durante los años de la crisis económica. Lo hizo sin que pararan las peleas internas en el PSOE.

De hecho, el 2 de octubre de 2016 fue destituido en un tenso Comité Federal, el partido se quebró por la abstención en la investidura de Rajoy y empezó la carrera hacia las primarias de 2017.

Para ganarlas se enfrentó a las estructuras más tradicionales del partido, encarnadas en Susana Díaz y en lo que quedaba del PSOE tradicional de Felipe González. Empleó un discurso que buscaba empatizar con unos militantes más radicales que su dirigencia y con un Podemos cuyo mensaje calaba en la izquierda. De nuevo supo encontrar la ola a la que subirse, la de la necesidad de renovación.

Sus leales reconocen su habilidad: ha pactado con Ciudadanos, con Podemos, con Sumar, con Bildu, con ERC y con Junts, entre otros

En esta segunda batalla interna le siguieron también como parte destacada de su equipo José Luis Ábalos y Santos Cerdán, mientras que otros compañeros de las anteriores primarias, como López y Hernando, se bajaron de su barco para apoyar a Patxi López o a Susana Díaz.

Sánchez volvió a ganar y dio un giro al PSOE, haciendo un partido a su imagen, sin contestación interna y adaptable a las curvas y baches de la carretera. Eso le permitió pactar con Ciudadanos, con Podemos, con Sumar, con Bildu, con ERC y con Junts, entre otros partidos. Entre la intuición y la habilidad que le reconocen sus leales y la flexibilidad y la adaptación al medio que le reprochan sus críticos.

"No estaba en el guion que pudiera ser tan rápido llegar de nuevo al Gobierno y eso yo creo que gran parte se le debe a él, a que fue un tipo que supo interpretar los tiempos, que supo interpretar la nueva política, la velocidad, el vértigo", explica Óscar López.

"Yo recuerdo, y te lo dice alguien que ha sido uno de los mejores amigos de Alfredo Pérez Rubalcaba, que Alfredo era un tipo más acostumbrado a la vieja política. Le costaba tomar decisiones, le daba una vuelta, pero Pedro es un tipo rápido que las ve venir. Por eso digo lo del hombre adecuado en el momento adecuado", señala.

Como el propio Sánchez dijo en uno de los momentos más difíciles de su carrera: "Hacer de la necesidad virtud".