El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, inaugura la III edición del foro Fondos Europeos de elDiario.es, este lunes, en Madrid.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, inaugura la III edición del foro "Fondos Europeos" de elDiario.es, este lunes, en Madrid. Efe

Política GOBIERNO

El PSOE cambia de táctica para captar voto de Sumar y Podemos: "A nuestra izquierda no hay nada"

Sánchez cambia de estrategia para evitar que el PSOE quede muy debililitado en las elecciones del 23 de julio.

5 junio, 2023 02:36

"A nuestra izquierda no hay nada", asegura un miembro del Gobierno para explicar que en la última semana, tras los resultados del 28 de mayo en autonómicas y municipales, Moncloa ha dado un giro radical a su estrategia. Esta vez, para diferenciarse lo más posible de sus socios de coalición.

Salvando las obvias diferencias, Pedro Sánchez hará como Alberto Núñez Feijóo: los dos harán una campaña que ignore a Podemos y a Vox y con el mensaje de lograr una "mayoría suficiente" para gobernar en solitario, enterrando la expectativa de un Gobierno de coalición. Para ambos ahora es fundamental apelar al voto útil. A su izquierda, en un caso y a su derecha, en el otro.

Hace un año, tras la mayoría absoluta del PP en Andalucía, dirigentes del PSOE y personas que suelen influir en Pedro Sánchez, lamentaban que los socialistas no se llevaran ni un solo voto de los que se dejaba Ciudadanos. La pedían al presidente del Gobierno que rompiera con Unidas Podemos y afrontara el último año de legislatura en solitario.

["Hemos perdido menos votos que poder": así improvisó Sánchez el 23-J tras el fracaso electoral]

Sánchez no aceptó, porque entendía que era insostenible la legislatura sin ese acuerdo de coalición. No habría ni Presupuestos, ni leyes, ni estabilidad posible. De hecho, para frenar la sangría de votos del PSOE hacia el PP, se puso en marcha una estrategia para reforzar la fidelidad de sus votantes. Por un lado, se buscó debilitar a Alberto Núñez Feijóo poniendo en cuestión su preparación y trayectoria y, por otro, se reforzó el discurso más de izquierdas con críticas a empresarios, impuestos a grandes fortunas e iniciativas más ideológicas.

Los socialistas no han dejado de explicar estos meses que están hartos de Unidas Podemos y la forma en la que, en su opinión, zancadillea el Gobierno de coalición.

A principios de este año, los problemas en el Gobierno de coalición se acumularon y el desgaste por algunas normas afectó notablemente al presidente. Se produjo un giro según el cual, en la práctica, el Gobierno de coalición pasó a ser una ficción, porque Moncloa expropió de hecho competencias del Ministerio de Igualdad, se impidió que las ministras de Unidas Podemos comparecieran tras los Consejos de Ministros y los dos partidos votaron distinto sobre normas previamente aprobadas por el Ejecutivo.

De facto, la coalición estaba rota, más allá de reunirse cada semana en el Consejo de Ministros casi de forma rutinaria. Los ministros morados se enteraban en la reunión del Gobierno de lo que debían aprobar.

Sánchez pasó a impulsar a Yolanda Díaz para que, a su vez, la vicepresidenta segunda fagocitara a Podemos, pensando en una coalición más cómoda para después de las elecciones generales previstas para diciembre. Fue entonces cuando el líder socialista planteó las futuras generales como un tándem Sánchez-Díaz en el que lo importante era la suma de escaños entre ambos, aun a riesgo de que el PSOE bajara a 90 parlamentarios. Lo importante era poder formar una coalición de Gobierno frente a PP-Vox.

Dirigentes como Emiliano García-Page criticaron esa estrategia por entender que suponía no salir a ganar, algo inaceptable para un partido como el PSOE. Entendía que Díaz robaría votos al PSOE si iba a las urnas como una especie de marca blanca de los socialistas. Así fue hasta el golpe de realidad del pasado 28 de mayo.

El PSOE ha vuelto a girar y ya no irá a las elecciones generales en bloque con el espacio a su izquierda que encabezará Yolanda Díaz, sino que lo hará en solitario, al margen de la coalición. Así será a partir de ahora y hasta las elecciones generales del 23 de julio.

Esa estrategia se basa en su análisis de los resultados del 28-M, según el cual, lo que se ha hundido es la coalición, no el PSOE, sino Podemos. Unidas Podemos y los partidos que formarán parte de Sumar. Y si ha habido castigo a los socialistas, ha sido, sobre todo, por la forma en que se ha gestionado el acuerdo de coalición que firmaron en diciembre de 2019 Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

El presidente del Gobierno ha absorbido como un pararrayos todas las disputas internas que salían al exterior, todas las polémicas sobre normas como la Ley del sólo sí es sí o la Ley Trans. Y, por eso, son conscientes en la Moncloa del enorme desgaste y del gran rechazo que provoca ahora Sánchez en el electorado.

Tanto, que esta semana han virado a esa nueva estrategia que consiste en ir a por todas en solitario, dando por hecho que es muy muy difícil dar la vuelta al resultado del 28 de mayo en sólo cincuenta días. Son muy pesimistas y, por eso, entienden que la única forma es ir en solitario porque a su izquierda no hay nada y ni Sumar, ni Podemos tiran lo suficiente.

Lo dijo este sábado la vicepresidenta Nadia Calviño, cuando habló del fin, de la "desaparición" de Podemos y de Ciudadanos.

Además, de esa forma, se prepara un relato, aunque sea el relato del perdedor, según el cual lo han peleado hasta el final. Hace sólo un mes, Sánchez tenía una estrategia de bloque. En resumen: que lo importante era poder sumar con la opción que estuviese a su izquierda, sin importarle que el PSOE bajara hasta 90 escaños.

Ahora, con la perspectiva de perder las elecciones Sánchez quiere dejar un PSOE que no baje de 110 escaños. Si hay Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, que no sea con un PSOE destrozado.

Sánchez no quiere dejar un partido destrozado en los territorios, fuera de comunidades y ayuntamientos y con un Grupo Parlamentario con su mínimo histórico. De ahí, su giro estratégico.

["La coalición ya no existe": el PSOE cree que Podemos busca que Sánchez cese a sus ministros]

Moncloa explica que el rechazo que provoca Sánchez tiene que ver con el tratamiento de los medios de comunicación y del eco a asuntos como la okupación, el uso del Falcon presidencial o el fraude en el voto por correo, que no se compadecen con la realidad.

Aun así, los socialistas han subido en lugares como la Comunidad Valenciana, pero les ha fallado Compromís y Podemos.

Y aún ven opciones de que el socialista Jaume Collboni sea alcalde de Barcelona, con apoyo de los comuns y del PP. Por eso, exigirán a los populares un gesto como el que hizo en 2019 Manuel Valls para que no haya alcalde independentista. Si el socialista fuera alcalde de Barcelona, Sánchez tendría al menos el consuelo de haber dado un paso en su hoja de ruta para Cataluña.

En Moncloa ven complicado, por la información que poseen, un acuerdo a su izquierda para que Podemos se integre en Sumar. Eso dificulta enormemente las opciones de la izquierda frente a Feijóo y Santiago Abascal en la derecha.

En el entorno del presidente del Gobierno hacen, además, autocrítica por los malos datos que manejan. Les pasó el 28-M y antes en las autonómicas de Andalucía y Madrid.

Moncloa cree que será irrepetible una campaña como la del 28-M cargada de contrariedades como las listas de Bildu y los escándalos de venta de votos por correo. Para empezar han pacto con el PNV para cerrar el paso a Bildu en ayuntamientos y consideran que en generales no suele haber fenómenos de ventas de votos que sí se producen siempre en municipales, en lugares en los que por cientos de votos se da la vuelta a un ayuntamiento.