El expresidente del Gobierno, Felipe González, aboga por dejar gobernar a la lista más votada y subraya que es partidario de los pactos, especialmente de los de "centralidad", ya que adverte de que cuando estos desaparecen el país "se debilita", "se polariza" y "pierde credibilidad".
González firma un artículo, significativamente titulado Pónganse de acuerdo en un número monográfico de Nueva Revista dedicado a los Pactos. La publicación, editada por UNIR, ha reunido firmas de políticos del PP como la ex vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría o Fátima Báñez y del PSOE como Ramón Jáuregui o Javier Moscoso, junto con académicos y columnistas, coordinados por José Ignacio Torreblanca.
"Hace seis meses tendrían más sentido que ahora, que es más difícil. Busquemos soluciones en las que la lista más votada sea aceptable cuando no haya otra opción. ¿Qué pedimos a cambio de permitir gobernar? No pedir nada. Si no pides nada, tendrán que llegar a acuerdos en cada proyecto de ley y en el presupuesto. ¿Por qué no se transmite esa experiencia política acumulada?", se pregunta.
El expresidente de Gobierno socialista ha asegurado que los pactos han sido "una constante" en toda su experiencia política, sobre todo en la Transición, en la que destaca que se alcanzaron "hitos" de negociación como los llamados Pactos de la Moncloa.
Y subraya además que es partidario "especialmente de los pactos de centralidad", ya que a su juicio "fortalecen no solo la democracia, sino también el destino de un país".
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"Cuando estos pactos de centralidad desaparecen, el país se debilita, se polariza, pierde fuerza y credibilidad tanto interna como internacionalmente. Y ahí es donde estamos ahora", añade González, que pone por ejemplo Estados Unidos y países de América Latina como Brasil.
En su opinión, "si alguien piensa que pactar es eliminar el conflicto propio de funcionamiento de una sociedad democrática, se equivoca" y "si alguien piensa que la gente castiga al que pacta, se equivoca mucho más".
"Porque lo que yo percibo hoy, como lo percibía hace 40 años o 45 años, es que los ciudadanos sienten un enorme alivio cuando ven que, en lugar de estarse peleando por cuestiones personales, por destruir al otro, los políticos se ponen de acuerdo. Los ciudadanos no les dicen a los políticos en qué hay que ponerse de acuerdo, sería estúpido que se lo dijeran, pero quieren que pacten", apunta.