Cuando Pablo Casado convocó a Cayetana Álvarez de Toledo en su despacho a una reunión el lunes por la mañana quería, simplemente, mantener una charla larga y reposada, según ha conocido EL ESPAÑOL del entorno más próximo al líder del PP. En su ánimo no estaba destituirla. Empezó, incluso, a compartir con ella los planes que tenía en mente para septiembre.
La cita se produjo en la sede nacional del partido, un día después de publicarse la entrevista que la portavoz parlamentaria ofreció a El País y que pactó ella misma, sin consultarlo siquiera con su jefa de prensa.
Casado quería reprocharle alguna de sus actitudes, pero transmitirle, sobre todo, que Génova y el Grupo Parlamentario Popular debían actuar de forma coordinada, no como si fueran "Gobierno y oposición". La destitución, sin embargo, no estuvo encima de la mesa hasta el momento en el que la propia Cayetana Álvarez de Toledo se declaró "incompatible" con la forma de hacer política del presidente de su partido.
A Casado le había sentado especialmente mal que la portavoz del grupo parlamentario se saltara a la torera la posición del PP en relación a la figura del Rey Emérito, una postura firme que había marcado él personalmente a través de una entrevista que concedió única y exclusivamente para hablar de la Corona.
La consigna era apoyar sin fisuras la Monarquía parlamentaria y reivindicar el legado de Juan Carlos. Cayetana, sin embargo, consideró un "error" que el anterior Jefe del Estado se hubiera marchado de España, y aseguró que eso perjudicaba a Felipe VI. Casado le afeó, sobre todo, que implicara al Rey. "No puedes criticar a la Monarquía cuando está cayendo la que está cayendo", le llegó a decir.
No ir por libre
El líder del PP intentó que Álvarez de Toledo entendiera que la portavoz parlamentaria de un partido que aspira a recuperar el Gobierno no puede ir por libre en temas tan delicados como la salida de España del Rey Emérito.
También le reprochó que insistiera, cada vez que le preguntan, en la idea de crear un gobierno de concentración PSOE-PP, algo que ha sido totalmente descartado por la dirección nacional del partido. "No puedes seguir pidiendo que yo sea el vicepresidente de Sánchez", añadió.
Cayetana escuchaba al presidente de su partido, pero en ningún momento aceptó las críticas ni se comprometió a dejar de ejercer su libertad para aceptar la línea marcada desde Génova. A pesar de ello, Casado trató de llevarla a su terreno y hacerle entender que a partir de septiembre debía comenzar una nueva etapa en la que primara la coordinación entre el grupo parlamentario y el partido.
Casado le habló claro y le expuso también que no compartía algunas de las batallas que se empeñaba en dar. En ese punto, le dijo que no estuvo de acuerdo con que llamara terrorista al padre de Pablo Iglesias el día que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, estaba acorralado en el Congreso por el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos. El titular de la jornada se lo llevó Cayetana y dio un balón de oxígeno al ministro.
Por esa razón, Casado le negó que el partido vaya a sufragar "los 150.000 euros que puede costar un recurso de inconstitucionalidad, cuando estamos sin dinero y hemos tenido que prescindir de muchos asesores por el recorte en las cuentas".
Le pidió que intentara entenderse con el secretario general, Teodoro García Egea, la animó a que ambos se esforzaran en aparcar sus diferencias y trabajar juntos para ensanchar el proyecto. Ahí fue cuando Cayetana Álvarez de Toledo le dejó claro que no estaba por la labor: "Mi manera de entender la libertad es incompatible con tu sentido de la autoridad". En su declaración pública, ella lo vendió completamente al revés, como que era Casado quien creía que su concepción de la libertad era incompatible con su autoridad como presidente.
Solución en dos horas
Tras mostrarse completamente en contra de acatar cualquier disciplina de partido impuesta por la dirección nacional, Casado se vio obligado a cesarla. Antes, le ofreció dar la batalla "de las ideas" desde la Fundación que lidera Adolfo Suárez Illana.
Desde el entorno de Casado aseguran que la decisión de destituir a Álvarez de Toledo fue tan improvisada que "se tuvo que buscar la solución de cuatro a seis de la tarde". El PP envió un comunicado a las 18.07 del lunes, en el que anunciaba este cambio y dos más de gran calado. Este jueves, se celebra la Junta Directiva Nacional en la que se ratificarán los nuevos nombramientos. La convocatoria se cerró de una manera tan veloz, que algunos miembros comunicaron su imposibilidad de llegar a Madrid en 48 horas. Génova ha abierto la opción de que quien lo considere oportuno se sume a la reunión de manera telemática.
Cuca Gamarra sustituiría a la portavoz parlamentaria y la expresidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, ocuparía la Vicesecretaría de Política Social que dejaba libre la riojana. Para el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se creaba el puesto de portavoz nacional del PP.
Pese a las diferencias manifestadas en la reunión entre Casado y Álvarez de Toledo y la ruptura final, el tono de la conversación fue en todo momento "cordial" y "amable", según detalló después el presidente del PP a su entorno.
Pero de la misma forma, el líder del PP confesó que no salió de su asombro cuando escuchó por la tarde las explicaciones de su ya exportavoz ante las puertas del Congreso. "Nadie había desvelado nunca una conversación privada que en muchos puntos manipuló", aseguró a su círculo más próximo.
En su exposición pública, la diputada por Barcelona defendió que "un partido político no es una secta en la que todo el mundo piensa igual", insistió en que no le gusta la fórmula de repetir consignas y subrayó que los diputados son personas "con voz propia", incompatible con la disciplina y la voz común.
No a los PGE
"Cayetana se representaba a sí misma y se olvidaba de que era la portavoz de un grupo parlamentario formado por 89 diputados", se lamentan fuentes cercanas a la dirección nacional, todavía en shock por "las formas" de irse de Cayetana.
En su exposición pública, la defenestrada portavoz también insinuó que su salida se justifica por un acercamiento del PP al Gobierno de Sánchez en dos temas: la renovación del Poder Judicial y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Desde la dirección nacional cortan de raíz estas especulaciones: "No va a haber negociación con Sánchez".
Álvarez de Toledo lamentó la destitución del jefe de la asesoría jurídica del grupo en el Congreso y una de las personas de su máxima confianza, Gabriel Elorriaga, y calificó como "invasión de competencias" de Génova que le impusieran a su sustituto.
"Ningún portavoz ha tenido nunca menos autonomía que yo", se quejó. Desde la dirección nacional del partido replican que "siempre ha sido Génova quien ha decidido la persona que ocupa el puesto de la asesoría jurídica". Cayetana Álvarez de Toledo todavía no ha desvelado si continuará con el escaño o abandonará el Congreso.
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