Argelia ha agrandado la crisis abierta con España desde el mes de marzo, cuando el presidente Pedro Sánchez apoyó el Plan de Autonomía marroquí como la solución “más seria, creíble y realista” en el conflicto del Sáhara Occidental.
Este miércoles, horas después de que Argel comunicase la suspensión del tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, la Asociación Profesional de Bancos y Establecimientos Financieros del país anunciaba la congelación de las transacciones bancarias que hacen posible el comercio con España. La medida, que detiene las importaciones y exportaciones entre ambos países, entra en vigor ya este jueves.
A falta de que las autoridades argelinas concreten el alcance de la medida, dado que la circular de sus bancos habla en general y no señala excepción alguna, la paralización podría alcanzar al gas.
Desde Argel, fuentes diplomáticas españolas explican a este periódico que el Acuerdo de Asociación de Argelia con la Unión Europea le impide tomar este tipo de decisiones. “Esos acuerdos no se pueden romper de manera unilateral, atendiendo a la legalidad internacional”, insisten. Enfrente, fuentes argelinas afirman que estamos ante un asunto que afecta a su soberanía nacional.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, aseguró antes de que se conociese la determinación de Argelia de congelar el comercio con España, que el Gobierno argelino había dado "garantías al máximo nivel" y que es un suministrador "fiable" de gas.
En un comunicado de Presidencia del Gobierno, Argelia justificaba ayer la suspensión del Tratado de Amistad porque entiende que el apoyo del Gobierno de Sánchez a Marruecos en el Sáhara “viola sus obligaciones legales, morales y políticas” y porque considera a España “su potencia administradora, hasta que la descolonización sea declarada consumada por la ONU”.
Este tratado es un documento firmado el 8 de octubre de 2002 entre España y Argelia, que regula la base de sus relaciones bilaterales y sobre el que se organizan asuntos importantes rubricados posteriormente como el control del flujo migratorio irregular, el tráfico de drogas y el terrorismo.
En crisis desde marzo
En todo caso, es fundamental la parte comercial, en un momento de aumento del número de empresas españolas en el país magrebí, y sobre todo en lo referente al gas. La compañía Naturgy mantiene un contrato con la compañía nacional de hidrocarburos, Sonatrach, por el que se distribuye el gas que España recibe por el gasoducto Medgaz y en buques metaneros desde que el Gobierno argelino cerró el gasoducto que pasaba por Marruecos en octubre de 2021.
En realidad, las consecuencias del enfado de Argelia con el Ejecutivo español, que no con el pueblo español, según declaró el presidente Abdelmadjid Tebboune en una entrevista con periodistas argelinos, las está padeciendo España desde marzo.
El Gobierno argelino ya ha limitado la importación de productos españoles, sobre todo de ganado vacuno, sujeto a un certificado sanitario que no renueva. También ha dejado contenedores en las aduanas. Igualmente, ha suspendido los vuelos regulares de pasajeros con ciudades españolas.
Aunque España compra sobre todo gas argelino, exporta muchos productos manufactureros y alimentarios a Argelia, donde las empresas españolas obtuvieron importantes contratos públicos en esta década.
En 2020, Argelia importó de España 2.100 millones de dólares frente a los 2.900 millones de 2019, un descenso de casi el 21% debido a la crisis económica mundial provocada por Covid-19. Al mismo tiempo, las exportaciones argelinas a España cayeron un 40%, pasando de casi 4.000 millones de dólares en 2019 a 2.300 millones en 2020, según datos de la Aduana argelina recogidos por el digital TSA.
El distanciamiento de Argelia puede afectar también a los acuerdos españoles de cooperación internacional en el país, donde están además los campamentos de refugiados saharauis.
La prensa cercana al poder en Marruecos, el digital Le360, asegura que el discurso de más de una hora del presidente Sánchez del miércoles en el Congreso fue "escalofriante para el régimen argelino (...) no dejándole otra opción que jugar una de sus últimas cartas: suspender toda cooperación entre Argel y Madrid".
Asimismo, incide en "la total indiferencia mostrada por Pedro Sánchez hacia la crisis surgida el pasado mes de marzo con Argelia, que nunca fue mencionada en su discurso, lo que parece haber enfurecido [a las autoridades argelinas]".
Negociaciones con Rabat
La ruptura del Acuerdo de Amistad y de las relaciones comerciales significa un paso más en la escalada de la crisis, que comenzó el 18 de marzo, cuando el rey Mohamed VI anunció que había recibido una carta del presidente Sánchez cuatro días antes, donde apoyaba el plan de autonomía marroquí. Entonces, Argel ya retiró a su embajador de Madrid, Said Moussi. No reanudó los vuelos comerciales con las ciudades españolas e impidió el pasó de productos españoles en sus puertos.
A cambio, Sánchez fue recibido por Mohamed VI en su palacio de Rabat el 7 de abril, donde suscribieron una nueva hoja de ruta. Desde entonces, España ha ido retomando las relaciones anteriores a la pandemia, pero con las nuevas condiciones de Marruecos, y por el camino quedó el despido de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, a quien se señaló como responsable de acoger al secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali.
Tras superar la crisis bilateral, se han reanudado las conexiones aéreas entre ambos países: este año sí se organiza la Operación Paso del Estrecho no solo con Francia e Italia, sino también con España, y se han abierto los pasos terrestres con las ciudades de Ceuta y Melilla, aunque todavía está por determinar si habrá aduana comercial, algo por lo que lucha España. Pero los avances son lentos y Rabat da la sensación de no tener prisa por desarrollar esta nueva etapa. Esos premiosos avances y el portazo de Argelia acorralan a Sánchez en el Magreb.
Precisamente, al no alcanzar un acuedo por el momento, este mes de junio España y Marruecos celebran varias reuniones en ambos países para establecer un calendario para normalizar las fronteras y el espacio aéreo. También para delimitar las aguas jurisdiccionales que se solapan con las de las Islas Canarias, y que Marruecos amplió en dos leyes aprobadas en el parlamento y rubricadas por el rey Mohamed VI en marzo del año pasado.