José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, juntos en Santander.

José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, juntos en Santander. Europa Press

Política GOBIERNO

Memoria de presidente: por qué Bildu es diferente para Zapatero que para González, Aznar y Rajoy

Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy coincidieron en Santander. Todos hablaron de la Ley de Memoria.

9 julio, 2022 03:03
Santander

Los cuatro expresidentes del Gobierno no coincidían desde el cuadragésimo aniversario de la Constitución, en 2018, cuando se sentaron juntos en el Congreso de los Diputados. Esta semana fueron pasando por el paraninfo de La Magdalena, en Santander, donde desmigaron su idea de España y de la guerra de Ucrania con motivo del nonagésimo cumpleaños de la Universidad Menéndez Pelayo.

En ese diagnóstico del país, en todos los discursos, y también en sus respuestas a los periodistas, hubo espacio para la nueva Ley de Memoria Democrática, suscrita por la coalición PSOE-Podemos y pactada con Bildu. Si no hay contratiempos para el Gobierno, será aprobada en el Congreso a lo largo de los próximos días.

La "Memoria", o mejor dicho, la Historia reciente, está siendo objeto de un grueso debate entre las fuerzas políticas. Prueba de ello es la opinión de los expresidentes, pero también el rechazo de colectivos de víctimas y de miembros de la oposición a participar en el homenaje a Miguel Ángel Blanco junto al Gobierno.

González, Aznar, Zapatero y Rajoy encarnan esa Historia reciente, la que va desde 1982 hasta 2018. Todos ellos, además, vivieron la Transición. González en primera línea, Rajoy en segunda –ya era diputado autonómico en 1981–; Zapatero y Aznar adquiriendo sus primeros compromisos políticos.

Sin embargo, lo vivido, como en cualquier persona, ha dejado en ellos matices diferentes. La conclusión alcanzada es muy parecida en los casos de González, Aznar y Rajoy. Enfrente está Zapatero, que dice "alabar la Transición", pero que aporta un relato distinto y celebra la Ley de Memoria pactada con Bildu como un "perfeccionamiento de España".

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Los cuatro iban a coincidir en el hall real del Palacio de La Magdalena para hacerse una foto juntos. A última hora, se anunció la ausencia de Felipe González, que alegó "motivos de agenda" para no posar. Su reencuentro con Zapatero era uno de los platos fuertes. González, horas antes, había ironizado sobre el "cum laude" del leonés a la gestión de Sánchez.

Los relatos se vertieron en orden cronológico. González, Isidoro de nombre en clave cuando la Transición, fue breve pero contundente contra la Ley de Memoria preparada por Sánchez: "No me suena nada bien".

Su respuesta, en cierto modo, era previsible. El pacto de su partido con Bildu prevé la creación de una comisión que investigue la "violación de derechos humanos" hasta diciembre de 1983, cuando él ya llevaba un año en el Gobierno.

Tal y como reveló este diario, Bildu se ha comprometido con Sánchez a no emplear esa comisión como punta de lanza para resucitar el asunto de los GAL. Pero, con los papeles en la mano, los investigadores podrían entrar a comentar el secuestro de Lasa y Zabala, el asesinato de Txapela o el acta fundacional de estas fuerzas parapoliciales. Todo ello sucedió durante ese primer año de González en La Moncloa.

Entre líneas, González cargó contra el actual Gobierno una y otra vez. Habló de un "liderazgo mercenario", de aquellos que "no creen en su proyecto", sino en la permanencia en el poder.

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Mencionó que la "inestabilidad" del Ejecutivo no es una de sus preocupaciones y que no atisba diferencias entre el presente y lo que ocurría hace dos años. "Algunos han perdido fe en el sistema democrático. Sería bueno que la recuperaran antes de que echaran de menos esa democracia por haberla perdido", se despidió.

Un día más tarde, en una ponencia sobre seguridad, apostilló: "Temo que las memorias se conviertan en desmemorias". La postura de González sobre la postura de su partido en torno a la Guerra Civil y el franquismo es la misma desde que, en 2007, se aprobó la primera Ley de Memoria Histórica. Ya entonces, González marcó distancias con Zapatero. Ahora que la norma ha sido pactada con Bildu, esa distancia se ha ensanchado sobremanera. El expresidente no quiso quedarse a la foto donde iba a coincidir con su sucesor.

"Dos lealtades"

José María Aznar fue mucho más duro que González. Subió al escenario dos horas después. Preguntó al público: "Imagino que mi antecesor habrá dicho algo al respecto". Y lo había dicho. Sabía que, sobre ese asunto, la postura de su acérrimo rival es más cercana a él que al PSOE.

Aznar participó en el acto de homenaje a Miguel Ángel Blanco organizado por el Partido Popular, pero no lo va a hacer en el agendado por el Gobierno de Sánchez. "No se puede pactar con aquellos que quieren acabar con el sistema. No puede haber dos lealtades. O se es leal a la Constitución o se es leal a Bildu", apuntó.

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El expresidente popular habló de los negociadores de Bildu como "terroristas": "Es un disparate hecho y pactado por terroristas". También ironizó sobre la fecha hasta la que el PSOE y los abertzales han estirado la investigación: diciembre de 1983. "¡Pero si ellos ya estaban en el gobierno! Sinceramente...". No acabó la frase y se llevó, literalmente, las manos a la cabeza.

Pese al resultado de la cumbre de la OTAN, Aznar definió España como "una casa en desorden" y aseguró que este tipo de pactos dañan el "prestigio institucional": "Luego uno se abraza a todas las fragatas que quiera".

"Ángulos ciegos"

"La democracia es memoria", empezó Zapatero. El expresidente leonés también alabó la Transición, pero su relato no tuvo nada que ver con el de sus dos antecesores en el cargo. Después, Rajoy también le enmendaría la plana.

Zapatero lleva varios meses actuando como una suerte de portavoz del Gobierno de Sánchez. En su momento más difícil, apareció para otorgar un "sobresaliente a la gestión económica y social" de Moncloa.

No puso pegas a que se analicen las violaciones de derechos acaecidas hasta 1983, cuando su partido ya llevaba un año en el Gobierno. Tampoco a que haya sido Bildu quien haya desbloqueado la mayoría con sus exigencias.

"Es una ley que perfecciona España". Esa frase resume su sentir. Pese a lo "extraordinario" de la Transición, conviene explorar los "ángulos ciegos" del proceso: "Merecen ser rescatados". Así argumentó su postura.

A sabiendas de que los otros tres expresidentes estaban en contra, afirmó: "No entiendo cómo se puede tachar esta ley de rupturista". Con la vista puesta en 2007, cuando él arrancó con las políticas de memoria, celebró haber "reconocido" a "gays víctimas de leyes represivas y dictatoriales": "Si quedan algunas víctimas de esos años sin reconocer, no pasa nada por mirarlo".

"Fue ETA"

Mariano Rajoy fue el último en hablar. Destacó que la Constitución sólo fue posible por ser acordada "entre quienes venían del régimen anterior y quienes venían del exilio": "Todas esas teorías de revisar la Transición hacen muchísimo daño".

El expresidente popular, además, recordó a Sánchez que si hubo un "enemigo declarado" en aquellos años "fue la ETA": "Atentó con mucha saña, muchas personas se vieron privadas de sus derechos y libertades".

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Los asesinatos de ETA, según el acuerdo alcanzado entre PSOE y Bildu, no serán analizados por esa nueva comisión técnica. "Me resulta triste. Es absolutamente lamentable que el Gobierno haya caído en ese pacto con Bildu. Hay cosas que no deberían pasar porque son ininteligibles. Esto no lo entiende nadie. Felipe González decía que le sonaba muy mal, a mí me suena peor".

La visita de los cuatro expresidentes a Santander fue una oportunidad para conocer el estado de la cuestión sobre distintos asuntos. Entre ellos, la Memoria. Uno de los más candentes.