Su origen es lejano, pero lleva unos años sonando con mayor ruido. La vigencia del término 'botifler' se demuestra en las manifestaciones que tienen lugar en Cataluña desde 2016, en la marisma de insultos y opiniones de redes sociales hacia ciertos dirigentes o en declaraciones recientes de algunos rostros importantes de diferentes partidos políticos.
El último ha sido Emiliano García-Page, presidente socialista de Castilla-La Mancha. "Aquí alguien va a terminar siendo un 'botifler', o uno u otro, esta es la realidad. O para una parte de España o para el conjunto", ha señalado este viernes en un acto de Ciudad Real. Page, de hecho, ha asegurado, en este sentido, que "lo que no se puede es humillar al país, porque de ahí vendrán enfermedades distintas", al tiempo que ha asegurado que Puigdemont "tiene la intención de humillar al Estado todo lo que pueda".
La palabra, según la ha verbalizado, se considera una ofensa, algo así como llamar "traidor" a alguien, porque se utilizaba entre independentistas contra los partidarios de Felipe V durante la Guerra de Sucesión Española, los felipistas o borbónicos (y, por tanto, próximos a la Corona y a España).
'Botifler' se suele usar como insulto o como apelativo, pero lo curioso es que la etimología no está clara. Hay dos versiones, dos teorías. Una es que tiene una procedencia "culta", con influencia francesa. Otra apunta a una invención popular autóctona. En cualquier caso, se estima que fue durante la Guerra de Sucesión española (1701-1715) cuando surgió. Se instauró entonces la dinastía Borbón frente a los Austrias, bando éste último al que defendía Cataluña y la Corona de Aragón. A este otro bando se le denominaba con palabras como aguillots (aguiluchos), vigatans o maulets.
Según el registro de algunos filólogos, la rama culta se remonta al sintagma francés beauté fleur (que significa "la bella flor"), en alusión a la flor de lis del escudo de armas de la Casa de Borbón. El paso de beauté fleur a botifler fue una castellanización, parecida a la otra versión, en este mismo hilo: versaría, en este caso, en la adaptación del apellido del mariscal Louis François de Boufflers (1644-1711). Así está documentado a principios del XVIII en algunos textos.
Otra de las opciones es que el término proviene del catalán bot unflat o inflat, en referencia a una persona rellena, físico más propio de los ricos, en contraposición a la mayoría de población pobre y desnutrida de los siglos XVII y XVIII. Aparecería así en algunos documentos catalanes del siglo XVIII.
Tiene de siempre un sentido peyorativo, en cualquier caso. "De gabacho", según explicaba Emili Casanova, catedrático de Filología Catalana de la Universitat de València, al diario El País. Su uso, decía el experto, se remonta a la Guerra de Sucesión. En Cataluña, resurge con mucha fuerza y se extiende en la Renaixença, el movimiento cultural de reivindicación de la literatura y la lengua catalana de mediados del XIX, añadía.
Lo seguro es que define a quienes estaban en contra de Felipe V durante la Guerra de Sucesión (1701-1715), frente a los "austriacistas", seguidores de la Casa de Austria, que recibían, entre otros, el mote de maulets. Como ya se mencionaba, la mayor parte de esta Corona de Aragón se había decantado por el archiduque Carlos, más respetuoso -en principio- con la organización federalista de los territorios.
Dichos "traidores" de la patria catalana, como se usa ahora, se vieron favorecidos por la victoria del bando borbónico. Esta familia promulgó los Decretos de Nueva Planta, que abolieron las leyes e instituciones propias de los reinos de Valencia y Aragón (1707), del Reino de Mallorca (1715) y del Principado de Cataluña (1716). Apoyarles, por tanto, era unirse a la unidad y perder privilegios como autonomía. Ahora se les llama así tanto a líderes de partidos contrarios al 'procès' como a miembros activos que hayan rebajado sus expectativas.