El auge de la marihuana y la caída del hachís lleva a los narcos marroquíes a traficar con la migración
Los narcos llevan el producto ahora a países como Egipto, Turquía o Rusia, mientras a España transportan migrantes en sus lanchas rápidas.
17 septiembre, 2023 03:00El hachís está viviendo horas bajas en Europa, donde se prefiere la marihuana. La falta de demanda ha hecho descender el precio final del kilo de resina que llegaba desde Marruecos a España, y ha provocado que los traficantes se abran a otros mercados.
Ahora, los narcos llevan el producto a otros países, como Brasil, Mali, Libia, Egipto, Turquía y Rusia. Mientras que a España, transportan a personas migrantes empleando las mismas narcolanchas con las que antes introducían el cannabis en Europa.
De esta manera, los narcos con más potencial y una estructura potente se han trasladado fuera de la Unión Europea, mientras los que se han quedado trabajando entre Marruecos y España han optado por la migración, que paga por adelantado 10.000 euros por pasajero y no necesita de intermediarios.
El goteo de salidas de marroquíes del litoral del Rif ha quedado en evidencia este verano con la llegada a Andalucía de zódiacs empleadas por el narco, cada una con hasta 70 marroquíes a bordo. Un ejemplo de este cambio de tendencia se vivió en Almería. En apenas 48 horas 12 lanchas rápidas desembarcaron en las playas de la localidad de Adra.
"Ha aumentado la cantidad cosechada y las preferencias en Europa han cambiado. Se inclinan por la marihuana frente al hachís. Además, están las granjas que lo cultivan en Europa. Tiene menos calidad, pero hay más cantidad, por lo que pueden competir", explica una persona conocedora del negocio en Nador.
Cada fardo contiene 30 kilos y una lancha puede transportar alrededor de un centenar de fardos. A veces hasta 3 toneladas de esta sustancia. En la venta en España, el mejor precio alcanza los 2.400 euros el kilo, pero al financiar todos los costes intermedios, que también se han encarecido, el beneficio final ronda los 800 euros por kilo.
Desde el agricultor al cliente
El primer paso es comprar el hachís en las montañas del Rif, en Marruecos. Existen distintas calidades y, por lo tanto, diferentes precios, que oscilan desde el mejor a 1.200 euros el kilo, según la temporada, hasta los últimos residuos, que valen entre 200 y 400 euros.
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El propio agricultor lo empaqueta en fardos de 30 y 40 kilos. Contratan a transportistas para bajarlos de la montaña por de 50 a 70 euros. Supuestamente, según aseguran los transportistas y los agricultores, tienen que pagar en los controles que se puedan encontrar por la carretera. Finalmente, depositan la droga en unas casas cercanas a la costa, desde donde salen las embarcaciones uno o dos días después.
El precio del transporte marítimo se paga también por kilo. Ha pasado de 200 euros hasta 350. Algunos presupuestos incluyen la guardería, donde se almacena la droga una vez llega a España. Además, los narcotraficantes pagan por su seguridad a contactos en la península que trabajan con ellos y que a su vez tienen que entregar dinero al personal con el que colaboran.
Por último, mantener la mercancía en España hasta que acudan los compradores se abona por día. Esos clientes, hasta ahora europeos, pagan como máximo 2.400 euros por el kilo de la mejor cosecha. Como con cualquier producto, cuantos más kilos adquiera el cliente, más barato le sale.
Como la demanda de Europa ha caído, trabajan con otros países como Brasil, que paga 8.000 euros por el kilo. A pesar de los gastos de transporte hasta allí, el beneficio es de la mitad de la cantidad, alrededor de 4.000 euros, frente a los 700 que sacan los narcos que venden en España. Otro caso, por ejemplo, es Libia, donde pagan 3.000 euros por el kilo.
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El 'efecto Paso del Estrecho'
Igualmente, las fuentes consultadas señalan que otro factor que ha hecho a que descienda el precio final del hachís es la Operación Paso del Estrecho (OPE). "En esos barcos sale droga de Marruecos, por eso está cayendo el precio", desvela una autoridad de la región de Nador a EL ESPAÑOL.
"El Estado marroquí llamó a sus narcotraficantes a trabajar para gente gorda de Rabat. Los servicios han visto que hay una crisis social en Marruecos, mucho paro y pobreza, y hay que evitar que se subleven", detalla la misma fuente.
Las redes del narcotráfico están instaladas en las playas de Charrana, Bouyafar, Beni Chiker, y la Bocana en Beni Ensar; pero están dirigidas por marroquíes residentes en Europa. "Reclutan a la gente en la ciudad de Nador cerca de los gimnasios, a los políticos y a personas que tienen cafés de cachimba", detalla la fuente regional.
Lo cierto es que todas las playas de la costa norte del país vecino están muy vigiladas. Desde Saidia, frontera con Argelia y a unos kilómetros de Melilla, hasta Tetuán, localidad aledaña a Ceuta, cada medio kilómetro se divisan puestos de la marina real o de las fuerzas auxiliares.
"Nadie se mueve sin la autorización de las fuerzas de seguridad", coinciden en señalar autoridad y la fuente conocedora del narcotráfico en el país magrebí. Incluso, el primero mantiene que "se paga hasta el radar del monte Gurugú que controla la vía aérea y marítima".
De tal manera que denuncian que en este tipo de transacciones "está implicada la autoridad local, el ejército, las fuerzas auxiliares, la marina, la gendarmería y la policía judicial de la provincia de Nador".