El borrador de los Presupuestos Generales del Estado de 2023 todavía no es ni siquiera un sueño para el Gobierno, pero ya peligra dentro de las puertas de la Moncloa.
A finales de junio, Pedro Sánchez se comprometió ante la OTAN a llegar al 2% del PIB en inversión militar antes del 2029; ahora, nada más empezar el curso político, el anuncio de otros 218 millones de euros fuera de los Presupuestos vigentes, adelantado por EL ESPAÑOL, aleja todavía más al presidente de sus socios de Gobierno.
"Si se sigue aumentando el gasto en Defensa tendrán muy difícil aprobar los próximos Presupuestos", resume una fuente de Unidas Podemos. Además de contar con su posición "diáfana", como la definió este lunes el portavoz Pablo Fernández, la formación duda también de que otros de los aliados habituales de la coalición, como ERC, EH Bildu o Más Madrid, vayan a aceptar un borrador con aumentos en gasto militar.
En realidad, el partido dirigido por Ione Belarra ya conocía las intenciones de Sánchez desde el último CGSEYS -Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios-, celebrado el jueves pasado.
No ocurrió así durante el verano, cuando la formación morada dio su visto bueno a una partida en el Fondo de Contingencia para aumentar los gastos en las tropas. Entonces, nadie en Unidas Podemos se dio cuenta de lo que estaba aprobando.
[Pedro Sánchez aumenta en otros 218 millones el gasto en Defensa en partidas fuera del Presupuesto]
"Esta vez sí se sabía de antemano, pero tampoco se podía evitar. El PSOE debe entender que es hora de que el Gobierno pise el acelerador", recalca la misma fuente. "Deben decidir si prefieren incrementar el gasto militar o si se decantan por proteger a las familias. Que miren hacia el otro lado", ironiza.
El problema, en este caso, es que la aritmética parlamentaria no sale. Si el PSOE pudiera mirar a su derecha para descartar sólo el apunte de Defensa podría contar con los nueve diputados de Ciudadanos y los 89 del PP -suficientes para la suma-. Incluso si mirase más allá, los 52 de Vox no podrían rechazar el ofrecimiento. Pero los Presupuestos se votan en una ley conjunta, que la derecha no apoyará.
Según la documentación a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, los 218 millones del nuevo gasto militar irán destinados, entre otros objetivos, a la adquisición y prestación de servicios para helicópteros NH90 y submarinos S-80. También para financiar sistemas electrónicos para las bases del Ejército en España, Líbano, Irak y Letonia.
Carrera de obstáculos
El recién estrenado curso político ha arrancado con nuevos -y pendientes- choques entre los dos socios de Gobierno y la lista de discrepancias internas, crisis aplazadas y negociaciones por cerrar no dejar de abultarse. En apenas unos días se han solapado el atasco de la Ley de Vivienda, el debate interno por la Ley de Equidad Sanitaria y, ahora, el gasto militar. Precisamente, tres de las líneas rojas por las que no está dispuesto a pasar el socio minoritario.
Queda todavía un largo trecho de negociaciones, debates y en definitiva meses para plantear unos Presupuestos Generales de 2023, pero el camino ya se ha llenado de trabas para el PSOE. Antes siquiera de someterlos a votación, la coalición deberá llegar a un acuerdo para escribir un borrador, negociarlo con los socios parlamentarios a contrarreloj, aprobarlo en el Consejo de Ministros y, ya sí, pasar factura por el Congreso y el Senado.
"Ninguno de los partidos clave de la mayoría parlamentaria acepta subir las partidas en Defensa en plena crisis económica". Y que eso es una prueba de que el gasto para los Ejércitos "no es de izquierdas y no va a movilizar a los votantes que no llegan a fin de mes para ir a las urnas" en las municipales y las autonómicas... y menos aún en las generales.
Así, según fuentes de Unidas Podemos, Sánchez necesitará hacer grandes equilibrios para compaginar los compromisos internacionales y con los de sus aliados. En algún momento de la carrera de obstáculos, el PSOE tendrá que ver cómo le cuela a Unidas Podemos y el resto de socios la subida del gasto en Defensa. Porque ni Díaz, ni Rufián, ni Aizpurua, ni Errejón lo admitirán. Una cosa es cumplir con la OTAN y otra muy distinta desmontar el Gobierno.