Para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sólo hay dos salidas tras las elecciones del próximo 23-J: "Vamos a ir a fórmulas de gobiernos de coalición y hay dos opciones, o una coalición progresista o una coalición ultraderechista".
En esa dirección, los pactos autonómicos que se están viendo entre el PP y Vox tras las elecciones del pasado 28 de mayo son "el tráiler de una película tenebrosa" que vendría después de las generales, según ha asegurado en una entrevista en El programa de Ana Rosa, en Telecinco.
La entrevista, de más de una hora de duración, ha sido especialmente atropellada y los dos se han enzarzado, con Sánchez enmendando las preguntas de Ana Rosa Quintana diciéndole "es tu opinión" y la periodista repreguntando en medio de las respuestas del presidente.
Con sus palabras, Sánchez entierra un día después la petición del expresidente del Gobierno Felipe González quien, en un artículo, había pedido que el PSOE deje gobernar al PP si Alberto Núñez Feijóo gana las elecciones. Así, los populares no dependerían de Vox y habría consenso entre las dos fuerzas de centro.
Pero Sánchez niega esta posibilidad y apuesta por la dicotomía de coalición progresista frente a ultraderechista. De hecho, el presidente ha pasado de obviar a Sumar, el proyecto político de Yolanda Díaz, y de apelar al voto útil, a la promoción velada del mismo.
"Hay dos cosas que han sucedido después del 28-M", ha dicho. "En ese espacio a la izquierda del PSOE que concurrió [a las autonómicas y municipales] por separado y dividido ha surgido un nuevo proyecto liderado por Yolanda Díaz", ha indicado. Y en cuanto al PP, "comenzó la legislatura pactando con Ciudadanos y ahora si necesita al partido de [Santiago] Abascal meterá a Abascal en el Gobierno".
Durante la entrevista, Sánchez se ha defendido de dos de las principales críticas que se le hacen: que ha cambiado de opinión en numerosas ocasiones y los pactos que ha tejido en el Congreso con formaciones como EH Bildu o ERC.
"Con Bildu no hay acuerdo de Gobierno ni de investidura, lo que hay son apoyos parlamentarios puntuales", ha dicho, asegurando que ha "buscado votos hasta debajo de las piedras".
En referencia a otras cuestiones como los indultos a los líderes independentistas de Cataluña, cosa que dijo que no iba a conceder, ha asegurado que fue un "cambio de opinión" para "construir convivencia" en la comunidad autónoma.
De hecho, Sánchez ha acusado a Feijóo de los mismos males. "Una cosa es que yo cambie de opinión para lograr un objetivo y otra cosa es lo que hace el señor Feijóo, que dijo que si tenía que perder el Gobierno de Extremadura, lo perdería, y ha pasado a abrir las puertas a la extrema derecha", ha señalado.
"Eso sí que es un cambio de opinión de 180 grados", ha insistido. "Los hechos están demostrando que el PP está tragando", ha puntualizado.
"Soy un político limpio"
Una de las preguntas más importantes que le ha hecho Ana Rosa al presidente ha sido la de qué ha pasado con Marruecos, por qué el Gobierno ha cambiado la postura con respecto al Sáhara y por qué lo ha hecho sin dar explicaciones en el Congreso a la ciudadanía.
El cambio repentino de la postura del Ejecutivo, coincidiendo en el tiempo con la infección del teléfono de Sánchez con el spyware Pegasus y la falta de explicaciones públicas ha dado alas a todo tipo de hipótesis.
Sánchez ha querido subrayar que no ha sido chantajeado, aunque sin usar esas palabras exactas. "Yo soy un político limpio. No soy perfecto, pero soy limpio", ha asegurado, remarcando que con él no va a suceder como cuando se descubrió que Mariano Rajoy había mandado un mensaje de apoyo a Luis Bárcenas.
Sin embargo, respecto a Marruecos no ha llegado a aclarar ninguna duda. Sánchez ha negado la mayor y ha llegado a asegurar que España mantiene "la misma posición sobre el Sáhara Occidental y Marruecos" que se ha mantenido desde tiempos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.