Compromís se asoma al precipicio. La crisis de liderazgo sobrevenida tras la dimisión de Mónica Oltra, imputada por, supuestamente, encubrir los abusos sexuales de su marido a una niña tutelada cuando era vicepresidenta, pueden llevar a esta coalición a un punto de no retorno.
Las piezas que mantenían los equilibrios internos en Compromís ya no están y eso explica el reciente e inesperado cese de la consejera de Agricultura, Mireia Mollà, a manos de sus propios compañeros, a siete meses de ir a elecciones.
Mireia Mollà no es una dirigente más en Compromís. Es hija de Pasqual Mollà, negociador destacado en la composición de los gobiernos de Ximo Puig y patriarca de toda una dinastía política. Fue fundador de Iniciativa del Poble Valencià, el partido de Mónica Oltra, y ha dirigido la acción política de la coalición en Alicante.
En realidad, Compromís es una UTE electoral que se presentó formalmente a las elecciones autonómicas por primera vez en 2011, después de que Oltra y el clan Mollà dieran un portazo a Izquierda Unida y formaran su propio partido, con postulados ecosocialistas.
Mireia Mollà destacó junto a Oltra por su contundencia a la hora de denunciar casos de corrupción en la etapa de gobierno del PP. Ambas formaron entonces un equipo de éxito. En Compromís creen que no encajó bien que Oltra no contara con ella para ser su sucesora como vicepresidenta y optara por Aitana Mas, que ahora la ha destituido.
Mollà fue una de las primeras dirigentes en reconocer que la imputación de Mónica Oltra era un problema para Compromís. Meses antes, ya había sido apartada como portavoz de Iniciativa.
En este contexto, Joan Baldoví ya se ha postulado para liderar la coalición, una decisión que tampoco ha gustado a los de Oltra porque no ha esperado a que finalice la investigación judicial. Aitana Mas llegó a plantar a Baldoví en un acto organizado por la coalición en Alicante días después de anunciar su candidatura a las primarias.
Compromís, el origen
Mónica Oltra empezó en política militando en el PCE. Sin embargo, con el paso de los años, su mirada poliédrica, alejada de posiciones nacionalistas o extremistas, la convirtió pronto en un personaje popular de largo recorrido. Fue consolidando su liderazgo como invitada habitual en programas de televisión nacional en horario de máxima audiencia.
Oltra y el clan Mollà se apoyaron en los nacionalistas valencianos para presentar una lista conjunta y crear Compromís en 2007. En aquel tiempo, el Bloc Nacionalista Valencià —en la actualidad se llama Més Compromís— tenía fuerza municipal, pero siempre se quedaba fuera de todo lo demás. Este partido, en el que milita Joan Baldoví, es heredero de Unitat del Poble Valencià, una formación de izquierdas e influencia catalanista creada en los 80.
Con Pere Mayor al frente, Unitat del Poble Valencià aspiró a convertirse en un partido nacionalista y europeísta capaz de llegar a acuerdos tanto con el PP como con el PSOE. Pero para ello necesitaban ganar influencia.
Necesitado de financiación y de reconocimiento, esta formación se entregó a la Convergència i Unió (CiU) de Jordi Pujol. El presidente catalán era en esos momentos una inspiración para Unitat del Poble Valencià, y hasta compartieron lista electoral en las europeas.
Enric Morera, actual presidente de las Cortes Valencianas y uno de los dirigentes que hizo posible la reunificación nacionalista bajo las siglas del Bloc, fue en la lista y ocupó en 2004 un escaño de eurodiputado sustituyendo a Carles Gasòliba, de CiU.
Nunca se pudo demostrar si CiU financió a los nacionalistas valencianos, pero el Bloc tuvo que hacer frente a multitud de sospechas de corrupción por un sistema de financiación que parecía creado a imagen y semejanza al de CiU y PP.
Eduardo Zaplana también tuvo un papel importante en este contexto. El expresidente de la Generalitat Valenciana mantenía una buena relación con Pujol y varias fuentes le atribuyen el plan de aupar a los nacionalistas y así seguir desgastando al PSOE valenciano.
Valencianismo progresista
Con Pere Mayor fuera de juego desde 2003 y con Enric Morera como dirigente emergente, Oltra cerró una alianza con el Bloc para ir juntos a las elecciones. Los militantes nacionalistas eran mayoría en la UTE, pero cedieron ante el hiperliderazgo que Oltra representaba.
A este tutifruti de partidos también se incorporaron Los Verdes e independientes, con el hoy alcalde Joan Ribó como máxima referencia, pero su peso e influencia en las grandes decisiones es testimonial.
Oltra, que no aguanta que la llamen nacionalista y ha sido muy crítica con los independentistas catalanes, gestionó eficazmente las dos almas de Compromís, una claramente catalanista. Oltra reivindicaba un valencianismo progresista en un momento en el que Valencia se había quedado sin partidos regionalistas tras absorber el PP a Unión Valenciana.
En 2015, su candidatura funcionó y, por primera vez, llevó a los nacionalistas a un éxito sin precedentes: ella fue clave para que Compromís abriera las puertas del Gobierno autonómico y del Congreso, con Baldoví, con el que hizo tándem, como estandarte.
La fórmula del éxito de Compromís era presentar un proyecto transversal e innovador. La convivencia de la UTE era a veces difícil, pero la coalición era percibida por la ciudadanía como un único partido que no dependía de las decisiones que se toman en Madrid.
La Oltra de aquellos años era sarcástica y divertida. Era la líder de las camisetas de denuncia, ariete de la corrupción. La mujer que despertaba simpatías en la izquierda y la derecha. La dirigente de un partido pequeño que caminaba entre elefantes y doblegaba a los grandes. Hasta que en 2017 la denuncia de una menor tutelada contra su entonces marido lo cambió todo.
Gestión y pactos
La educación ha sido una de las parcelas de gestión más representativa de los nacionalistas de Compromís, todo un símbolo. Suyas han sido las políticas educativas que han extendido la imposición del valenciano en las aulas, incluso en territorios castellanohablantes, tumbadas en varias ocasiones por los tribunales.
Educación también ha sido una de las principales fuentes de financiación pública de las entidades catalanistas que operan en la Comunidad Valenciana.
El pasado 25 de abril, el exconseller de Educación y uno de los líderes emergentes en Compromís, Vicent Marzà, participó junto al expresident de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, en una manifestación de exaltación nacionalista en Castellón.
La política de pactos con otros partidos también ha afectado a la relación entre los socios. Oltra fue una fiel defensora del acuerdo con Podemos e IU en las generales de 2016, pero los nacionalistas lo rechazaron, con el argumento de no subordinarse a partidos estatales.
Para evitar nuevas tensiones, Enric Morera apostó en 2020 por crear una federación que consolidara la marca. Pretendía exportar a Valencia la fórmula de CiU, con listas en la que todas las sensibilidades se vieran reflejadas, pero el modelo no gustó a Oltra y no hubo más debate.
Ahora queda muy poco de aquel Compromís que logró los éxitos de 2015. La coalición ha implosionado a siete meses de las elecciones, complicando la reelección del socialista Ximo Puig.
El esperpento llegó a su máxima expresión el pasado miércoles con el tradicional traspaso de carteras entre consejeras. Mireia Mollà plantó a su sucesora, la exdiputada en IU Isaura Navarro. La nueva titular de Agricultura obvió el legado de su compañera, tuvo palabras de cariño para Oltra y cargó contra ella: "Deja clara su actitud".
Ahora, Baldoví, del sector nacionalista, es el mejor situado para recoger el testigo, pero los de Oltra no cederán de primeras. La guerra está servida porque muchos en Més Compromís opinan que se ha dado demasiado protagonismo a un partido como Iniciativa, que tiene menor estructura y menos militantes.