Sánchez pone en la picota al juez que ha citado a su mujer como toque a rebato que movilice a la izquierda
La citación como imputada de la esposa del presidente rompe la agenda de la campaña y el PSOE lo usará en su "batalla contra la ultraderecha".
5 junio, 2024 02:57Nunca antes en democracia un proceso judicial ha llegado tan cerca de un presidente del Gobierno, como nunca antes había estado en cuestión la actuación de la esposa de un presidente del Gobierno. Todo lo que ocurre estos días es inédito en democracia.
Por el momento, la insólita decisión judicial, a sólo cinco días de la celebración de las elecciones europeas, ha dado un giro total a la campaña. Un juez entra en campaña y un presidente del Gobierno confronta con él y llama a los urnas para responderle, en una especie de plebiscito sobre la situación judicial sobre su esposa.
En Moncloa y en el PSOE la respuesta es de cierre de filas, tratamiento de la decisión judicial contra Begoña Gómez como un asunto político hasta la confrontación con el juez y defensa sin fisuras de las actividades de la esposa del presidente del Gobierno, como si fuera un ataque contra él mismo y contra el conjunto del Ejecutivo.
Toda la fuerza del Gobierno y del PSOE se empeña en hacer frente a la decisión y defender a Begoña Gómez. Y para darle la vuelta en los días que quedan de campaña, presentándolo con un ataque de la ultraderecha al que hay que hacer frente y responder en las urnas. Será el argumento reforzado del PSOE para lo que queda de campaña, el toque a rebato lanzado ayer por el propio Pedro Sánchez, haciendo de la necesidad virtud.
Todo eso está en la nueva carta de Sánchez a los ciudadanos y es básicamente la reacción del Gobierno, transmitida por diferentes ministros socialistas, a la decisión de juez Juan Carlos Peinado de anunciar la citación como investigada de Gómez para el próximo 5 de julio.
Los socialistas se aferran a que la decisión "es tan burda como que sólo puede tener un efecto movilizador para los votantes de izquierdas que se revuelven contra una persecución evidente", según palabras de un destacado miembro del Gobierno. Lo que Sánchez llama "zafio montaje".
"Dado que tratan de interferir en el resultado electoral del próximo día 9 de junio, ojalá sus promotores -el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal-, encuentren la respuesta que merecen en las urnas: condena y rechazo a sus malas artes", explica Sánchez en su carta.
Es obvio que la decisión del juez cambia por completo la agenda política e informativa en la recta final de la campaña, con resultado y repercusión incierta por la novedad de la situación.
Los socialistas aseguraban con satisfacción, antes de conocerse la decisión judicial, que tenían bien encarrilada y enfocada la campaña, ayudados por errores no forzados de Feijóo. Ahora, como mínimo, deben recalcular la ruta y reenfocar la campaña. O, para ser más precisos, añadir esta decisión del juez a la campaña electoral frente a la ultraderecha que diseñaron y ejecutan con ayuda como el acto de Vox en Madrid y la polémica con Javier Milei, presidente de Argentina.
El PSOE iniciaba este martes con perspectivas de remontada, tras afrontar unas expectativas que eran pésimas hace un par de meses y habiendo logrado que la controversia pública estuviera centrada, desde el lunes, en una supuesta moción de censura de Alberto Núñez Feijóo apoyada a la vez por Vox y Junts.
Moncloa y la dirección socialista habían exprimido al máximo las palabras del líder del PP en Antena 3 en las que podría entenderse que abre la puerta a esa moción de censura tras las elecciones europeas del domingo.
Desde el lunes, la campaña del PSOE sumaba ese asunto a la insistencia sobre el miedo a un triunfo de la ultraderecha en Europa. Ahora los titubeos de Feijóo quedan arrinconados porque también el PP lo apuesta todo a la investigación judicial a Begoña Gómez.
La versión más optimista de los socialistas asegura que, incluso, este episodio judicial puede reunir más votos en torno al PSOE, frente a la supuesta persecución a la esposa de Sánchez.
De hecho, fuentes socialistas explican que la respuesta en la campaña socialista hasta el domingo será, precisamente, la de la denuncia de la "máquina del fango" y el "Estado oculto" que persigue a la izquierda. Es decir, la denuncia del lawfare, pero sin atreverse a utilizar ese término públicamente.
Sánchez es especialista en utilizar a su favor los acontecimientos adversos y, en este caso, todo cuadra con su estrategia inicial de "la lucha contra la ultraderecha" y la del "fango" que exprimió con su retiro de cinco días cuando se conoció la admisión de la denuncia contra Begoña Gómez.
Ese es el objetivo y el contenido de su carta a los ciudadanos, presentarse como perseguido: "Begoña y yo sabemos perfectamente por qué la atacan. Ninguno de los dos somos ingenuos. Lo hacen porque es mi pareja". Ese relato, que convierte todo en un plebiscito, empezó a tejerlo en abril cuando se encerró durante cinco días con la excusa de pensar si le valía la pena seguir.
Le funciona muy bien desde los tiempos de las primarias en el PSOE la imagen de perseguido por poderes más o menos ocultos y plantear cada elección como una especie de plebiscito para salvarle de quienes le persiguen, según explica un destacado dirigente socialista. Siempre le ha ido bien apelar al orgullo o patriotismo de partido y así lo hizo en la campaña de las generales de hace un año.
Ahora tiene la secuencia perfecta: los "pseudomedios" fabrican el fango, grupos ultraderechistas los llevan al juzgado, el PP y Vox lo utilizan políticamente y un juez (conservador) actúa en contra de la Fiscalía y la Guardia Civil para interferir en el proceso judicial.
Se cierra el círculo de lo que el líder socialista llama "cuidada coreografía". El salto es que el presidente confronta directamente con el juez Peinado, incluyéndole en el interés por "condicionar las elecciones y debilitar al Gobierno".
Ya hace semanas, Moncloa explicaba en privado su extrañeza por las actuaciones del juez. Por ejemplo, al no haber computado formalmente, no haber emitido auto de admisión a trámite, haber declarado secretas las diligencias, haber dado paso como acusación a Vox, haber saltado el secreto en actuaciones concretas o haber citado a empresarios como testigos en vísperas de las elecciones.
Ahora el Gobierno va ya al enfrentamiento total, rompiendo el habitual "respeto a las decisiones judiciales".